La próxima presidencia de Donald Trump será difícil para la mitad de los estadounidenses que lo rechazan. México y Canadá, como socios del T-MEC firmado en 2016 durante el primer período del personaje, también serán perjudicados. Al resto del mundo los amenaza con aranceles de entre 10 y 60 %, según como se comporten, ya sea frenando la inmigración irregular a Estados Unidos, combatiendo efectivamente la distribución de opioides o haciendo superavitaria la balanza comercial de Estados Unidos con el resto de ellos.
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La próxima presidencia de Donald Trump será difícil para la mitad de los estadounidenses que lo rechazan. México y Canadá, como socios del T-MEC firmado en 2016 durante el primer período del personaje, también serán perjudicados. Al resto del mundo los amenaza con aranceles de entre 10 y 60 %, según como se comporten, ya sea frenando la inmigración irregular a Estados Unidos, combatiendo efectivamente la distribución de opioides o haciendo superavitaria la balanza comercial de Estados Unidos con el resto de ellos.
Se calcula que en los Estados Unidos había más de cinco millones de indocumentados en trabajos esenciales, incluyendo cerca de dos millones en la producción y comercialización de alimentos. Los migrantes representan cerca del 17 % de los trabajadores agrícolas y 13 % del sector de la construcción, según un informe de la BBC. A pesar del papel benéfico que representan todos ellos para una economía con menor inflación, Trump afirma que hay millones de inmigrantes que “envenenan la sangre de la nación”, incluyendo miles de criminales liberados de las cárceles de México, Venezuela y de otros países latinoamericanos que deportará sin fórmula de juicio.
Trump prometió nuevamente sellar la frontera con México y que terminará de construir el muro entre ambos países que cuenta con unos 720 kilómetros terminados de una frontera que se extiende por más de 3.150. Se trata de una franja vibrante que intercambia población, producciones, en especial de alimentos, y recursos en general. Se aprovecha de la mano de obra más barata del lado sur y de los recursos naturales de México.
Trump pretende imponer aranceles de entre 10 % y 20 % a la importación de la mayor parte de los productos extranjeros. La bronca con China es mayor, pues profundizará su política de imponerle aranceles del 60 %. No le importa al magnate lo que anticipan los economistas que informan que esos impuestos saldrán de los bolsillos de los consumidores estadounidenses. Lo cierto es que en las guerras comerciales salen perjudicados todos los países involucrados, pero también los que reciben el impacto de precios más altos de bienes intermedios y de materias primas.
Trump también prometió adoptar un plan para eliminar la importación de bienes esenciales procedentes de China y establecer nuevas regulaciones para que las empresas estadounidenses inviertan en China, “solamente cuando esas inversiones favorezcan a Estados Unidos”. Estados Unidos importó de China el año pasado bienes valorados por unos US $426.885 millones. A su vez, esta le compró a Estados Unidos US $147.810 millones con un saldo negativo de más de US $279.000 millones para la gran potencia del norte, déficit que puede ser financiado con la emisión de dólares, que es la divisa global dominante. Las exportaciones colombianas de manufacturas a ese mercado, que se acercan solo a los US $10.000 millones anuales, pueden terminar perjudicadas con tales aranceles, violando el tratado de libre comercio entre los dos países.
Trump representa tendencias antidemocráticas y protofascistas al defender a personajes como Vladimir Putin y otros dictadores que envidia y aceptar el apoyo de grupos de extrema derecha. El presidente electo apoyó la toma del capitolio por sus huestes en enero de 2021, que rechazaba su derrota en las urnas. Estas causaron varias muertes y cientos de heridos entre los suyos y las fuerzas de seguridad. El sistema judicial norteamericano encontró a Trump culpable de varios delitos, en especial el intento de robarse las elecciones de 2020, pero no logró condenarlo a tiempo y menos lo podrá hacer ahora, porque goza de la inmunidad que le presta la figura presidencial. Como lo recordó un crítico norteamericano: tenemos a un criminal convicto de presidente.