Animales invitados y no invitados, mascotas o plagas, habitan a menudo espacios domésticos en el mundo. Dan forma y alteran los significados del hogar. Los perros, por ejemplo, han cambiado las formas en que la gente piensa sobre la vivienda y la familia. Y los animales indeseados (como los ratones) corren, se esconden y perturban la sensación de tranquilidad dentro de casas y apartamentos en ciudades ricas y menos ricas.
La situación de los zancudos es distinta. Dentro de las ciudades de países del sur global, los barrios de bajos ingresos, que representan entre el 60 % y el 70 % de las viviendas, participan en prácticas domésticas de almacenamiento de agua. Hacen esto porque, aunque a veces tienen llaves y alguna infraestructura, reciben agua intermitentemente. Si bien el agua es esencial para sustentar la vida, las aguas almacenadas (estancadas) nunca son solo agua, sino que también albergan grandes comunidades de organismos como bacterias y otros microbios.
Además, no es necesario que el agua esté contaminada para causar problemas, ya que el agua limpia almacenada puede dar paso a otro tipo de vida: los huevos, larvas y pupas de zancudos. Los estudios han advertido que el cambio climático, junto con la urbanización y la desigualdad, están impulsando la proliferación de Aedes aegypti (que son los principales vectores del dengue, el Zika y el chikungunya) con importantes consecuencias para la salud pública y las estrategias de control de enfermedades. Las temperaturas elevadas desempeñarán un papel en la expansión del área de distribución geográfica de este zancudo y contribuirán al aumento de la tasa de sus picaduras.
Así, a diferencia de mascotas o ratas, los zancudos no son sucesos temporales, no son invasores ni visitantes, ya que emergen del hogar mismo y son partes integrales de la reproducción de la vida cotidiana. Si bien es cierto que los zancudos pueden reproducirse en todos los cuerpos de agua almacenada o estancada, desde cáscaras de banano o lavaderos hasta llantas desechadas que almacenan lluvia, no todos los cuerpos de agua son iguales y hay algunos donde pueden reproducirse con mucho más éxito. Los Aedes aegypti solo prosperan cuando pueden acceder al agua estancada con condiciones materiales apropiadas. Entre 23°C y 32° hay condiciones de hábitat suficientes para que cristalicen las etapas de desarrollo acuático y emerjan zancudos al aire. Esto varía de un contexto a otro, pero en la Colombia urbana este tipo de agua fértil se encuentra con frecuencia en interiores y patios, en agua tratada que se almacena rutinariamente. Cabe recordar que el agua se guarda en baldes, ollas, tanques y lavaderos porque es intermitente. Llega por algunas horas y, en ocasiones, sin avisar en barrios de Buenaventura, Barranquilla, Malambo, San Andrés, Montería y tantas otras ciudades.
Tal y como lo reportó este diario, esta semana se publicó el The Lancet Countdown Latinoamérica, un informe sobre el impacto del cambio climático en la salud, en el que trabajaron investigadores, periodistas y funcionarios. Entre otras cosas, este alertó sobre retrocesos regionales en los “logros conseguidos durante décadas en términos de salud pública”. En Colombia, se informó, “el aumento de temperaturas y de precipitaciones ha mejorado la capacidad del zancudo Aedes aegypti de transmitir el dengue en un 66 % entre 2013 y 2022″. La cifra de casos nacionales está por encima del promedio latinoamericano y el aumento de las temperaturas ha contribuido a una expansión de la enfermedad hacia departamentos que alguna vez fueron demasiado fríos para este zancudo. Además, el fenómeno de El Niño está intensificando el calor y la lluvia, lo que contribuye aún más a su propagación.
Animales invitados y no invitados, mascotas o plagas, habitan a menudo espacios domésticos en el mundo. Dan forma y alteran los significados del hogar. Los perros, por ejemplo, han cambiado las formas en que la gente piensa sobre la vivienda y la familia. Y los animales indeseados (como los ratones) corren, se esconden y perturban la sensación de tranquilidad dentro de casas y apartamentos en ciudades ricas y menos ricas.
La situación de los zancudos es distinta. Dentro de las ciudades de países del sur global, los barrios de bajos ingresos, que representan entre el 60 % y el 70 % de las viviendas, participan en prácticas domésticas de almacenamiento de agua. Hacen esto porque, aunque a veces tienen llaves y alguna infraestructura, reciben agua intermitentemente. Si bien el agua es esencial para sustentar la vida, las aguas almacenadas (estancadas) nunca son solo agua, sino que también albergan grandes comunidades de organismos como bacterias y otros microbios.
Además, no es necesario que el agua esté contaminada para causar problemas, ya que el agua limpia almacenada puede dar paso a otro tipo de vida: los huevos, larvas y pupas de zancudos. Los estudios han advertido que el cambio climático, junto con la urbanización y la desigualdad, están impulsando la proliferación de Aedes aegypti (que son los principales vectores del dengue, el Zika y el chikungunya) con importantes consecuencias para la salud pública y las estrategias de control de enfermedades. Las temperaturas elevadas desempeñarán un papel en la expansión del área de distribución geográfica de este zancudo y contribuirán al aumento de la tasa de sus picaduras.
Así, a diferencia de mascotas o ratas, los zancudos no son sucesos temporales, no son invasores ni visitantes, ya que emergen del hogar mismo y son partes integrales de la reproducción de la vida cotidiana. Si bien es cierto que los zancudos pueden reproducirse en todos los cuerpos de agua almacenada o estancada, desde cáscaras de banano o lavaderos hasta llantas desechadas que almacenan lluvia, no todos los cuerpos de agua son iguales y hay algunos donde pueden reproducirse con mucho más éxito. Los Aedes aegypti solo prosperan cuando pueden acceder al agua estancada con condiciones materiales apropiadas. Entre 23°C y 32° hay condiciones de hábitat suficientes para que cristalicen las etapas de desarrollo acuático y emerjan zancudos al aire. Esto varía de un contexto a otro, pero en la Colombia urbana este tipo de agua fértil se encuentra con frecuencia en interiores y patios, en agua tratada que se almacena rutinariamente. Cabe recordar que el agua se guarda en baldes, ollas, tanques y lavaderos porque es intermitente. Llega por algunas horas y, en ocasiones, sin avisar en barrios de Buenaventura, Barranquilla, Malambo, San Andrés, Montería y tantas otras ciudades.
Tal y como lo reportó este diario, esta semana se publicó el The Lancet Countdown Latinoamérica, un informe sobre el impacto del cambio climático en la salud, en el que trabajaron investigadores, periodistas y funcionarios. Entre otras cosas, este alertó sobre retrocesos regionales en los “logros conseguidos durante décadas en términos de salud pública”. En Colombia, se informó, “el aumento de temperaturas y de precipitaciones ha mejorado la capacidad del zancudo Aedes aegypti de transmitir el dengue en un 66 % entre 2013 y 2022″. La cifra de casos nacionales está por encima del promedio latinoamericano y el aumento de las temperaturas ha contribuido a una expansión de la enfermedad hacia departamentos que alguna vez fueron demasiado fríos para este zancudo. Además, el fenómeno de El Niño está intensificando el calor y la lluvia, lo que contribuye aún más a su propagación.