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El presidente Duque hizo vana ostentación ante la OCDE cuando dijo que la economía colombiana creció 10,2 % en 2021. Según él, fue el índice más alto en toda la historia de la República, gracias a sus dones de liderazgo. El resultado contabilizado por el DANE fue de 10,6 %, incluso superior al afirmado por el presidente.
Lo que no se dijo es que el rebote se dio tras la mayor contracción económica en la historia de la República, de 7 % del PIB. Si se toma el 2019 como base 100 del producto interno bruto, el de 2020 queda en 93 y el de 2021 en 102,86. El logro de Duque es un pinche 2,86 % de crecimiento entre esos dos años, bastante menor que el promedio de la economía colombiana que es del 4,4 % anual y muy inferior a su potencial.
El DANE dio el dato de obras civiles del último trimestre de 2021 que comparado con el de 2019 arroja una contracción del 22 %, o sea que la política de construcción de obra pública le restó a la expansión de la economía en vez de ayudarla. Más en detalle, la construcción de carreteras dio un resultado peor: contracción del 29,3 % entre las mismas fechas.
¿Qué explica el alto crecimiento de Colombia durante 2021? En primer término, el consumo aumentó 14 %, comparado con la contracción del 4,3 % en 2020, gracias a las remesas que alcanzaron US$10.691 millones ($42,2 billones, 4,6 % del PIB) que surge de la exportación de nuestros cesantes, a lo que se sumó la recuperación del empleo. No obstante, la tasa de desempleo marca 11 % de la fuerza laboral en diciembre de 2022. Con todo, hoy no se han recuperado un millón de puestos de trabajo y la economía es un 4 % más pequeña que en 2019. Además, buena parte de la población sufre de hambre: “antes de la pandemia el 88,9 % de las familias colombianas consumían tres comidas al día, cifra que en diciembre de 2021 se redujo al 69,1 %, es decir, solo 14′399.043 personas comían dos veces al día, 1′445.065 personas comían una vez al día”, según el DANE.
Los salarios fueron mermados por la inclemente inflación, compensados en parte por el alza del mínimo concedido por el magnánimo Duque, salario que cobija solo a la mitad de la población trabajadora. La formación de capital mostró un aumento del 10 %, pero se había contraído más del doble en 2020 y no alcanzó a ser un impulso decisivo al crecimiento. Peor aún es que la economía muestra profundos desequilibrios: las importaciones son mayores a las exportaciones en US$20,000 millones, 8,8 % del PIB y la cuenta corriente tiene un faltante de US$12,600 millones. El déficit del gobierno fue 7,6 % del PIB en 2021, reduciéndose en un punto por los mayores ingresos generados por el auge petrolero. El crudo subió de US$50 el barril en 2020 a más de US$90 en la actualidad.
Duque es el presidente mas fatuo en la historia de la República. Inauguró el túnel de La Línea en septiembre de 2020 como si hubiera sido obra suya, aunque fue iniciado en 2009 y la mayor parte fue adelantada por los gobiernos de Juan Manuel Santos. Mandó a hacer una enorme placa que descubrió orgulloso. Una tutela presentada por Marla Gutiérrez obligó al gobierno a desmontar la bombástica placa, lo que le enseñó un tris de humildad que no aprendió en la Universidad Sergio Arboleda. Hay que agregar que fue un presidente afortunado pues le tocó el rebote del crecimiento en 2021 y el auge petrolero.
Lo cierto es que el gobierno que suceda al del Centro Democrático encontrará una economía descuadernada, muy difícil de enderezar.