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Yo soy como el picaflor

José Oliver, Premio Heinrich Böll 2021

Ricardo Bada
11 de junio de 2021 - 02:00 a. m.
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Llevo ocupando esta columna desde el 23.5.2008, acabo de rastrear todos mis archivos y debo rendirme a la evidencia: de manera inexplicable para mí, en ningún momento de estos casi trece años les hablé de José Oliver. Y es hora ya de remediarlo.

José Oliver es español de pura cepa, español de corazón. Pero nació de padres malagueños nada menos que en la Selva Negra y hoy cuenta como uno de los mejores poetas alemanes de los últimos tiempos. Hasta del mítico MIT lo invitaron para que fuese a Boston a dar recitales de su poesía. Debe ser porque José vale, ya que a Boston, y sin llamarte Cabot o Lowell, no te invitan tan fácilmente.

[Recuerden la acerada observación de Juan Ramón Jiménez en Diario de un poeta recién casado: «Andan por New York –mala amiga ¿por qué? de Boston, la culta, la Ciudad-Eje– unos versillos que dicen así: “Esta es Boston, /la ciudad del faro y el bacalao, /donde los Cabot sólo hablan con los Lowell /y los Lowell sólo hablan con Dios”. He conocido bien a una Cabot. ¡Cómo deben de aburrirse los Lowell! He leído La fuente de Lowell. ¡Cómo debe de estarse aburriendo Dios!»].

Pero volvamos al caso de Oliver. Él fue a la escuela alemana y su idioma materno no es el de sus padres, sino el único que es de a deveras materno: el de la escuela. Y si bien José habla castellano, cuando se expresa poéticamente su lengua natural es la de Goethe, Hölderlin y Humboldt. Y no la de Cervorges. Me tomo la libertad de aproximar uno de los poemas breves y menos hölderlinianos de Oliver, se titula “De dónde” y dice así: «Crisis de identidad /se nos achaca /a la segunda generación /Crisis de identidad /Cómo puede hablarse /de una crisis /si nunca /tuvimos /una /identidad». Y a propósito de identidad: hasta hacerse famoso, José Francisco Agüera Oliver siempre firmó José F. A. Oliver y tuvo problemas de ese tipo. Al extremo de que una vez lo programaron en un recital de Berlín como Josefa Oliver: «Cuando llegué –me lo contó riendo–, aquello era un mitín de feministas».

Para mí es todo un honor ser amigo de un ganador del Premio Chamisso, el mayor galardón que se concede en Alemania a los extranjeros que escriben en el idioma de la Lasker–Schüler, de Rilke, de Celan. Y ahora, en Colonia, esta ciudad entretanto tan mía, el del 28.º Premio Heinrich Böll, uno de los más importantes en el ámbito alemán y en cuyo palmarés figuran los nombres de Peter Weiss, Hans Magnus Enzensberger, Uwe Johnson, Herta Müller, Elfriede Jelinek y W.G. Sebald, para sólo mencionar a los más conocidos en nuestras latitudes. Harto ilustre y más que merecida es la compañía de José Oliver en esta lista al patrón de cuyo premio siempre llamé Don Enrique.

 

Ricardo(67977)12 de junio de 2021 - 03:44 p. m.
Disiento bastante de lo que comenta sobre la obra tan meritoria llevada a cabo por Trapiello. Usted dice que las dificultades de leer el Quijote un lector de cultura mediana las supera fácilmente con la edición de Francisco Rico. Pues qué bien: si los de cultura mediana necesitan las andaderas de Rico ya me dirá usted las que necesitarán (necesitaremos) quienes tenemos una simple cultura general.
Francisco(82596)12 de junio de 2021 - 03:57 a. m.
Y una cosa más. Me sorprende su criterio sobre la lectura actual del Quijote. Y me decepciona profundamente. Para un lector de cultura mediana la lectura del Quijote ofrece dificultades fácilmente superables, por ejemplo, con la edición de Francisco Rico. Y no se puede comparar la lectura del original con la versión "aggiornata", es decir, estropeada, del señor Trapiello.
Francisco(82596)12 de junio de 2021 - 03:47 a. m.
Don Ricardo: Que me place la discusión, aunque tenga visos de bizantina. Y le agradezco la atención prestada. Las perífrasis que empleamos a menudo tienen su dosis de metáfora, por lo cual no hay que tomarlas al pie de la letra. Así pasa con "la lengua de Cervantes". Por lo demás, la fechoría de Trapiello es un tributo a la ignorancia y a la alevosía. Que no lo hable no indica que no lo entienda.
Francisco(82596)12 de junio de 2021 - 12:26 a. m.
Don Ricardo: No me venga usted también a estas alturas con la derribada de estatuas de personajes históricos del pasado. ¿Por qué le molesta que se hable de la lengua de Cervantes? ¿Acaso no lo es? Es como decir del inglés que se trata de la lengua de Shakespeare. A ningún inglés sensato le puede molestar porque esa lengua se hable en Australia o en Dakar. Dejemos a un lado ese revisionismo tonto.
  • Ricardo(67977)12 de junio de 2021 - 12:55 a. m.
    Por lo demás, el inglés que se habla hoy, tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos tiene muy poquito que ver con el inglés que usó Shakespeare, y eso se lo puede certificar cualquier especialista en Anglística, sobre todos quienes conocen a fondo el inglés que se habla y se escribe en Gringolandia.
  • Ricardo(67977)12 de junio de 2021 - 12:49 a. m.
    Con la mano en el corazón, don Francisco: ¿usted habla la lengua de Cervantes? Permítame decirle que no le creo y que si usted lee el Quijote y se quiere enterar de lo que dijo Cervantes, no tiene otra alternativa que la de leer la versión "aggiornada" del benemérito Andrés Trapiello, quien se echó sobre los hombros la descomunal tarea de poner en castellano de hoy el catellano de Cervantes.
Ricardo(67977)11 de junio de 2021 - 08:48 p. m.
Cervorges no es un irrespeto, don Francisco, es todo lo contrario. Me inventé la contracción de los dos apellidos porque estaba hasta la coronilla de leer "el idioma de Cervantes", cuando todos sabemos que el idioma tiene dos orillas y ambas con el mismo derecho. Daniel tiene toda la razón, pero gracias por darme una idea para una próxima columna. Vale, Ricardo Bada.
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