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Charlotte Shane es una joven estadounidense que suele escribir artículos sobre feminismo, racismo y sexualidad. Un lector anónimo, que la escritora describe como un hombre conservador y antifeminista, leyó una de sus publicaciones y le envió un mensaje que empezaba diciendo: “Más malos consejos de una mala mujer”. A Shane le pareció absurdo que, en pleno siglo XXI, alguien pudiera llamar “mala” a una mujer para intentar avergonzarla o censurar sus opiniones. No le dio mayor importancia. Pero siguió dándole vueltas a la primera frase del mensaje.
Quizás podía hacer algo con esas palabras. Quizás podía crear un evento con mujeres que escriben desde una perspectiva única. Autoras que quisieran leer sus textos ante un público dispuesto a escuchar y a participar con sus propias lecturas. No con el ánimo de aleccionar, sino de abrir un espacio para el libre intercambio de opiniones; no con la voluntad de abordar lo malo desde una visión moralista, sino transgresora. Solo debía concretar algunos detalles. El nombre ya lo tenía: Bad Advice From Bad Women (Malos consejos de malas mujeres).
Así surgió la serie de lecturas itinerantes que Shane organiza en librerías de Nueva York desde 2016. Fue Juan Carlos Rincón –el editor de este espacio– quien me envió el anuncio de uno de los eventos. Me tentó la posibilidad de traer la idea aquí y pensé que lo primero que debía hacer era consultarlo con Shane. Le escribí un mensaje para preguntarle si estaba de acuerdo. “Una lectura de malos consejos en Barcelona suena como un sueño hecho realidad”, respondió. Y a continuación me explicó, paso a paso, cómo organiza las lecturas en Nueva York.
La primera versión en español de Bad Advice From Bad Women se celebró la noche del 7 de marzo de 2018 en Librerío de la Plata. Aquella noche, mientras colocábamos las sillas en círculo, me acordé de Pedro Lemebel, que decía: “Siempre me salí de la fila y torcí el orden. Es también como reírse en la fila o reírse en la foto carné. La fila es un ordenamiento, un encadenamiento viril. Las mujeres hacen rondas”.
Empezamos la ronda de lecturas con un texto de la escritora libanesa Joumana Haddad, de su libro Yo maté a Sherezade: “Siempre he sido lo que se dice, con simpatía o con desaprobación, una “chica mala”. De hecho, mi recuerdo más vívido de cuando era pequeña es el de una niña tremendamente curiosa que aguardaba impaciente a que sus padres se marcharan de casa para poder acercar una silla a la inmensa biblioteca del padre, encaramarse a ella y coger cuanto estuviera oculto en las estanterías superiores. De jovencita pensaba que solo había dos cosas que merecía la pena hacer cuando tenía la ocasión de estar sola: leer y masturbarme”.
En las estanterías más altas, Haddad se encontró con Vladímir Nabókov, Paul Eluard, Honoré de Balzac y el autor que la trastornaría de por vida: el marqués de Sade. “El marqués me liberó de algunos de mis grilletes mentales. Y tras él hicieron lo mismo otros escritores que escribieron con la misma belleza, con la misma rebeldía y con la misma insolencia que él. En resumen: me pervertí”.
Haddad fijó las bases de su “mala” reputación escribiendo sobre el cuerpo y el erotismo, temas que inspiran su poesía y que, en su país, sobre todo para las mujeres, siguen siendo un tabú. Al papá de la autora no le hizo ninguna gracia que su hija usara la palabra “pene” en uno de sus poemas: “¿Cómo puedes escribir una atrocidad como esta y publicarla con tu propio nombre?” Haddad no solo se rebeló contra su padre. Estaba dispuesta a rebelarse contra los prejuicios de la sociedad libanesa. Creó Jasad, la primera revista erótica publicada en lengua árabe. Y por ello recibió mensajes en los que la llamaban zorra y pervertida. También la amenazaron con quemar su cara con ácido, escupirla y apedrearla.
La noche de los malos consejos continuó con sorbos de vino tinto y lecturas de Chimamanda Ngozi Adichie, la controvertida Mae West –que decía que su biografía va de una chica que perdió su reputación y nunca la echó de menos–, Remedios Zafra, Jamaica Kincaid, Mariana Enríquez y, para cerrar, la voz de Billie Holiday. La invitación no era solo para mujeres. Sin embargo, el único hombre que se dejó ver por allí fue el fotógrafo del periódico local.
*La escritora Juliana Muñoz Toro presentará Malos consejos de malas mujeres en Casa Tomada libros (Bogotá). Para más detalles: @julianadelaurel
sorayda.peguero@gmail.com