Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Un amigo que no entiende por qué este gobierno atraviesa la más grave crisis de la historia reciente y ha descuadernado al país si era tan fácil que resultara menos malo que el de Duque. Cierto. Petro desbarató las ilusiones que hoy alimenta con marchas impostadas con ministros, funcionarios y unas centrales obreras que, aunque llenen algunas plazas, no representan a los colombianos.
Petro sostiene que hay un “golpe blando”, todo porque le reventó un escándalo insoluble del que son protagonistas sus propios alfiles y él mismo, pues las acusaciones graves comprometen su campaña presidencial. Es Petro quien se está dando el tal “golpe blando”, cuando en su última arenga del pasado miércoles diseñó un régimen de Cabildo Abierto, con el que pretende que le avalen sus reformas y se resuelvan los problemas de Estado. En efecto, el mandatario ordenó a su gente que en todas las ciudades se congreguen en “asambleas populares” para imponer y defender sus reformas, de manera que de allí salgan las directrices que deben acatar él mismo y sus ministros. En otras palabras, en esos delirios populistas que acosan al presidente no se ha dado cuenta de que con esta fórmula está delegando el poder a quienes vivan en asamblea permanente. Peligrosa estrategia que puede terminar aniquilando en la práctica sus facultades y suscitando enfrentamientos cuando surjan las inevitables discrepancias entre los diferentes cabildos. Esto no se traduce en más democracia, sino en caos y anarquía.
Lo que ha quedado de la maquillada jornada de las marchas propiciadas por el mismo gobierno, cuando amenazó con odio a la prensa, no es que se haya restablecido el cauce, sino un clima enrarecido de insatisfacción donde muchos sintieron temor del talante agresivo de la tal paz total. El cuento de que aquí todo hay que hacerlo a la medida de lo que impongan a los sombrerazos los más de 11 millones de votos no les permite ver que hay un número también importante de compatriotas que no están dispuestos a dejarse arrasar por esa espiral de violencia a la que se está incitando con discursos incendiarios y excluyentes. Si la cosa va a ser en las calles, muy pronto la oposición y los millones de inconformes con este maltrato tendrán que organizarse y también se harán sentir. Ya se sabe cómo empieza esto pero no cómo terminará.
Era previsible que el gobierno utilizaría el acuerdo temporal de cese de hostilidades con el ELN para vender la quimera de que llegó el cambio. Aunque, por supuesto, esa es una buena noticia que tenemos derecho a conocer en qué términos se concretó, todavía no es definitiva ni suficiente. Ya veremos si los elenos cumplen y si, además, los otros insurgentes y los delincuentes que esperan ser redimidos también se suman a ese empeño o si otra vez vuelven añicos esos atisbos de paz.
Al presidente Petro se le ve intranquilo y ansioso, y a sus ministros intimidados con su grotesca advertencia de que les queda prohibido discrepar, porque quien se atreva “se va”. Solo se permitirán expresiones como la de la locuaz ministra Susana Muhamad, quien con soberbia anunció que se quedará los 4 años porque ella es la única capaz en medio ambiente. Boberías similares se le oyen a la caricaturesca ministra de Minas que grande daño le sigue causando a la Nación.
Eso explica el episodio tragicómico que filtraron cuando, al ingresar Petro en actitud cansina al consejo de ministros, todos se pusieron de pie, exceptuando a la vicepresidenta, y lo recibieron con aplausos. ¿Qué le aplaudían? Seguramente en la renovada Casa de Nari creerán que el país se estremece viendo a unos ministros arrodillados ovacionando en privado a quien no pueden defender con convicción en público. Con lo que no contaban es que ese gesto lisonjero lo estaban filmando para deslizarlo en los medios de comunicación que tanto rencor suscitan en el gobierno, salvo el noticiero de televisión de RTVC, al servicio de los boletines oficiales, como en las épocas de “lambicolor” y a la usanza de los regímenes totalitarios.
Adenda No 1. Bien que se llame a varios generales a responder por “falsos positivos”, pero ¿ por qué el Fiscal Barbosa tenía que hacer el anuncio delante del condescendiente fiscal de la CPI y además durante una rueda de prensa ? ¡Justicia espectáculo!
Adenda No 2. Menos mal el director de la Policía, William Salamanca, no atendió la tenebrosa y antidemocrática sugerencia de la alcaldesa Claudia López de ocupar la Universidad Nacional.