El producto interno bruto (PIB) creció solo 0,6 % en 2023. El PIB es la sumatoria de toda la actividad económica del país y su comportamiento fue uno de los peores de la historia. Frente al crecimiento del producto mundial, que fue de 2,4 %, y el de Estados Unidos, de 2,5 %, nuestra cifra luce mal. Si consideramos que la población colombiana creció al 1 %, el ingreso por habitante disminuyó también, con el consecuente incremento de la pobreza.
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El producto interno bruto (PIB) creció solo 0,6 % en 2023. El PIB es la sumatoria de toda la actividad económica del país y su comportamiento fue uno de los peores de la historia. Frente al crecimiento del producto mundial, que fue de 2,4 %, y el de Estados Unidos, de 2,5 %, nuestra cifra luce mal. Si consideramos que la población colombiana creció al 1 %, el ingreso por habitante disminuyó también, con el consecuente incremento de la pobreza.
Analizando el comportamiento de algunos sectores de la economía se destaca que el gasto en administración pública aumentó casi 4 %, pero debió ser mayor para impulsar algo más el crecimiento. Ese gasto se financia con impuestos y préstamos que contrae el Gobierno y, de acuerdo con otras fuentes, la ejecución del Gobierno estuvo 12 % por debajo del presupuesto, lo que fue inconveniente para la recuperación. El sector financiero aumentó su valor agregado en 7,9 %; teniendo en cuenta que el PIB o valor agregado es básicamente la suma de los salarios y las utilidades, se puede colegir que a los bancos y las empresas de seguros les fue muy bien. El sector agropecuario creció 1,8 % y la minería, tan menospreciada, creció 2,6 %. Sin embargo, la industria se contrajo un 3,5 %, la construcción cayó 4,2 % y el comercio lo hizo 2,8 %.
Según el centro de pensamiento Fedesarrollo, “para impulsar el crecimiento se requiere continuar con la reducción de tasas de interés, resolver cuellos de botella en infraestructura y vivienda, y ejecutar el presupuesto. Esto, teniendo en cuenta que tanto la infraestructura como la construcción de vivienda fueron los sectores más afectados durante la pandemia”.
Con respecto a las tasas de interés, la aletargada Junta Directiva del Banco de la República mantiene sus tasas de interés en un nivel prohibitivo para el financiamiento del consumo y peor aún de la inversión. Está reduciendo su tasa de interés a cuentagotas y se requiere que lo haga a chorros. Hace tiempos no veíamos una dirección del Emisor tan ajena a asumir su responsabilidad frente a una economía desfalleciente. Por lo demás, la inflación lleva 10 meses reduciéndose, en enero estuvo en 8,3 % anualizada y con la debilidad de la demanda seguro que seguirá bajando. Se debe ejecutar una política monetaria proactiva que reduzca drásticamente las tasas de interés para contribuir a que la economía salga de la recesión en que yace. No se conmueve la Junta Directiva del Banco de la República con el aumento del desempleo, que registró 9,4 % en agosto pasado y hoy está rondando el 11 % de la fuerza de trabajo.
El enfoque del gasto en el análisis de las cuentas nacionales reveló que el consumo aumentó un pobre 1,1 % en 2023, la formación bruta de capital colapsó casi un 25 %, revelando que los espíritus animales de los empresarios están adormecidos y que no parecen confiar en las políticas del Gobierno como para invertir e impulsar la economía. Por el lado del comercio exterior, las exportaciones aumentaron un 3,1 %, pero las importaciones cayeron casi 15 %, reflejando la baja de la inversión, parte sustancial de la cual está constituida por los bienes de capital importados.
Los empresarios están subutilizando su capacidad de producción y no tienen interés en ampliarla, reflejo a su vez de una demanda agregada debilitada por las condiciones internas y externas. Para rematar, el Gobierno no parece dispuesto al aumento de su gasto con suficiente fuerza como para suplir la negligencia de la autoridad monetaria.