El nerviosismo en las campañas a una semana de la primera vuelta es generalizado, pero más en las hordas de Fico, porque entendieron que las encuestas ya no los favorecerán ni con la ayuda de siempre.
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El nerviosismo en las campañas a una semana de la primera vuelta es generalizado, pero más en las hordas de Fico, porque entendieron que las encuestas ya no los favorecerán ni con la ayuda de siempre.
A Fico lo tienen formulando denuncias penales por todo y por nada; tanto, que si llegare a perder no tendría tiempo de asumir su puesto de senador cabeza de la oposición, sino de atender la multitud de querellas promovidas contra sus contradictores. Otro uribista purasangre, sin advertir las consecuencias penales de sus manifestaciones, sostuvo sin sonrojarse: “Un empleado que vote por Petro no cabe en mi esquema empresarial y simplemente se tiene que ir”. Últimamente el uribismo se declaró perseguido porque “encontraron” una minicámara en la sede de Fico en Medellín, cuento truculento que no impresionó a nadie, salvo al incompetente y perfumado director de la Policía, general Vargas. ¡Chuzadores chuzados! Están cazando lo que caiga, pero eso es la punta del iceberg de un uribismo acorralado dispuesto a combinar todas las formas de lucha, inclusive con cosas ilícitas, para no dejar el poder.
No es casualidad que haya venido creciendo el rumor de que existe un video en el que Petro aparecería alicorado y rodeado de travestis, inclusive disfrazado de mujer. El asunto lo han repetido tanto que un partidario ciego del Centro Democrático, quien sirvió como telonero de Fico en una concentración en Barranquilla, con lenguaje soez y a gritos, dejó saber entre líneas que además del “petrovideo” —en el que el candidato fue filmado recibiendo dinero en efectivo en bolsas de basura— hay “otros videos que también se entregaron, que son temas personales que no vienen al caso”. A buen entendedor, pocas palabras bastan.
La sucia estrategia se propone publicar pronto esos videos de “temas personales” con una editada nota que deje la impresión de que Petro es un degenerado que anda en orgías con travestis o que en materia de placeres sexuales disfruta y comparte todas las opciones. Hay quienes creen que esa es una bomba que sepultaría la candidatura del Pacto Histórico, porque este país no toleraría a alguien con esas inclinaciones. El propio Petro anunció que le están montando un escándalo íntimo personal.
El cuento no es nuevo. Hace unos años, en la campaña para la elección a la Alcaldía de Bogotá, una prestigiosa periodista fue abordada por conocidos que le ofrecieron la tal película de Petro enfiestado. La comunicadora rechazó el ofrecimiento porque, con razón, le pareció asqueroso. El video no salió. Luego de elegido en la Alcaldía, empezó a circular el mismo runrún de una ruidosa fiesta de celebración de Petro en la que lo habrían filmado en situación comprometida, pero tampoco se divulgó nada. Ahora, en la antesala de la primera vuelta, uno de sus más ardientes e iracundos seguidores refirió en una manifestación que “se entregaron” videos de “temas personales” de Petro —no dijo quién los entregó, si la Fiscalía o la Policía, ni quién los recibió— y ello coincide con el regreso del murmullo de que esta vez sí se publicarán antes o después del 29 de mayo, como salvavidas del desastre que se les avecina.
No he visto los videos de marras ni me interesa verlos. Tampoco afirmo que el uribismo tenga esos videos, aunque de ellos ya hablen subliminalmente en plaza pública, pero conociendo el almendrón no tengo duda de que el Gobierno y su partido son capaces de la mezquindad de divulgarlos; por eso los ambientan en ese empeño de desacreditar opositores. Alguien informado asegura que las grabaciones sí están en las toldas uribistas, pero que han vacilado en publicar el video “estrella” porque es muy borroso y temen que un tiro en falso catapulte a Petro. En ese cálculo pueden tener razón, porque semejante error garrafal no movería a quienes ya escogieron votar por Petro a cambiar su decisión. Divulgar una cinta de Petro con travestis o disfrazado de mujer no lo destrozaría a él sino a quienes crean que con esa maroma se sentarían de nuevo en su Casa de Nari. Ya se sabe quiénes serían.
Como lo dijo Fajardo, la campaña es tramposa, escenario de la vulgaridad y, por cuenta de los mismos de siempre, amenaza con convertirse en el reino de la extorsión. Aquí todo puede pasar.
Adenda. El Congreso, bajo presión de poderosos dignatarios de una alta Corte, está por enterrar la virtualidad en la justicia. Todo, con el silencio cómplice del impresentable ministro de Justicia, Wilson Ruiz.