“Estaremos publicando en pocas semanas la segunda parte de la economía naranja, que antes se llamó Oportunidad infinita”, dijo Iván Duque hace casi una semana. Al anunciar la publicación de su libro, que se llamará Realidad infinita, el presidente prometió que Latinoamérica como “gran polo de desarrollo creativo y cultural” atraerá la inversión. “Nuestra idiosincrasia, nuestra cultura”, comentó, se proyectará ante el mundo “como lo que somos: una región donde más allá de nuestras capacidades tenemos un talento que está democratizado”.
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“Estaremos publicando en pocas semanas la segunda parte de la economía naranja, que antes se llamó Oportunidad infinita”, dijo Iván Duque hace casi una semana. Al anunciar la publicación de su libro, que se llamará Realidad infinita, el presidente prometió que Latinoamérica como “gran polo de desarrollo creativo y cultural” atraerá la inversión. “Nuestra idiosincrasia, nuestra cultura”, comentó, se proyectará ante el mundo “como lo que somos: una región donde más allá de nuestras capacidades tenemos un talento que está democratizado”.
Todas estas palabras se dijeron durante la Asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Barranquilla. Acompañando a Duque estuvo el ministro de Cultura, Felipe Buitrago, otro bogotano a quien la prensa identifica como mejor amigo del presidente y que propuso llevar a cabo eventos culturales en las orillas del río Magdalena con cumbias, exposiciones de artesanías y arepas de huevo. “Colombia puede ser un referente internacional en economía naranja”, repitió.
Pese a los esfuerzos por venderle macondos al auditorio (y por repetir hasta la saciedad que “los artesanos y arquitectura de Puerto Colombia, el folclor, la historia, la combinación de las industrias creativas y culturales” nos conducirán “al desarrollo”), la mayoría de empresas favorecidas con las políticas culturales de Duque y Buitrago vienen del sector tecnológico y no del artístico. De acuerdo con un informe de La Silla Vacía, el 58 % de las beneficiadas por la mentada economía naranja son empresas que ofrecen servicios de desarrollo de software para empresas.
Frente al difícil 2021 que nos ha legado la pandemia, el ministro afirmó que “se deben empezar a conectar los públicos con la posibilidad de disfrutar contenidos diversos y explorar la cultura de manera más creativa”. Tras dar esta innovadora declaración, habló sobre la necesidad de hacer eventos culturales en el río Magdalena, “porque el agua es vida”. Y repitió con fervor las palabras “ideación, metodologías ágiles y business canvas”.
Al ver a estos dos hombres vendiendo tanto humo, recordé a las bailarinas Nikol Ramírez y Érika Gómez. A ellas las conocí a finales de 2018, en Aguablanca, Cali, durante el estreno del documental Fullhachede. En este se cuenta la historia del famoso Ras tas tas, que en el año 2014 hizo que miles de personas bailaran al ritmo de la salsa choke. Nikol y Érika oyeron el ritmo y se inventaron los movimientos. “Aprendí a disociar el cuerpo y la fuerza”, explicó entonces una de ellas al referirse al baile y la coreografía.
Como algunos recordarán, vino alguna fama y continuaron bailando en los años siguientes. El documental, sin embargo, relata las frustraciones con las que se encuentran las dos mujeres al intentar comenzar una vida con más posibilidades y menos incertidumbres. Érika brega para sostener a su familia. Nikol sueña con irse a Estados Unidos, donde se tomaría en serio su disciplina y potencial, pero no le dan la visa. No bastó con inventar un género artístico con sus propios cuerpos o con crear un movimiento que otros copiaron.
Ambas mujeres tendrían tanto para enseñarles al ministro y al presidente. Sobre la forma en que la expresión que surge del barrio no se monetiza con ayuda del BID. Sobre la dificultad de hacer arte en Colombia, pese a los libros de la economía naranja. Sobre cómo sus abuelos nacieron en el Pacífico nariñense y chocoano. Sobre sus mamás, que trabajan en casas de familia de ricos en Cali. Sobre la forma en que se vive la violencia en medio de la guerra contra las drogas que Duque promociona.
En una de las tantas páginas web sobre economía naranja, el Gobierno usa las palabras del profesor Amartya Sen para promocionarse: “El fomento de la libertad no puede sino incluir el enriquecimiento de las vidas humanas a través de la literatura, la música, las bellas artes y otras formas de expresión y práctica cultural”. En un Gobierno que destruye el Acuerdo de Paz y atiza las violencias, nunca se estuvo tan lejos de la libertad.