Mariana Garcés, ministra de Cultura durante los ocho años del gobierno anterior, compartió un texto que parece un alarido de angustia en el chat de Defendamos la Paz, ese movimiento convertido en el gran motor político de Colombia, porque reúne y coordina a líderes sociales, periodistas, trabajadores de la cultura, empresarios y miembros de todos los partidos, con excepción de los enemigos del Acuerdo de Paz, y que van desde representantes de la oposición, incluidos militantes del partido FARC, hasta parlamentarios y políticos de los partidos Liberal, de la U y Cambio Radical.
Mariana mandó el escrito después del asesinato, en Tumaco, de Lucy Villarreal, una joven madre y líder social y cultural que promovía el Carnaval de Blancos y Negros y, en vísperas de Navidad, fue acribillada al salir de dictar un taller para niños; y del asesinato, cerca a Santa Marta, de la pareja de ambientalistas Nathalia Jiménez y Rodrigo Monsalve, quienes pasaban su luna de miel.
Con autorización de su autora y del escritor Ethan Frank, con quien Mariana intercambia esas ideas, reproduzco ese texto que pone el dedo en la llaga, puede hacernos despertar y, de pronto, logre el milagro de que el presidente escuche y se ponga del lado de la gente.
A continuación, el escrito:
“Asesinados un antropólogo, una ecologista y una artista escénica experta en educación popular. Tengo miedo, en Colombia se persigue a la diversidad, a la diferencia y ahora al conocimiento. En este momento, todos estamos en riesgo. Los asesinos han puesto la mira en aquellos que trabajan en pro de las comunidades, del entendimiento de los territorios y la felicidad de las poblaciones. El odio por el que «sabe, conoce o estudia» lo he vivido en los más diversos entornos, ámbitos y momentos, pero siempre se expresó con dinámicas de exclusión o segregación. Pero ahora alcanza límites de eliminación directa. La brutalidad se ha enardecido y los bestiales han empezado su versión de la limpia. Estamos ante ese momento que muchos temíamos: el de la conversión de la ignorancia no solo en una obligación, sino en un valor. Siento miedo, por cada uno de nosotros, por cada uno de ustedes, que han creído que se puede hacer vida lejos de los esquemas y las propuestas de las mafias. Siento miedo por la vida de todos los que lograron localizarse en perspectivas que hacen posible imaginar un futuro de dignidad y libertad. El odio y la desconfianza por el saber ha tomado casi todos los escenarios en los que la idea de la legitimidad se hace concreta, el brutismo se impone cual poética, ya no es posible distinguir entre indiferencia y pánico. Nos inocularon sus formas traquetas hasta el tuétano, celebramos con sus músicas, nuestro avituallamiento lo dispusieron ellos, las viandas son las que sus caprichos proveyeron.
“Quieren que dejemos de saber, nos obligan a la ignorancia de nuestros propios muertos, de nuestras tragedias. Hemos pasado del desalojo a la sujeción.
“Demasiada tristeza… ¿Qué razón puede existir para quitarle la vida a la pareja de recién casados? ¿A los líderes? ¿A los desmovilizados? Una sociedad muy enferma es esta.
“Y un Gobierno que no oye. Que se remite a decir que la economía va bien. Y que le importa muy poco la gente... Si a esos jóvenes los matan como los mataron, todos estamos en riesgo solo por el hecho de existir. Las lógicas son otras y no tenemos quién nos defienda. El Estado no existe porque no está del lado de la gente”.
¿Escuchó, presidente Duque?
www.patricialarasalive.com, @patricialarasa
Mariana Garcés, ministra de Cultura durante los ocho años del gobierno anterior, compartió un texto que parece un alarido de angustia en el chat de Defendamos la Paz, ese movimiento convertido en el gran motor político de Colombia, porque reúne y coordina a líderes sociales, periodistas, trabajadores de la cultura, empresarios y miembros de todos los partidos, con excepción de los enemigos del Acuerdo de Paz, y que van desde representantes de la oposición, incluidos militantes del partido FARC, hasta parlamentarios y políticos de los partidos Liberal, de la U y Cambio Radical.
Mariana mandó el escrito después del asesinato, en Tumaco, de Lucy Villarreal, una joven madre y líder social y cultural que promovía el Carnaval de Blancos y Negros y, en vísperas de Navidad, fue acribillada al salir de dictar un taller para niños; y del asesinato, cerca a Santa Marta, de la pareja de ambientalistas Nathalia Jiménez y Rodrigo Monsalve, quienes pasaban su luna de miel.
Con autorización de su autora y del escritor Ethan Frank, con quien Mariana intercambia esas ideas, reproduzco ese texto que pone el dedo en la llaga, puede hacernos despertar y, de pronto, logre el milagro de que el presidente escuche y se ponga del lado de la gente.
A continuación, el escrito:
“Asesinados un antropólogo, una ecologista y una artista escénica experta en educación popular. Tengo miedo, en Colombia se persigue a la diversidad, a la diferencia y ahora al conocimiento. En este momento, todos estamos en riesgo. Los asesinos han puesto la mira en aquellos que trabajan en pro de las comunidades, del entendimiento de los territorios y la felicidad de las poblaciones. El odio por el que «sabe, conoce o estudia» lo he vivido en los más diversos entornos, ámbitos y momentos, pero siempre se expresó con dinámicas de exclusión o segregación. Pero ahora alcanza límites de eliminación directa. La brutalidad se ha enardecido y los bestiales han empezado su versión de la limpia. Estamos ante ese momento que muchos temíamos: el de la conversión de la ignorancia no solo en una obligación, sino en un valor. Siento miedo, por cada uno de nosotros, por cada uno de ustedes, que han creído que se puede hacer vida lejos de los esquemas y las propuestas de las mafias. Siento miedo por la vida de todos los que lograron localizarse en perspectivas que hacen posible imaginar un futuro de dignidad y libertad. El odio y la desconfianza por el saber ha tomado casi todos los escenarios en los que la idea de la legitimidad se hace concreta, el brutismo se impone cual poética, ya no es posible distinguir entre indiferencia y pánico. Nos inocularon sus formas traquetas hasta el tuétano, celebramos con sus músicas, nuestro avituallamiento lo dispusieron ellos, las viandas son las que sus caprichos proveyeron.
“Quieren que dejemos de saber, nos obligan a la ignorancia de nuestros propios muertos, de nuestras tragedias. Hemos pasado del desalojo a la sujeción.
“Demasiada tristeza… ¿Qué razón puede existir para quitarle la vida a la pareja de recién casados? ¿A los líderes? ¿A los desmovilizados? Una sociedad muy enferma es esta.
“Y un Gobierno que no oye. Que se remite a decir que la economía va bien. Y que le importa muy poco la gente... Si a esos jóvenes los matan como los mataron, todos estamos en riesgo solo por el hecho de existir. Las lógicas son otras y no tenemos quién nos defienda. El Estado no existe porque no está del lado de la gente”.
¿Escuchó, presidente Duque?
www.patricialarasalive.com, @patricialarasa