El primer tema en el programa de Petro cubre los derechos de la mujer. “Guardianas del agua y de la tierra fértil, defensoras del territorio y de la biósfera, cuidadoras y tejedoras de la vida y la paz, bastiones de la economía; las mujeres sostienen el mundo”.
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El primer tema en el programa de Petro cubre los derechos de la mujer. “Guardianas del agua y de la tierra fértil, defensoras del territorio y de la biósfera, cuidadoras y tejedoras de la vida y la paz, bastiones de la economía; las mujeres sostienen el mundo”.
¿En qué momento Petro se volvió feminista? Ahora recurre a un lenguaje de profeta, semipoético y críptico, para atraer el voto femenino que nunca lo ha favorecido. Las mujeres lo han reconocido como machista y no ha podido ganar su simpatía. Mientras la intención de voto por Petro entre los hombres es de 46 %, entre las mujeres es de solo 35 %. Sergio Fajardo registra una mayor intención de voto entre las mujeres que entre los hombres, de cuatro contra tres.
Fajardo es más directo y va al grano: “La desigualdad en Colombia sigue teniendo rostro de mujer”, ante lo cual debe haber una política contundente que reduzca la brecha. “La igualdad de género es un deber del Estado y un tema de justicia con las mujeres”.
Frente a la economía, Fajardo es concreto: “El país está profundamente afectado por la pobreza, las desigualdades, el desempleo, los altos precios de la canasta familiar y las puertas cerradas a las oportunidades de educación y salud. La economía no está al servicio de la gente, sino de unos pocos”. Para ello recurrirá a una reforma tributaria progresiva que aporte recursos suficientes para financiar programas sociales.
Petro es más vago, pero salvará a Colombia y a la humanidad: “Transitar hacia una economía productiva basada en el respeto a la naturaleza, dejando atrás la dependencia exclusiva del modelo extractivista y democratizando el uso de energías limpias”. Agrega: “La transformación de las fuerzas productivas y el avance en los pactos de productividad serán el motor que genere la riqueza necesaria y que siente las bases materiales y sociales para que Colombia pueda entrar, por primera vez en su historia, en una era de paz”. Lo de las “fuerzas productivas” es el último rezago de marxismo que le queda al candidato del Pacto Histórico.
Una de sus banderas es “Colombia: potencia mundial de la vida”. ¿Será que somos campeones en longevidad de la población? Pues no: estamos en la cola de los países de la OCDE con 76,7 años contra la media de 81 años. Para remontar esa diferencia haría falta un sistema de salud de buena calidad, algo de lo cual estamos lejos. ¿Estamos a salvo de las pandemias? Pues tampoco: el COVID-19 produjo en el país unos 6 millones de infecciones y más 139. 000 muertes, porque tuvimos la tasa más baja de vacunación de los 37 miembros de la OCDE.
Se debería considerar el escenario de base de la vida en Colombia. Contamos con una de las tasas de homicidios más altas del mundo, casi 27 muertes por cada 100.000 habitantes en 2021, comparada con la de Chile, 3,6; Europa, 1,2, y Estados Unidos 7,8; estamos mejor que Jamaica, que tiene 49,4. No encontré remedios para este mal en el programa del Pacto Histórico.
El programa es ciertamente demagógico: buscará “de manera urgente concret(ar) un nuevo contrato social para el buen vivir y el vivir sabroso”, etc., etc. Hay por lo menos una veintena de pactos para todo, pero no hay propuestas concretas en materia tributaria o empoderamiento del Estado que puedan hacer realidad las innumerables reformas con que se sueña.
Es obvio que votaré por Fajardo en primera vuelta, pero si no alcanza a la segunda me inclino por el voto en blanco.