Continúa la política restrictiva del Banco de la República, a pesar de que la economía está prácticamente en recesión. En efecto, la decisión de mantener una tasa de interés demasiado elevada, más de tres puntos por encima de la inflación, contribuye a quitarle aire al crecimiento para que termine siendo nulo en 2023.
El banco central colombiano, como los del resto del mundo, considera que la inflación hay que combatirla con la ralentización o el enfriamiento de la economía. La tasa de variación anual del IPC en Colombia en octubre de 2023 fue del 10,5 %, 0,5 % inferior a la del mes anterior, completando varios meses de reducciones sucesivas. Según el DANE, la inflación de octubre fue menor en 0,47 % a la del mismo mes del año pasado, cuando se ubicó en 0,72 %, así que vamos progresando lentamente. El alza del mes de septiembre pasado fue de 0,25 %, un tercio del registro de hace un año. En lo que va corrido de 2023, la inflación alcanza un 8,3 % y se proyecta que se mantenga en un dígito al completar el año. La meta de inflación del banco central colombiano es de 3 %, así que falta mucho trecho para alcanzarla.
La inflación se sintió con mayor fuerza en los rubros de alojamiento, agua, electricidad, gas, otros combustibles y transporte. Nótese que varios de estos precios son administrados por el Gobierno, sobre todo los combustibles que aumentaron un ¡46 %! en el año y los gastos relacionados con la propiedad, el manejo y alquiler de vehículos que subieron casi 20 %.
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, advirtió que todavía falta completar el ajuste al precio de la gasolina, hoy en $14.500, que debe alcanzar los $16.000 por galón en diciembre. Se mantiene el subsidio al ACPM que supera los $10 billones, casi un punto del PIB, el cual aligera un poco los costos del transporte de carga y que también proyecta eliminar, porque es dinero que el Gobierno podría invertir mejor en el bienestar de la población más necesitada del país.
La gasolina es refinada en parte dentro de Colombia, pero otra parte es importada y no se le deben imponer sacrificios a Ecopetrol vendiendo por debajo de sus costos. De hacerlo así, se ponen en riesgo sus planes de inversión que hoy son indispensables para explorar y encontrar petróleo y gas dentro de las fronteras de tierra y mar del país. Se garantizará así el suministro adecuado de tan vitales elementos de la economía en el mediano y largo plazo.
Ricardo Bonilla expresó además lo siguiente: “Por séptimo mes la inflación viene en descenso. Estamos en la senda de poder cerrar el año con una inflación de un dígito. Esto es muy importante para la continuidad de la política monetaria y la sostenibilidad macroeconómica del país”.
Buena parte de la inflación es importada y se sintió con mayor fuerza con la invasión de Rusia a Ucrania, que la considera una provincia díscola de la otrora poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En este caso de inflación importada, mantener una política restrictiva no afecta lo que sucede al otro lado del planeta, aunque la justifican para que se reduzca el contagio de sus efectos en la economía local.
Es obvio que con el descenso sistemático de la inflación ya es tiempo para que la política monetaria comience a aflojarse, con reducciones del 0,25 % cada mes. En la pasada reunión de la Junta del Banco de la República, dos de sus miembros votaron por reducir la tasa de interés. Ojalá se les sumen otros dos para hacerlos mayoría a principios de diciembre.
Continúa la política restrictiva del Banco de la República, a pesar de que la economía está prácticamente en recesión. En efecto, la decisión de mantener una tasa de interés demasiado elevada, más de tres puntos por encima de la inflación, contribuye a quitarle aire al crecimiento para que termine siendo nulo en 2023.
El banco central colombiano, como los del resto del mundo, considera que la inflación hay que combatirla con la ralentización o el enfriamiento de la economía. La tasa de variación anual del IPC en Colombia en octubre de 2023 fue del 10,5 %, 0,5 % inferior a la del mes anterior, completando varios meses de reducciones sucesivas. Según el DANE, la inflación de octubre fue menor en 0,47 % a la del mismo mes del año pasado, cuando se ubicó en 0,72 %, así que vamos progresando lentamente. El alza del mes de septiembre pasado fue de 0,25 %, un tercio del registro de hace un año. En lo que va corrido de 2023, la inflación alcanza un 8,3 % y se proyecta que se mantenga en un dígito al completar el año. La meta de inflación del banco central colombiano es de 3 %, así que falta mucho trecho para alcanzarla.
La inflación se sintió con mayor fuerza en los rubros de alojamiento, agua, electricidad, gas, otros combustibles y transporte. Nótese que varios de estos precios son administrados por el Gobierno, sobre todo los combustibles que aumentaron un ¡46 %! en el año y los gastos relacionados con la propiedad, el manejo y alquiler de vehículos que subieron casi 20 %.
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, advirtió que todavía falta completar el ajuste al precio de la gasolina, hoy en $14.500, que debe alcanzar los $16.000 por galón en diciembre. Se mantiene el subsidio al ACPM que supera los $10 billones, casi un punto del PIB, el cual aligera un poco los costos del transporte de carga y que también proyecta eliminar, porque es dinero que el Gobierno podría invertir mejor en el bienestar de la población más necesitada del país.
La gasolina es refinada en parte dentro de Colombia, pero otra parte es importada y no se le deben imponer sacrificios a Ecopetrol vendiendo por debajo de sus costos. De hacerlo así, se ponen en riesgo sus planes de inversión que hoy son indispensables para explorar y encontrar petróleo y gas dentro de las fronteras de tierra y mar del país. Se garantizará así el suministro adecuado de tan vitales elementos de la economía en el mediano y largo plazo.
Ricardo Bonilla expresó además lo siguiente: “Por séptimo mes la inflación viene en descenso. Estamos en la senda de poder cerrar el año con una inflación de un dígito. Esto es muy importante para la continuidad de la política monetaria y la sostenibilidad macroeconómica del país”.
Buena parte de la inflación es importada y se sintió con mayor fuerza con la invasión de Rusia a Ucrania, que la considera una provincia díscola de la otrora poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En este caso de inflación importada, mantener una política restrictiva no afecta lo que sucede al otro lado del planeta, aunque la justifican para que se reduzca el contagio de sus efectos en la economía local.
Es obvio que con el descenso sistemático de la inflación ya es tiempo para que la política monetaria comience a aflojarse, con reducciones del 0,25 % cada mes. En la pasada reunión de la Junta del Banco de la República, dos de sus miembros votaron por reducir la tasa de interés. Ojalá se les sumen otros dos para hacerlos mayoría a principios de diciembre.