Cómo María F. Cabal y Vicky Dávila manipulan la opinión pública en beneficio propio
Este mes, el equipo de Cuestión Pública nos explicó cómo la familia conformada por María Fernanda Cabal y su esposo José Félix Lafaurie ha creado, quizá con fondos públicos, plataformas de desinformación. La Agencia Periodística de Noticias (APN Noticias) y la Fundación Escuela Libertad trabajan diariamente en la producción de contenido, muchas veces falso, para posicionar a la familia y transmitir tres mensajes repetidos.
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Este mes, el equipo de Cuestión Pública nos explicó cómo la familia conformada por María Fernanda Cabal y su esposo José Félix Lafaurie ha creado, quizá con fondos públicos, plataformas de desinformación. La Agencia Periodística de Noticias (APN Noticias) y la Fundación Escuela Libertad trabajan diariamente en la producción de contenido, muchas veces falso, para posicionar a la familia y transmitir tres mensajes repetidos.
El primero, sobre la importancia de la austeridad y la prudencia frente a defectos como el derroche y la holgazanería. Mientras los Cabal Lafaurie predican la importancia del trabajo y el ahorro, otros son vagos, propensos al vicio. Se repite que Petro está (o estuvo) borracho y que el Gobierno derrocha en viajes y lujos. Se comunica que hay un enemigo interno, conformado por los vagos y disipados. A este enemigo hay que derrotarlo mediante la unión de “los colombianos que cada día madrugan a trabajar para salir adelante”.
El segundo es acerca del peligro de las expropiaciones para todos los colombianos humildes e ingenuos. Según cuentan los medios de la familia, durante gobiernos de izquierda no sólo puede expropiarse la tierra, sino también el sueldo y los ahorros. Es decir, no hay que ser rico para ser sujeto a expropiaciones: la reforma pensional expropiaría los ahorros de los colombianos y es “peligrosa para los jóvenes”. #NoConMiAhorro se tituló la campaña que no estaba sustentada en verdad alguna. “El Gobierno se aprovecha de la ingenuidad de los colombianos para quitarles su pensión”, fue una de las falsedades reproducidas.
El tercer mensaje lamenta la pérdida del país (que está peor que nunca y tomado por la subversión). Las noticias de APN inventan o exageran algún hecho nacional para luego insinuar que hay que usar la fuerza (y no sólo la estatal). La solución a la catástrofe la protagoniza Cabal, quien asume el reto de salvadora nacional. “No es momento de titubear, es momento de actuar. ¡Es hora de recuperar a Colombia para la gente buena!”, escribe Cabal, “vamos a salvarla, trabajando juntos con Fe”. Paralelo a este conglomerado desinformativo-electoral se erige otro más establecido y organizado que es el liderado por Vicky Dávila a través de la revista Semana. Al igual que APN, Semana repite los tres mensajes sin importar la veracidad de los hechos.
En la misma noticia, por ejemplo, la revista acusó a la fiscal general Luz Adriana Camargo de ser amiga del derroche y la subversión: “viaja por segunda vez a Europa, en cinco meses que lleva en el cargo” y “despeja el camino en las protestas a los vándalos como tantos de la primera línea”. Y, como Cabal, Dávila se lamenta por la pérdida del país (que está peor que nunca) y se postula como única redentora. “Me importa demasiado Colombia”, afirma, y promete: “acá estaré firme, defendiendo nuestros valores y principios, con la protección de Dios”.
Nosotras trabajadoras. Nosotras cristianas. Nosotras ahorradoras. Nosotras firmes, recatadas, sobrias, prudentes, austeras, frenteras, ordenadas. Ambas mujeres construyen discursos en oposición a enemigos internos que son lo contrario. Ambas asumen la existencia de un pueblo humilde pero ingenuo, que necesita de su protección contra la inmoralidad, la pereza y el desorden. Pese a que Semana y APN Noticias transmiten sólo palabras e imágenes, sus mensajes tienen efectos reales y materiales. En parte, estos efectos cristalizan porque los dos medios y las dos libertadoras de la patria trabajan para conglomerados económicos. Cabal tiene el músculo de organizaciones de terratenientes del sur y norte del país y el apoyo incansable de la Federación Nacional de Ganaderos, Fedegán. Dávila está apadrinada por el Grupo Gilinski, un imperio corporativo y bancario con sede en Colombia y presencia en las Islas Caimán, Panamá, Paraguay y Perú.