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                                                                                                                                Biodiversidad y el monopolio de la desventura

                                                                                                                                Colombia, como el viejo Clemente Silva, el otro narrador de La vorágine, ha tenido el “monopolio de la desventura” con su abundancia de recursos naturales. El saqueo ha sido parte de una historia de asaltos, en especial de potencias extranjeras, sobre el suelo y el subsuelo, el aire, el mar, las otras aguas, la selva…Y al ser uno de los países del mundo con mayor riqueza biológica (agua, flora, fauna) también, como si ser dueño de un tesoro de biodiversidad fuera una desgracia, es uno de los más explotados de modo irracional.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Y así como desde tiempos remotos sucedió con el oro, otras riquezas de estas tierras fueron explotadas y devoradas por pirañas extranjeras con el auspicio de sus epígonos y lacayos del “criollaje”, con espíritu y acciones de guaricha. Ha sido como una suerte de fatalidad ser tan ricos y tener gobiernos postrados a los intereses foráneos.

                                                                                                                                La depredación incesante de los recursos naturales del país, ese continuo sangrado, o esa casi eterna manera de estar con las venas abiertas, también ha producido resistencias, demostraciones de dignidad frente a las agresiones, a veces disfrazadas de “ayuda humanitaria”, o de planes “antinarcóticos”, o simplemente, como suele pasar con las presencias permanentes del imperio, de “colaboración”. Y ha habido levantamientos de comunidades indígenas, o de pueblos enteros que se oponen al arrasamiento de páramos o a las acciones depredadoras de transnacionales mineras.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Es, a toda vista, una reunión controlada por los poderosos, por el capitalismo y sus transnacionales, cuyos fines, así los recubran de ecologismo, de preservación del medio ambiente, etc., son los de la superexplotación de las riquezas naturales de los países sojuzgados, de su biodiversidad, y, además, del apoderamiento de sus mercados internos.

                                                                                                                                Es una reunión de los intereses máximos del neoliberalismo, una ocasión para seguir recetando sus fórmulas de sometimiento a las neocolonias, como ha sido el patético caso de Colombia ayer y hoy. Ya se ha dicho por aquí y por allá, pero, creo, no sobra repetirlo: nuestro destino, de acuerdo con la dominación de la metrópoli, es la de seguir siendo proveedores de materias primas y de mano de obra barata, con participación desigual en los términos de intercambio, y de compradores de insumos extranjeros más costosos.

                                                                                                                                Así que, lo más probable, es que sigan siendo los países más desarrollados en su capitalismo los que tracen las líneas en la conferencia y digan cómo tienen qué moverse los muñecos, o los títeres, de sus satélites. No faltará una que otra pataleta de los sometidos por la avidez y otros modos de los zarpazos de los mandamases. Pero será solo eso, un “berrinche de culicagado”, como decían algunas señoras de antes.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Se aspira, eso sí, a que las resistencias populares, las demandas por un país libre, democrático y próspero sigan fortaleciéndose en todo el territorio y cada vez haya más conciencia de la necesidad de zafarnos de la coyunda de los que desde hace años se están robando la nación con la complicidad de los lacayos criollos.

                                                                                                                                Colombia, como el viejo Clemente Silva, el otro narrador de La vorágine, ha tenido el “monopolio de la desventura” con su abundancia de recursos naturales. El saqueo ha sido parte de una historia de asaltos, en especial de potencias extranjeras, sobre el suelo y el subsuelo, el aire, el mar, las otras aguas, la selva…Y al ser uno de los países del mundo con mayor riqueza biológica (agua, flora, fauna) también, como si ser dueño de un tesoro de biodiversidad fuera una desgracia, es uno de los más explotados de modo irracional.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Y así como desde tiempos remotos sucedió con el oro, otras riquezas de estas tierras fueron explotadas y devoradas por pirañas extranjeras con el auspicio de sus epígonos y lacayos del “criollaje”, con espíritu y acciones de guaricha. Ha sido como una suerte de fatalidad ser tan ricos y tener gobiernos postrados a los intereses foráneos.

                                                                                                                                La depredación incesante de los recursos naturales del país, ese continuo sangrado, o esa casi eterna manera de estar con las venas abiertas, también ha producido resistencias, demostraciones de dignidad frente a las agresiones, a veces disfrazadas de “ayuda humanitaria”, o de planes “antinarcóticos”, o simplemente, como suele pasar con las presencias permanentes del imperio, de “colaboración”. Y ha habido levantamientos de comunidades indígenas, o de pueblos enteros que se oponen al arrasamiento de páramos o a las acciones depredadoras de transnacionales mineras.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Es, a toda vista, una reunión controlada por los poderosos, por el capitalismo y sus transnacionales, cuyos fines, así los recubran de ecologismo, de preservación del medio ambiente, etc., son los de la superexplotación de las riquezas naturales de los países sojuzgados, de su biodiversidad, y, además, del apoderamiento de sus mercados internos.

                                                                                                                                Es una reunión de los intereses máximos del neoliberalismo, una ocasión para seguir recetando sus fórmulas de sometimiento a las neocolonias, como ha sido el patético caso de Colombia ayer y hoy. Ya se ha dicho por aquí y por allá, pero, creo, no sobra repetirlo: nuestro destino, de acuerdo con la dominación de la metrópoli, es la de seguir siendo proveedores de materias primas y de mano de obra barata, con participación desigual en los términos de intercambio, y de compradores de insumos extranjeros más costosos.

                                                                                                                                Así que, lo más probable, es que sigan siendo los países más desarrollados en su capitalismo los que tracen las líneas en la conferencia y digan cómo tienen qué moverse los muñecos, o los títeres, de sus satélites. No faltará una que otra pataleta de los sometidos por la avidez y otros modos de los zarpazos de los mandamases. Pero será solo eso, un “berrinche de culicagado”, como decían algunas señoras de antes.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver todas las noticias
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