Publicidad

Un cisne en Berlín

Sorayda Peguero Isaac
12 de abril de 2025 - 05:05 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Berlín, 6 de junio de 1921

Querida Sylvia,

Te alegrará saber que la biblioteca de préstamo ya está en marcha. Gracias a las recomendaciones que me diste, pude mejorar el modelo de ficha que había diseñado. Por otra parte, el restablecimiento de las relaciones internacionales ha traído por aquí a nuevos entusiastas de la literatura francesa. Entre ellos algún crítico. Un diplomático que a su llegada me expresó su gratitud por la idée magnifique! de abrir La Maison du Livre Français, me dijo que ninguna librería que se respete debería tener libros de Victor Margueritte, por pórnografo; ni de Romain Rolland, por desertor de la causa patriótica. Me ahorré la molestia de explicarle que hay consejos que una librera que se respete jamás debería acoger.

Esta semana llegó el pedido de París. Justo a tiempo para renovar el escaparate. También recibí un paquete sorpresa que envió mi madre desde Polonia. Volver a encontrarme con los libros de mi niñez fue motivo de gran alegría. Los cuentos de Andersen, publicados en esa hermosa edición de color verde aceituna, adornada con festones rojos y elegantes letras doradas, me mantuvieron despierta casi toda la noche.

Leí El patito feo hasta bien entrada la adolescencia. A decir verdad, estuve leyéndolo mucho tiempo después. No me avergüenza admitirlo. He sabido que el mismo Andersen dijo que no se trata de un cuento infantil sino de la historia de su propia vida. La cuestión es que regresaba a ese cuento como si en sus páginas pudiera descubrir algo crucial para mi destino. Llegué a pensar que era un testimonio de que a todos los oprimidos les aguardaba un final feliz. El término de la Gran Guerra me demostró, con toda su crudeza, cuán inocente fue mi primera interpretación.

Cuando abandoné mi intención de abrir una librería francesa en Polonia, la posibilidad de hacerlo en Berlín se presentó como mi única esperanza. Ni siquiera se me ocurrió suponer que encontraría objeciones tan opuestas a mi deseo. El cónsul general de Francia estaba escandalizado. ¡Pero es que usted no sabe cuál es el clima actual de Alemania! Tampoco parecía que la burocracia berlinesa fuera a ponerme las cosas fáciles. ¿Solo libros franceses? ¿En Alemania? ¡Cómo se le ocurre!

Por suerte, no era una opinión compartida por todos. Si en las librerías de Polonia abundan los libros franceses, pero resulta que escasean en Berlín, ¿no era el lugar más adecuado para establecer mi librería? Conocía su idioma, sus músicos, sus poetas, sus pensadores. Además, había completado un semestre en la universidad femenina de Leipzig. Para el profesor Henri Lichtenberger era la idea más sensata. Mi madre creía que debía perseguir mi sueño a toda costa y mi amigo P. dijo que abrir una librería en Berlín debía convertirse en una misión.

Considero que sin una bandada cómplice nos resultaría difícil alzar el vuelo. Para conquistar nuestro lugar en el mundo hace falta algo más que intrepidez. Si alguien más que tú puede apreciar aquello que parece escondido tras la bruma, ser vista como el extraño pájaro del corral no tiene mayor importancia.

Hace unos días, mientras colocaba algunos de los libros recién llegados en el escaparate, un niño que pasaba de la mano de su padre se detuvo a mirar. ¡Papá, mira! ¡Hay una librería nueva! No tienes idea de la emoción que sus palabras provocaron en mí. Fue como escuchar a aquellos niños del cuento de Andersen que exclaman con júbilo: “¡Ahí va un nuevo cisne!”.

Te escribiré pronto, mi muy impaciente Sylvia.

Con afecto,

Françoise

*Dos años después de que Sylvia Beach abriera Shakespeare and Company en París, Françoise Frenkel inauguró La Maison du Livre Français en la capital de Alemania. No tengo constancia de que existiera una amistad entre las dos mujeres. Me he servido de la ficción para crear un epistolario basado en sus experiencias como libreras y en sus recuerdos sobre algunos de los artistas más destacados del siglo XX.

Conoce más
Mar(60274)13 de abril de 2025 - 12:26 a. m.
Como siempre, su columna profunda e interesante.
Aurora Elena Montes Rebollo(i92pq)12 de abril de 2025 - 10:57 p. m.
Hermosa carta
Alberto Rincón Cerón(3788)12 de abril de 2025 - 09:58 p. m.
¡Qué belleza! Gracias, Soraya Peguero Isaac.
myriam andrade(sys5t)12 de abril de 2025 - 09:54 p. m.
como siempre tus escritos llenos de magia y belleza.Me encanta leerte
Maribel Martinez(27840)12 de abril de 2025 - 09:30 p. m.
Mi pitonisa y poetisa preferida.
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar