El entonces periodista de Newsweek Joseph Contreras y Fernando Garavito (q. e. p. d.) cuentan en su Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez que cuando Iván Duque padre era gobernador de Antioquia acusó, ante el presidente Julio César Turbay, a Álvaro Uribe Vélez, entonces director de la Aeronáutica, de concederle una licencia a un reconocido narcotraficante.
Afirman los autores:
“En el año de 1981, siendo director de (la) Aeronáutica Civil, Álvaro Uribe Vélez (…) le otorgó una licencia a Jaime Cardona (quien tenía antecedentes por narcotráfico desde 1977 y era considerado el segundo de la organización de Medellín), con el fin de que trabajara la ruta aérea Medellín-Turbo. Cuando Iván Duque Escobar (…) se enteró de la autorización, puso el grito en el cielo. Como no conocía al funcionario (…), preguntó quién era.
—Es —le contestó uno de sus asesores— uno de los hijos de don Alberto Uribe Sierra.
—¿Y qué méritos tiene para que lo hayan nombrado?
—Bueno —dijo el asesor—, es joven, tiene 29 años, y su padre ha sido siempre un liberal de raca mandaca.
—Nada de eso tiene importancia —tronó el gobernador—. A mí lo que me interesa es que sepa quién es Jaime Cardona.
El asesor no supo qué contestar. En su fuero interno pensó que en Antioquia todo el mundo sabía quién era Jaime Cardona, un empresario vinculado estrechamente a la mafia. Poco después fue condenado por el delito de narcotráfico, y más tarde murió en un accidente aéreo, cuando su avión particular despegaba de la pista que había construido en su hacienda. Duque (…) pidió que lo llamaran.
—Director —le dijo (…)—, me he enterado de la licencia que usted le otorgó a Jaime Cardona. Quiero decirle, en caso de que no esté enterado, que se trata de un empresario vinculado a la mafia.
Al otro lado de la línea, el gobernador oyó un silencio espeso. Y luego, cuando esperaba alguna reacción positiva, escuchó estupefacto que el hasta entonces desconocido hijo de don Alberto sostenía con voz fría y serena que el gobernador estaba mal informado y que el señor Cardona era un hombre de bien.
Colgaron. De inmediato, el gobernador pidió que lo comunicaran con la secretaria privada del presidente Turbay Ayala, donde solicitó una cita (...).
Mientras el presidente lo recibía, Duque Escobar se dedicó a averiguar qué otras medidas había tomado Aerocivil en los últimos meses. Supo entonces que había otorgado licencias para la construcción de aeropuertos en los municipios de Frontino, Amalfi y Urrao, y en la hacienda El 90, en Caucasia, propiedad, otra vez, de Jaime Cardona. Con esos datos (…) viajó a Bogotá. En el despacho del presidente, hizo un relato pormenorizado de las disposiciones. Para no comprometerse le dio el beneficio de la duda:
—Es posible que por su juventud no sepa quiénes son las personas que están detrás de esos negocios.
Pero Turbay, un viejo zorro político fogueado en muchas plazas, se tomó la cabeza a dos manos y (…) dijo (…):
—¡Válgame Dios, mi madre!
El gobernador salió convencido de que el asunto se resolvería en pocos días. Pero estaba equivocado. Aunque las licencias fueron derogadas, los archivos aparecieron misteriosamente borrados y el funcionario siguió en su puesto hasta el 7 de agosto de 1982, cuando el presidente terminó su período. Poco después, sobre la polémica actividad que él adelantó en Aerocivil, cayó el tenue manto del olvido”.
P.D.: Iván Duque, ¿esa historia es cierta? Y si lo es, ¿va Ud. a imitar a su padre o va a ser el títere de Álvaro Uribe?
www.patricialarasalive.com, @patricialarasa
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Afirman los autores:
“En el año de 1981, siendo director de (la) Aeronáutica Civil, Álvaro Uribe Vélez (…) le otorgó una licencia a Jaime Cardona (quien tenía antecedentes por narcotráfico desde 1977 y era considerado el segundo de la organización de Medellín), con el fin de que trabajara la ruta aérea Medellín-Turbo. Cuando Iván Duque Escobar (…) se enteró de la autorización, puso el grito en el cielo. Como no conocía al funcionario (…), preguntó quién era.
—Es —le contestó uno de sus asesores— uno de los hijos de don Alberto Uribe Sierra.
—¿Y qué méritos tiene para que lo hayan nombrado?
—Bueno —dijo el asesor—, es joven, tiene 29 años, y su padre ha sido siempre un liberal de raca mandaca.
—Nada de eso tiene importancia —tronó el gobernador—. A mí lo que me interesa es que sepa quién es Jaime Cardona.
El asesor no supo qué contestar. En su fuero interno pensó que en Antioquia todo el mundo sabía quién era Jaime Cardona, un empresario vinculado estrechamente a la mafia. Poco después fue condenado por el delito de narcotráfico, y más tarde murió en un accidente aéreo, cuando su avión particular despegaba de la pista que había construido en su hacienda. Duque (…) pidió que lo llamaran.
—Director —le dijo (…)—, me he enterado de la licencia que usted le otorgó a Jaime Cardona. Quiero decirle, en caso de que no esté enterado, que se trata de un empresario vinculado a la mafia.
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Colgaron. De inmediato, el gobernador pidió que lo comunicaran con la secretaria privada del presidente Turbay Ayala, donde solicitó una cita (...).
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—Es posible que por su juventud no sepa quiénes son las personas que están detrás de esos negocios.
Pero Turbay, un viejo zorro político fogueado en muchas plazas, se tomó la cabeza a dos manos y (…) dijo (…):
—¡Válgame Dios, mi madre!
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