Publicidad

Yo soy como el picaflor

Epifanías inolvidables

Ricardo Bada
23 de julio de 2021 - 10:34 p. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Cuando llegué a Alemania en febrero 63, traje conmigo una docena de libros elegidos cuidadosamente para mi destierro, y empecé a trabajar en una curtiduría (curtiembre de pieles), uno de los trabajos más dañinos, nocivos y peligrosos que imaginarse pueda, pero no sabía alemán y tenía que ganarme la vida. En esa fábrica trabajaban un par de españoles, entre ellos dos gallegos, y estos últimos eran casi analfabetos. Es decir, sabían leer y escribir, pero no practicaban ni lo uno ni lo otro. Yo era un perro verde en aquella fábrica, y no sólo entre mis compatriotas, también los alemanes renqueaban más o menos del mismo pie.

Lo cierto es que un día, Juan, uno de los dos gallegos, el menos bruto de los dos, y a quien yo le escribía las cartas a su novia (a máquina, para que no perdiera el tiempo con sus palitroques garabateados a fuerza de mucho trabajo en el papel), este Juan, pues, me dijo que se daba cuenta de que la educación es muy importante, que lo veía en mí, porque yo, cada vez que tenía un rato libre, y después del trabajo, me la pasaba leyendo o escribiendo. Y me hizo un pedido sorpresivo: que le prestase un libro, porque él hasta entonces no había leído ninguno.

Y la verdad es que me puso en un dilema, porque los libros que me traje a mi exilio voluntario no eran para ser leídos por Juan. Menos uno, tal vez. Y se lo entregué, con la indicación expresa de que sólo debía leer la letra grande, no la chiquita que aparecía al final de las páginas con unos numeritos (ya se imaginan que le dije, de un modo que lo entendiese, que no leyera las notas a pie de página).

Se lo entregué con algún pesar porque era –y es– lectura mía diaria (aunque sea sólo una página, una escena, un párrafo, un capítulo). Pero se lo entregué. La recompensa la tuve como unas dos semanas después, cuando Juan se sentó a mi lado a la hora del segundo desayuno, en la cantina, y me dijo con una sonrisa que le abría la boca de oreja a oreja: «¡Ese tío está más loco que una cabra, me muero de la risa con él!» «¿Con quién?» le pregunté pensando que se refería a algún compañero de trabajo, y me contestó «¡El Quijote ese, caralho! Mira tú que cuando lo dejé ayer estaba con los huesos molidos, después de haberse empeñao en pelearse con unos molinos de viento diciendo que eran gigantes...».

Esa ha sido posiblemente mi epifanía más hermosa y más pura como lector. Darme cuenta de lo grande que es Cervantes de esa manera tan evidente, tan palmaria, tan emocionante también. Cervantes les habla a todos. Como Shakespeare y Homero. Los demás son... Eeeeeh... Somos comparsas. Y no añado ni una palabra más. O sí, pero sólo una, la que cierra el Quijote: Vale.

 

hugo(03852)25 de julio de 2021 - 01:53 a. m.
Leer, leer y leer. Interesarse por las historias que escriben otros nos permiten conocer y entender que existen otras formas de ver el mundo y algo fundamental, que hay otros fuera de nuestro pequeño mundo. Eso es un paso gigante que genera respeto, comprensión y admiración por el otro y que nos saca del rechazo ciego, de la individualidad enfermiza.
Adrianus(87145)24 de julio de 2021 - 04:35 p. m.
Usted hablaba de esos gallegos y yo, para tener un punto de referencia, me imaginé a los uribistas. Por qué no hace otroa cosa parecida y les presta libros a todos ellos para ver si leen algo, alguito.
Francisco(82596)24 de julio de 2021 - 03:35 p. m.
¡Qué buena epifanía, Ricardo! Mira por dónde un gallego poco letrado, no solo entendió sino que gozó con la lectura del Quijote. Y aunque no te lo dijo, tal vez leyó hasta las notas a pie de página. Para que luego digas que un lector de hoy necesita una adaptación como la del señor Trapiello. Acaso sin darte cuenta me vienes a dar la razón sobre el tema del que hablamos el otro día. Cordial saludo
Pedro(18355)24 de julio de 2021 - 01:31 p. m.
Es un cuento corto, con poco que le haga, con la virtud de ser verdadero. Y muy gracioso.
ERWIN(18151)24 de julio de 2021 - 11:58 a. m.
excelente articulo ..
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar