La economía colombiana entró en franca desaceleración. Datos del primer trimestre de 2023 arrojaron un crecimiento de 3 % que se compara mal con el de hace un año que alcanzó un 8,2 %.
Uno de los frenos más fuertes surgió de la construcción que se contrajo 3,1 %; ello derivó de la caída en obras civiles, que son predominantemente públicas, y revela la ausencia de políticas contracíclicas del Gobierno central. Las ventas de vivienda nueva cayeron más de 60 %, lo que da la señal para que no se sigan fabricando nuevas edificaciones habitacionales.
La industria creció un pobre 0,7 % en el primer trimestre del año. Dentro de ella decrecieron las ramas de alimentos, textiles y confecciones (-7,3 %), mientras que el sector de refinación de petróleo y productos afines sacó la cara con un crecimiento cercano al 4 %. En efecto, las actividades mineras, que están siendo miradas con franca hostilidad por la ministra del ramo, lograron crecer 3,6 %, dentro de las cuales el petróleo y el gas aumentaron 3 %, contribuyendo al presupuesto público y a surtir los hogares de tan importante insumo. El gas natural es un combustible barato y eficiente en las cocinas de los colombianos, cuyas redes llegan a cada vez más lugares dentro del territorio.
Si bien la administración Petro lleva solo nueve meses en funciones, ya era hora de que se viera un plan de acción para contrarrestar las tendencias recesivas que enfrenta la economía. La actividad de la administración pública solo creció 1,9 % durante el primer trimestre del año y hay que esperar a ver si hay una acción fuerte y contundente más adelante, ojalá muy pronto, que contribuya a revertir la recesión que se vislumbra en el horizonte.
Los datos sobre el producto interno bruto ayudan a entender hacia dónde va la economía. Mientras que el consumo aumentó un magro 2,6 %, la inversión (pública y privada) se contrajo más del 10 %, lo cual es el preludio del pobre crecimiento futuro de la economía. La buena noticia surge de las exportaciones, entre las cuales destacan el petróleo y sus derivados que lograron aumentar más del 5 %. Las importaciones cayeron 7,5 %, reflejando la reducción de la inversión, pero también el debilitado consumo de los hogares. Sorprendió el dato sobre el desempleo que en marzo fue del 10 %, reduciéndose en más de tres puntos frente a su nivel de hace un año, pero no parece deberse a ninguna acción del Gobierno que demoró bastante en organizar su gabinete. Cualquier dirección que tomara la acción del Gobierno fue frenada en seco por la purga de la mitad de los ministros que apenas estaban aprendiendo a desempeñar sus funciones.
La inversión minera que llegó al país en 2022 estuvo cercana a los US$2.800 millones, con un crecimiento del 277 % frente a 2021, pero la que se vislumbra para este año es considerablemente menor. Según Portafolio, los nuevos impuestos contra el sector son onerosos, además de que las regalías no son deducibles a la hora de pagarlos. Las regalías que debe entregar el carbón son equivalentes al 10 % de su producto; las del níquel, al 12 %; las del hierro y cobre, al 5 %; las del oro, al 4 %. Según Fedesarrollo, la tasa efectiva de tributación del sector minero-energético tras la reforma de Gobierno Petro alcanzó el 70 % de la renta, lo cual, junto a la inestabilidad jurídica, espantará la inversión minera del futuro.
La economía colombiana entró en franca desaceleración. Datos del primer trimestre de 2023 arrojaron un crecimiento de 3 % que se compara mal con el de hace un año que alcanzó un 8,2 %.
Uno de los frenos más fuertes surgió de la construcción que se contrajo 3,1 %; ello derivó de la caída en obras civiles, que son predominantemente públicas, y revela la ausencia de políticas contracíclicas del Gobierno central. Las ventas de vivienda nueva cayeron más de 60 %, lo que da la señal para que no se sigan fabricando nuevas edificaciones habitacionales.
La industria creció un pobre 0,7 % en el primer trimestre del año. Dentro de ella decrecieron las ramas de alimentos, textiles y confecciones (-7,3 %), mientras que el sector de refinación de petróleo y productos afines sacó la cara con un crecimiento cercano al 4 %. En efecto, las actividades mineras, que están siendo miradas con franca hostilidad por la ministra del ramo, lograron crecer 3,6 %, dentro de las cuales el petróleo y el gas aumentaron 3 %, contribuyendo al presupuesto público y a surtir los hogares de tan importante insumo. El gas natural es un combustible barato y eficiente en las cocinas de los colombianos, cuyas redes llegan a cada vez más lugares dentro del territorio.
Si bien la administración Petro lleva solo nueve meses en funciones, ya era hora de que se viera un plan de acción para contrarrestar las tendencias recesivas que enfrenta la economía. La actividad de la administración pública solo creció 1,9 % durante el primer trimestre del año y hay que esperar a ver si hay una acción fuerte y contundente más adelante, ojalá muy pronto, que contribuya a revertir la recesión que se vislumbra en el horizonte.
Los datos sobre el producto interno bruto ayudan a entender hacia dónde va la economía. Mientras que el consumo aumentó un magro 2,6 %, la inversión (pública y privada) se contrajo más del 10 %, lo cual es el preludio del pobre crecimiento futuro de la economía. La buena noticia surge de las exportaciones, entre las cuales destacan el petróleo y sus derivados que lograron aumentar más del 5 %. Las importaciones cayeron 7,5 %, reflejando la reducción de la inversión, pero también el debilitado consumo de los hogares. Sorprendió el dato sobre el desempleo que en marzo fue del 10 %, reduciéndose en más de tres puntos frente a su nivel de hace un año, pero no parece deberse a ninguna acción del Gobierno que demoró bastante en organizar su gabinete. Cualquier dirección que tomara la acción del Gobierno fue frenada en seco por la purga de la mitad de los ministros que apenas estaban aprendiendo a desempeñar sus funciones.
La inversión minera que llegó al país en 2022 estuvo cercana a los US$2.800 millones, con un crecimiento del 277 % frente a 2021, pero la que se vislumbra para este año es considerablemente menor. Según Portafolio, los nuevos impuestos contra el sector son onerosos, además de que las regalías no son deducibles a la hora de pagarlos. Las regalías que debe entregar el carbón son equivalentes al 10 % de su producto; las del níquel, al 12 %; las del hierro y cobre, al 5 %; las del oro, al 4 %. Según Fedesarrollo, la tasa efectiva de tributación del sector minero-energético tras la reforma de Gobierno Petro alcanzó el 70 % de la renta, lo cual, junto a la inestabilidad jurídica, espantará la inversión minera del futuro.