No dedico mis columnas a denuncias contra personas, pues no soy periodista investigativo sino un simple opinador. Pero si uno constata comportamientos indebidos que inhabilitan éticamente a una persona para un cargo público, es un deber ciudadano criticar esas conductas. Eso sucede con Guillermo Reyes, quien podría ser el ministro de Justicia del nuevo gobierno pero no debería por haber incurrido reiteradamente en plagio.
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