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La democracia supone que las mayorías gobiernen pero también que las minorías políticas sean protegidas para que eventualmente puedan llegar al poder y exista así la alternancia.
Es pues importante discutir cómo evitar la posible desaparición de las minorías políticas, debido a que en 2014, como consecuencia de la reforma política de 2009, entra a operar un umbral de 3%, según el cual, los partidos que no obtengan al menos 3% de votación en las elecciones de Cámara o Senado pierden su personería jurídica. Y muchos partidos y movimientos minoritarios, como los Verdes, Mira, Progresistas, Cambio Radical o incluso el Polo podrían no alcanzar ese umbral.
Existen fórmulas para salvarlos. El Congreso podría, como lo sugirió el ministro del Interior, modificar el artículo 108 de la Constitución, a fin de que los partidos que superen el 1% pero no lleguen al 3% conserven su personería jurídica; esos partidos no obtendrían representación en el Senado, ni probablemente en la Cámara, pero mantendrían su personería, lo cual les permite seguir en la contienda política.
Pero la discusión tiene que ir más lejos, pues el umbral quedó mal diseñado, como lo constató en varias discusiones nuestro recordado colega Juan Jaramillo.
La idea del umbral es buena pues racionaliza la representación política: evita que en el Congreso haya un número excesivo de fuerzas políticas y obliga a las fuerzas minoritarias a agruparse. Y un umbral de 3% no es muy alto a nivel comparado; en muchos países es de 4% o 5%. El problema es que la reforma de 2009, al establecer ese umbral, incurrió en dos omisiones y un error.
Las omisiones: el Congreso I) mantuvo en manos de los partidos mayoritarios el control del Consejo Nacional Electoral, que dirige la organización electoral; y II) no aprobó un estatuto de la oposición. La reforma obligó entonces a los partidos minoritarios, muchos de los cuales son de oposición, a que superaran ese umbral, pero sin darles verdaderas garantías para la competencia política. ¿Debe uno extrañarse que esos partidos y movimientos estén entonces en riesgo de desaparecer?
El error: la reforma estableció un mismo umbral de 3% para conservar la personería jurídica y para tener representación en el Senado. Pero la mayoría de los regímenes electorales distinguen entre los requisitos para tener personería y el umbral para lograr representación parlamentaria. Es entonces usual que existan partidos que no logran el umbral para tener representación parlamentaria pero mantienen su personería jurídica y siguen jugando un papel político importante, como les ha ocurrido a los Verdes en Alemania. Es pues más razonable pensar en umbrales diferentes para tener personería jurídica y para lograr representación parlamentaria.
Es importante coyunturalmente encontrar fórmulas para salvar a las minorías; pero es aún más importante repensar más a largo plazo ciertas reglas electorales, a fin de garantizar una oposición efectiva y una verdadera alternancia democrática.
* Director Dejusticia y profesor de la Universidad Nacional