Que la aventura de ternar a Gregorio Eljach (GE) al cargo de procurador se haya concretado en un aquelarre en la Casa de Nariño, presidido por Petro y al que asistieron uno que otro ministro, el contralor general, el jefe del conservatismo, el descabezado abogado del presidente Héctor Carvajal, y otros especímenes de la guardia pretoriana del mandatario, simplemente confirma el deterioro ético que enfrentamos.
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Que la aventura de ternar a Gregorio Eljach (GE) al cargo de procurador se haya concretado en un aquelarre en la Casa de Nariño, presidido por Petro y al que asistieron uno que otro ministro, el contralor general, el jefe del conservatismo, el descabezado abogado del presidente Héctor Carvajal, y otros especímenes de la guardia pretoriana del mandatario, simplemente confirma el deterioro ético que enfrentamos.
Lo que el país no sabe es que esa postulación no fue una decisión azarosa ni de última hora, sino un libreto cuidadosamente montado por los jerarcas de la corruptela desde hace varios meses. Este columnista ha establecido que a GE lo mandaron a probar suerte en la Corte Suprema de Justicia, para que si esta lo ternaba fuera ella quien corriera con el lastre de haberlo propuesto y no el Gobierno. Empero, cuando la Corte no sucumbió a los artificios, el plan se ejecutó a la perfección ternando al deseado por ese poderoso y siniestro grupo en la sombra que sabía que no podían desaprovechar la oportunidad de apoderarse de la Procuraduría con su botín burocrático y poder disciplinario. GE les cayó como anillo al dedo.
Varios magistrados de la Corte Suprema de Justicia no han olvidado las tajantes advertencias que le oyeron a GE de que no se dejaría ternar del Gobierno petrista que no comparte, lo que fatalmente terminó ocurriendo. Esa sola razón bastaría para que no fuese nombrado, porque con este detalle ya se sabe la catadura del flamante procurador virtual que dice una cosa y hace lo contrario, porque hay que cumplirle a las ambiciones y clientela politiqueras. Así como militó de uribista, hoy marcha bajo las trompetas del petrismo y le faltan varias volteretas.
Es igualmente vergonzoso ver cómo la mayoría de los partidos políticos, sin haber oído en audiencia a los tres candidatos, ya optaron por apoyar a GE para que en su nombre se convierta en procurador. Si al menos se hubieran guiado por las entrevistas de siete minutos que cada uno tuvo en la Corte Suprema, habrían podido comprobar cómo GE, habilitado de historiador y académico, no pudo hilvanar un solo argumento que lo mostrara competente y capaz de desempeñarse en el importante empleo. Pero eso poco importa en el Senado, porque allá saben que con GE van a la segura en la burocracia y en lo disciplinario. En últimas todos se parecen.
Por esa sola razón de no honrar su palabra, GE no debería ser ungido como procurador, pero hay otras de orden legal que vaticinan que su elección podría caer pulverizada en el Consejo de Estado, si es que el largo brazo de los nombramientos no hace de las suyas. En efecto, él ha sido un oscuro funcionario venido a más que no ha ejercido jamás funciones ni actividades de naturaleza jurídica, menos como secretario general del Senado, por lo que, como ya lo han señalado otros, se ve precario su requisito de haber ejercido la profesión por más de quince años. De él se recuerdan sus desastrosas conclusiones para computar el quórum en alguna votación en el Congreso con lo que quiso torpedear la paz, las cuales fueron luego despachadas adversamente en la Corte Constitucional.
Pero como si lo anterior no fuese suficiente, hay otro motivo de ilegalidad insalvable que le impide a GE hacerse elegir, y es el contemplado en el artículo 44 de la ley 136 de 1994, el cual sanciona la inelegibilidad simultánea, en virtud de la cual “Nadie podrá ser elegido para más de una corporación o cargo público ni para una corporación y un cargo, si los respectivos períodos coinciden en el tiempo, así sea parcialmente”. Eso es lo que está por ocurrir con quien ha sido elegido como secretario general del Senado, así haya renunciado tardíamente a las volandas, y simultáneamente también lo sería para otro período similar de cuatro años en la Procuraduría.
No faltará quien sostenga que ese veto rige solo para concejales, con lo cual solo dilatarían la caída de su hombre en el búnker de la Procuraduría, porque esta inelegibilidad es una prohibición genérica que no se circunscribe a unos pocos servidores sino a todos en general, por eso la disposición citada se inicia con la expresión “Nadie podrá ser elegido”. Para eso el Gobierno cuenta con sus propios juristas de cabecera que andan adulando al régimen con escritos lisonjeros y panfletarios, en la esperanza de que un buen día de estos los premien con ministerio u otra prebenda.
Adenda. Insólitos los disparos a la JEP del M-19 y del fuego amigo.