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Notas de buhardilla

Santo bocón


Ramiro Bejarano Guzmán
06 de octubre de 2024 - 05:05 a. m.

El final del pontificado de Francisco, el papa argentino y jesuita, muy pronto será olvidado y hasta de pronto repudiado. Han sido muchas sus vacilaciones e imprudencias que confirman que es contradictorio, capaz de agenciar odios y mezquindades contra quien no comparta su credo. Al oír las declaraciones de este papa, que tampoco le cambió el rumbo a la iglesia que gobierna, se tiene la sensación de estar oyendo las mismas insensateces de su compatriota Milei o las agresiones de Petro.

Hace unos días Francisco pidió a los obispos que no dejaran ingresar a los homosexuales en los seminarios, porque “ya hay demasiado mariconeo”, aunque no le incomodan los escándalos que han protagonizado sus pastores. La última sindicación a los médicos que legítimamente practican interrupciones del embarazo llamándolos “sicarios”, es una grosería imperdonable en el vocero de una iglesia muy poderosa. Pero sobre todo es un atrevimiento, porque Francisco no puede ignorar que en la mayoría de las naciones a las que se dirige y suele visitar el aborto está legalmente autorizado por sus congresos y gobiernos.

Mientras el mundo entero evoluciona ganando la lucha de las mujeres y de la humanidad por respetar el derecho a la autodeterminación reproductiva, el anciano pontífice sale con semejante idiotez con la que ha ofendido a buena parte de su feligresía, a las mujeres, a los médicos, salvo la caverna que representa. O será que cree que son sicarios los gobernantes y congresistas de los países que han acogido el aborto.

Risible por hipócrita la respuesta de Francisco sobre el marginamiento de las mujeres de las labores eclesiásticas reservadas a los hombres. Según el papa como su Iglesia es mujer, eso basta y que se frieguen las féminas.

Francisco llama a la reconciliación, pero disocia y promueve rencillas, califica de sicarios a científicos que le han entregado sus vidas al ejercicio decoroso de su profesión. Por eso es como Petro, pues llama a reconciliarse echando piedras, estigmatizando a sus críticos y polarizando.

Lo curioso es que Francisco tiene doble rasero. Mientras llama sicarios a los galenos, su voz contra la pedofilia en su iglesia la condena con adjetivos tibios y acciones nada efectivas. Para no ir muy lejos, lo que sucede en Colombia deja en evidencia que el papa predica, pero no aplica. La jerarquía eclesiástica criolla, invencible económica, política y socialmente, se hace la de la vista gorda con el contingente de curas pedófilos que los hay en las parroquias, seminarios, colegios y en donde promueven su fe. No más esta semana monseñor William Prieto Daza, obispo de San Vicente del Caguán, cuestionado por su actitud complaciente frente a la pedofilia de sus colegas, declaró cínicamente que su papel era solamente recibir denuncias y no investigarlas. Con razón nunca averiguan nada de lo que es sotto voce.

Si no fuera por la valentía y rigor de Juan Pablo Barrientos, el juicioso periodista que con sus documentadas investigaciones ha revelado los miles de abusos de curas pederastas a lo largo y ancho del país, aquí todo seguiría tan normal como siempre, sin que Francisco se preocupe por verificar qué pasa en sus dominios o sin que tome medidas para censurar a sus cercanos e impedir que sigan incurriendo en los crímenes que los han hecho famosamente detestables. El papa ha protegido a violadores y a sus encubridores y los nombramientos recientes en Colombia lo demuestran.

El final de Francisco ya no está tan lejos, él lo sabe y tal vez esa sea la razón por la que se ha precipitado a recoger velas de algunos de sus incendios que en algún momento nos hicieron creer que era tolerante y moderno, cuando en realidad se trata de un fanático, intransigente, rencoroso y provocador.

Controvertido legado dejará este papa que lo recogerá el que venga, porque todos son vicarios de Cristo en la tierra y obedecen a una misma consigna. Seguramente también lo canonizarán, como hicieron con Juan Pablo I y harán con todos los pontífices del futuro no importa las sandeces que escupan. Nada memorable dejará a su cauda ni al mundo este papa que arrancó con muchos bríos, pero termina con un chorro de babas.

Adenda No 1. Ahora solo falta que entre el Gobierno y los medios conviertan a Mancuso en ejemplo y en precandidato presidencial. ¡Vivir para ver!

Adenda No 2. Como vallecaucano que soy y seguiré siéndolo por supuesto que también estoy orgulloso de que nuestro departamento sea anfitrión de la COP16 de Biodiversidad 2024. ¡Bienvenidos!

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