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Los informes de Ecopetrol muestran un cuadro optimista. La producción de petróleo aumentó de 679.000 barriles diarios en 2021 a 737.000 en 2023. Los hallazgos han sido exitosos en un 50 % de los pozos exploratorios. Se afirma que entregó $58 billones al gobierno, más del 5 % del PIB de 2023 entre dividendos, regalías e impuestos. Según el informe, Ecopetrol invirtió $27 billones, 10 de ellos en transmisión y vías. La petrolera provee gas a más de 20 mil hogares, aunque la producción local no alcanza y ha tenido que importar una parte, que planea obtener de la petrolera venezolana PDVSA, conocida por el sistemático incumplimiento de sus compromisos.
Sin embargo, el futuro de Ecopetrol luce mal: sus utilidades cayeron casi 50 % en 2023. El gobierno no le ha otorgado licencias para explorar nuevos pozos, comprometiendo su futuro y poniendo en riesgo la seguridad energética del país. Se pretende, además, otorgarle mayor peso a su poderoso sindicato en la administración de la empresa que obviamente no representa los intereses de los ciudadanos sino el de sus asociados. El desprecio del presidente por los especialistas y los técnicos puede llevar a la empresa a tomar malas decisiones hacia futuro.
La acción de Ecopetrol cayó un 7.5 % en una semana al conocerse sus resultados y los conflictos al interior de su junta directiva, como también las movidas torcidas de su presidente, Ricardo Roa. Un empresario de nombre Serafino Iácono, propietario de la minera Aris Mining y con intereses en el sector de hidrocarburos, le vendió a Roa antes de ser presidente de Ecopetrol un lujoso apartamento por un precio irrisorio, movida que fuera investigada por Daniel Coronell. Control Risks, una evaluadora de riesgos, afirma que la posición de Roa va a quedar comprometida en la medida en “que avancen las investigaciones judiciales en Colombia (…) sobre sus actuaciones corporativas y personales durante el ejercicio de su rol como Presidente de Ecopetrol. La probabilidad de acciones regulatorias y penales en Estados Unidos contra el presidente de Ecopetrol también se verá afectada por la evolución del contexto político y electoral en ese país”.
Los cambios en la junta directiva de Ecopetrol se definieron el 22 de marzo. Entre ellos, generó mucho ruido la participación de la viceministra del ministerio de Ambiente, Lilia Tatiana Roa, quien se ha manifestado a favor de que se prohíba el fracking o fracturación hidráulica que extrae petróleo de las rocas mediante alta presión de agua. Se argumenta que la viceministra debió declararse impedida porque adelanta una agenda en contra de la fracturación que efectúa Ecopetrol en Estados Unidos.
Si se imponen las visiones ambientalista y sindical en la administración de la empresa, se entorpecería su desarrollo y se disminuirían las divisas que Colombia recibe por sus exportaciones. En consecuencia, se aumentaría la devaluación del peso y se daría una mayor inflación, sobre todo de los alimentos importados que pesan en la canasta familiar, como el trigo con que se hornea el pan de cada día. La estabilidad que ha tenido el peso se puede vulnerar y el gobierno tendría que asumir mayores costos en el servicio de su deuda.
El futuro de Ecopetrol luce sombrío: puede terminar siendo administrada a favor de intereses contrarios a su desarrollo, inspirados por la ideología que no por la técnica.