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                                                                                                                                Narciso se masturba

                                                                                                                                Hoy está en boga una nueva “servidumbre voluntaria”, disfrazada de libertad. Y lo que es peor, a ella se le rinden honores que van desde el creer, por ejemplo, en que la cultura del “me gusta”, un diluvio de “likes”, nos hace libres y mejores, hasta la vuelta a la manada, ya no a través de la fábrica, sino de la virtualidad. En estos tiempos de neoliberalismo, con promociones hasta la saciedad del individualismo capitalista, ¿de qué nos puede liberar el trabajo?

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                ¿A producir qué? No necesariamente arte, literatura, pensamiento, ciencia, en fin, sino a unos modos deshumanizados en que se nos hace creer que estamos al servicio de causas elevadas, cuando no somos más que una tornillería de un sistema de mercado enajenador y que envilece al ser humano. La nueva táctica del capitalismo, con sus vestuarios del modelo neoliberal, es hacer creer que somos una comunidad, cuando, en realidad, como en una distopía, somos un rebaño sometido.

                                                                                                                                Nos inducen al espejismo. Hay que cultivar el cuerpo, lucir “fit”, modelar, auspiciar el “yo”, deslumbrarse con las selfis… Los antiguos narcisos han sido restaurados y pulidos. Es parte de la cultura del consumo, del centro comercial, la virtualidad, los oráculos, los gurús. Los políticos de hoy, más pendientes de la pinta y la fotografía bien maquillada, apuntan al efectismo. “¡Cuidado con ponerse a filosofar!”, les advierten sus consejeros de imagen. Hablen más bien de cervecita y picnic.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Dentro de las artificiosidades contemporáneas, utilizadas por el poder, está la de hacernos creer que somos libres. “El sujeto neoliberal, que se ve forzado a rendir, es un siervo absoluto por cuanto, sin amo, se explota a sí mismo voluntariamente”, dice Byung-Chul Han, en La desaparición de los rituales. “Lo social se somete por completo a la autoproducción. Todo el mundo se autoproduce, se «da tono» para llamar más la atención”, agrega en otro apartado.

                                                                                                                                La nueva alienación está tejida con los efectos de la velocidad, la cortedad de los mensajes, las reacciones mediáticas. Tengo muchos “me gusta”, entonces existo, me autopromociono, una novísima masturbación, una manifestación del vacío (o sea, de la vanidad, como anotaba Fernando González) y así creo estar al día y en la cima del poder. Cuando, en rigor, se está bajo el yugo del que se embriaga con su propia imagen.

                                                                                                                                Somos ahora, además de disciplinados por diversos mecanismos de vigilancia y control, a fin de no optar por la transgresión, seres rendidores, enamorados de nuestras cadenas y de nuestro cuerpo “bien trabajado”. Gozamos con nuestra propia autoexplotación. Los logaritmos no nos desamparan. Y nos encanta mirarnos el ombligo, incluso si quedó mal cortado.

                                                                                                                                Hoy está en boga una nueva “servidumbre voluntaria”, disfrazada de libertad. Y lo que es peor, a ella se le rinden honores que van desde el creer, por ejemplo, en que la cultura del “me gusta”, un diluvio de “likes”, nos hace libres y mejores, hasta la vuelta a la manada, ya no a través de la fábrica, sino de la virtualidad. En estos tiempos de neoliberalismo, con promociones hasta la saciedad del individualismo capitalista, ¿de qué nos puede liberar el trabajo?

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                ¿A producir qué? No necesariamente arte, literatura, pensamiento, ciencia, en fin, sino a unos modos deshumanizados en que se nos hace creer que estamos al servicio de causas elevadas, cuando no somos más que una tornillería de un sistema de mercado enajenador y que envilece al ser humano. La nueva táctica del capitalismo, con sus vestuarios del modelo neoliberal, es hacer creer que somos una comunidad, cuando, en realidad, como en una distopía, somos un rebaño sometido.

                                                                                                                                Nos inducen al espejismo. Hay que cultivar el cuerpo, lucir “fit”, modelar, auspiciar el “yo”, deslumbrarse con las selfis… Los antiguos narcisos han sido restaurados y pulidos. Es parte de la cultura del consumo, del centro comercial, la virtualidad, los oráculos, los gurús. Los políticos de hoy, más pendientes de la pinta y la fotografía bien maquillada, apuntan al efectismo. “¡Cuidado con ponerse a filosofar!”, les advierten sus consejeros de imagen. Hablen más bien de cervecita y picnic.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Dentro de las artificiosidades contemporáneas, utilizadas por el poder, está la de hacernos creer que somos libres. “El sujeto neoliberal, que se ve forzado a rendir, es un siervo absoluto por cuanto, sin amo, se explota a sí mismo voluntariamente”, dice Byung-Chul Han, en La desaparición de los rituales. “Lo social se somete por completo a la autoproducción. Todo el mundo se autoproduce, se «da tono» para llamar más la atención”, agrega en otro apartado.

                                                                                                                                La nueva alienación está tejida con los efectos de la velocidad, la cortedad de los mensajes, las reacciones mediáticas. Tengo muchos “me gusta”, entonces existo, me autopromociono, una novísima masturbación, una manifestación del vacío (o sea, de la vanidad, como anotaba Fernando González) y así creo estar al día y en la cima del poder. Cuando, en rigor, se está bajo el yugo del que se embriaga con su propia imagen.

                                                                                                                                Somos ahora, además de disciplinados por diversos mecanismos de vigilancia y control, a fin de no optar por la transgresión, seres rendidores, enamorados de nuestras cadenas y de nuestro cuerpo “bien trabajado”. Gozamos con nuestra propia autoexplotación. Los logaritmos no nos desamparan. Y nos encanta mirarnos el ombligo, incluso si quedó mal cortado.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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