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Una mirada a la biodiversidad en ARTBO

Sandra Vilardy
09 de octubre de 2024 - 05:05 a. m.
"La maravillosa Tatiana Arocha con su bellísima obra de árboles, lianas y bosques, pero también de hojas y plantas de coca": Sandra Vilardy
"La maravillosa Tatiana Arocha con su bellísima obra de árboles, lianas y bosques, pero también de hojas y plantas de coca": Sandra Vilardy
Foto: Peter Ross

Una de las contribuciones de la naturaleza más evidente al bienestar humano está relacionada con la sensación de placer y satisfacción que nos da percibir su belleza. Esa belleza asociada a la armonía de las formas, los colores, los movimientos, los olores. Por eso la biodiversidad nos ha inspirado siempre y de múltiples formas. A lo largo de la historia y en todo el planeta, los humanos hemos intentado representarla, reinterpretarla, conservarla en el tiempo mediante representaciones artísticas. Las diferentes culturas han comunicado emociones, indicaciones, advertencias, aspiraciones mediante las representaciones de la naturaleza, desde las pinturas rupestres o los petroglifos, pasando por las obras de los grandes maestros como Botticelli o los tejidos y otras artesanías de las comunidades locales o grupos étnicos de cualquier región del planeta.

Tengo que reconocerles que, desde hace unos años que estudio las contribuciones de la biodiversidad al bienestar humano -o servicios ecosistémicos, como también se les conoce-, veo las representaciones culturales y artísticas con otros ojos, buscando por todo lado la naturaleza. En un país con tanta diversidad de formas en que la vida se expresa, nuestros artistas tienen una fuente infinita para inspirarse en la biodiversidad. Así es que, en la pasada edición de la Feria Internacional de Arte de Bogotá, aproveché para ver cuánto y cómo la naturaleza seguía inspirando esa dimensión de la cultura que son las artes plásticas. ARTBO es una muestra muy interesante y me dio una gran satisfacción ver que la naturaleza está muy presente, y no solo desde la inspiración de su belleza estética, sino también desde la denuncia del dolor de la pérdida.

No es mi intención hacer una lista experta de artistas, pero quiero compartir con ustedes algunos de los artistas que se inspiran en la biodiversidad que más me conmovieron y que les invito a que los conozcan, porque nos permiten ver nuestra riqueza natural de formas increíbles. La maravillosa Tatiana Arocha con su bellísima obra de árboles, lianas y bosques, pero también de hojas y plantas de coca; José Ismael Manco y sus obras en gran formato que representan de una manera muy hermosa los cultivos de tubérculos andinos; Camila Echavarría y la elegancia de sus códigos de barras forestales; Pedro Ruiz, que nos llena de naturaleza en cada una de sus canoas; Ana González y la sutileza con la que refleja el yarumo, el bosque, los páramos, la llovizna; Mariana Varela y su ingeniosa manera de presentarnos las hojas; Vicky Neumann y su manera de mostrar la renaturalización urbana; Luis Fernando Peláez y sus naturalezas muertas que me recordaron los incendios amazónicos; Evelyn Tovar y sus paisajes llenos de nostalgia; David Ramírez y su manera tan poderosa de mostrar a los polinizadores; Jorge Barco y sus esculturales meditáfonos de madera; Siu Vásquez y sus delicados tejidos teñidos con varios elementos naturales: José Alejandro Restrepo y sus imponentes xilografías entre las palmas y la muerte y Yuli Cadavid con sus hermosos boticarios y ollas grabadas, que nos recuerdan el uso permanente de la biodiversidad.

Creo que a la mayoría de los artistas plásticos les pasa un poco lo mismo que a los científicos: hacen cosas maravillosas y útiles para la biodiversidad, pero son poco conocidos. Los necesitamos reconectándonos emocionalmente con la naturaleza, especialmente para evitar su pérdida.

 

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