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                                                                                                                                Novela de la virgencita rebelde

                                                                                                                                La primera vez que supe algo sobre Betsabé Espinal, la legendaria líder obrera de la primera “huelga de señoritas” en Colombia, fue un poco antes del paro cívico nacional del 14 de setiembre de 1977, contra el gobierno de Alfonso López Michelsen. Apareció en un legajo de rústicas tapas de cartulina con un montón de hojas impresas en mimeógrafo. Decía en la portada: “Grupo de Estudio Betsabé Espinal”.

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                                                                                                                                Lo que grabé y sistematicé lo envié, con otras entrevistas y reportes, a los del mencionado centro de estudios bogotano, dirigido por un tal Omar Ñáñez o Yáñez, no lo recuerdo. No volví a saber nunca más de esos materiales ni si publicaron alguna investigación al respecto. Años después, cuando ya habíamos participado en la fundación del Centro de Historia de Bello, en 1996, escribí en 2002 un artículo sobre aquella “huelga de señoritas” y su emblemática dirigente.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                En 2011, la Universidad Pontificia Bolivariana nos auspició una pesquisa de archivo sobre la huelga de 1920, que tuvo un extraordinario cubrimiento de prensa de parte de periódicos como El Correo Liberal, El Luchador, La Familia Cristiana, El Social, La Defensa y El Espectador, cuyo reportero tenía el seudónimo quijotesco de El curioso impertinente. Uno de los resultados de aquella búsqueda apenas se publicará en este mes de abril, y es la novela “Betsabé y Betsabé”, al cumplirse los noventa años de la muerte de quien fue llamada por un cronista de época como la Juana de Arco colombiana.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Las señoritas, que estrenaron en Colombia el derecho de huelga, aprobado unos meses antes, en noviembre de 1919, mediante la Ley 78, se erigieron como portaestandartes de la justicia y la dignidad. Dirigidas por una “morena avispada” (así también la describió un reportero), gran tejedora, que solicitaba que no las hicieran trabajar de seis a seis, y que les dieran una hora para almorzar, las más de cuatrocientas obreras escribieron una historia sin par.

                                                                                                                                ¡Ah!, en aquel legajo, que un día un hermano llevó a casa con cierta clandestinidad, también se trocaba el apellido de Betsabé y se ponía a veces como Espinosa. La otra Betsabé de la novela es una mujer que nació cuando murió la dirigente y era capaz, entre otras habilidades esotéricas, de comunicarse con espíritus del más allá. Nada raro en una ciudad como Medellín que tuvo, desde 1870, la práctica del espiritismo a gran escala, por lo menos hasta la década de los veinte.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Hubo una generación, la de los setentas, que, coaligada con trabajadores, soñó nuevos mundos y mantuvo viva la utopía. A ella también se refiere “Betsabé y Betsabé”, novela que está a punto de nacer.

                                                                                                                                La primera vez que supe algo sobre Betsabé Espinal, la legendaria líder obrera de la primera “huelga de señoritas” en Colombia, fue un poco antes del paro cívico nacional del 14 de setiembre de 1977, contra el gobierno de Alfonso López Michelsen. Apareció en un legajo de rústicas tapas de cartulina con un montón de hojas impresas en mimeógrafo. Decía en la portada: “Grupo de Estudio Betsabé Espinal”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Lo que grabé y sistematicé lo envié, con otras entrevistas y reportes, a los del mencionado centro de estudios bogotano, dirigido por un tal Omar Ñáñez o Yáñez, no lo recuerdo. No volví a saber nunca más de esos materiales ni si publicaron alguna investigación al respecto. Años después, cuando ya habíamos participado en la fundación del Centro de Historia de Bello, en 1996, escribí en 2002 un artículo sobre aquella “huelga de señoritas” y su emblemática dirigente.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                En 2011, la Universidad Pontificia Bolivariana nos auspició una pesquisa de archivo sobre la huelga de 1920, que tuvo un extraordinario cubrimiento de prensa de parte de periódicos como El Correo Liberal, El Luchador, La Familia Cristiana, El Social, La Defensa y El Espectador, cuyo reportero tenía el seudónimo quijotesco de El curioso impertinente. Uno de los resultados de aquella búsqueda apenas se publicará en este mes de abril, y es la novela “Betsabé y Betsabé”, al cumplirse los noventa años de la muerte de quien fue llamada por un cronista de época como la Juana de Arco colombiana.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Las señoritas, que estrenaron en Colombia el derecho de huelga, aprobado unos meses antes, en noviembre de 1919, mediante la Ley 78, se erigieron como portaestandartes de la justicia y la dignidad. Dirigidas por una “morena avispada” (así también la describió un reportero), gran tejedora, que solicitaba que no las hicieran trabajar de seis a seis, y que les dieran una hora para almorzar, las más de cuatrocientas obreras escribieron una historia sin par.

                                                                                                                                ¡Ah!, en aquel legajo, que un día un hermano llevó a casa con cierta clandestinidad, también se trocaba el apellido de Betsabé y se ponía a veces como Espinosa. La otra Betsabé de la novela es una mujer que nació cuando murió la dirigente y era capaz, entre otras habilidades esotéricas, de comunicarse con espíritus del más allá. Nada raro en una ciudad como Medellín que tuvo, desde 1870, la práctica del espiritismo a gran escala, por lo menos hasta la década de los veinte.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver todas las noticias
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