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El fiscal general de la Nación inicia su temeraria tarea de intervenir en la competencia electoral haciendo acusaciones falaces contra opositores del Centro Democrático. El primer acusado ha sido Sergio Fajardo, por un préstamo de US$77 millones contratado en diciembre de 2013, cuando era gobernador de Antioquia. Tan pronto se inició la campaña electoral de 2022, Barbosa desempolvó un caso que yacía dormido hace ocho años.
El fiscal que delegó ante la Corte Suprema de Justicia consideró que en el trámite para suscribir ese préstamo en dólares no se hicieron los estudios para realizar la operación en moneda extranjera, en vez de hacerla en pesos. El exgobernador debió contratar a Alberto Bernal, famoso por sus infalibles predicciones, para que le pronosticara el valor futuro del dólar. En 2018, Bernal anunció que si Duque ganaba la elección presidencial el dólar caería a $2.700, pero si triunfaba Petro llegaría a $5.000. Como sabemos, Duque ganó la elección, pero el dólar no se mosqueó.
Los economistas serios no hacen pronósticos. Algunos analizan escenarios futuros utilizando diversos supuestos, como el de que todo lo demás permanece constante, en los que si se altera una variable se obtiene cierto resultado. Así, se podría suponer que si el petróleo se cotiza a US$80 por barril, el dólar bajará a $3.300, o si cae a US$30 el barril, el dólar subirá a $4.500.
Según la “investigación” de la inmarcesible (significa que no se puede marchitar) Fiscalía de Barbosa, cuando se desembolsó el crédito a finales de 2013, el dólar rondaba $1.900, y dos años después superaba los $3.100. Ese aumento en el valor del dólar habría dado lugar a un detrimento patrimonial de $320.000 millones a finales de 2020. El fiscal demuestra su supina ignorancia en temas económicos y financieros: ni siquiera consultó a alguien que sí sepa de esos asuntos, en vez de hacer el ridículo con acusaciones delirantes.
Toda organización pública o privada que necesite endeudarse puede hacerlo en moneda local o extranjera. Las ventajas de la deuda en dólares son varias: la tasa de interés que se forma en el profundo mercado monetario internacional es inferior a la tasa que se impone en el oligopólico mercado bancario colombiano y, quizás más importante, los plazos de los créditos en dólares son más largos que los del mercado local. Es obvio que hay riesgos, pero en general los beneficios de un crédito externo superan sus posibles desventajas. Cuando comenzó el gobierno Duque, la deuda pública era de un 47 % del PIB y en su tercer año supera el 64 %. En 2020, casi dos tercios de la deuda del Gobierno central correspondían a obligaciones en dólares. ¿Por qué el fiscal no le abre cargos a Iván Duque y a Alberto Carrasquilla por haberse endeudado de esa manera, en momentos de intensa penuria fiscal, sin prever que el dólar subiría más de $300 en el primer trimestre de 2021?
El “delito” de Fajardo fue no haber previsto que el petróleo, cuyo barril se cotizaba a US$115 en 2013, caería a US$40 en 2015, causando la profunda devaluación del peso. Si Fajardo termina en la cárcel e inhabilitado para participar en la justa presidencial de 2022, Duque y Carrasquilla deberían ser destituidos y enjuiciados, y Alberto Bernal condenado a cadena perpetua.