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Mario Chorlito

Cómo viajar en la tercera edá y no morir en el intento

Tola y Maruja
06 de octubre de 2024 - 05:05 a. m.

Berrionditas, esta es la última entrega del relato de viajes de Mario Chorlito: Cómo viajar en la tercera edá y no morir en el intento:

Antes de salir de viaje debes dejar la casa bien cerrada pero llevar la mente bien abierta.

Lo ideal es viajar solo o con la esposa, porque en la pareja ya se conocen gustos e intereses y ella no te saldrá con que quiere conocer el museo de la Ferrari o de la Heineken (en Vitoria hay un museo del naipe).

Claro que puede pasar como me pasó a mí en este viaje por España: con los años mi esposa se volvió vegetariana y qué problema cuando me quiero comer una lonjita de jamón serrano: ¡Deja de comer momia!

En Santiago de Compostela no me dejó degustar el pulpo “a la gallega” dizque porque es el animal más inteligente que hay. Y cuando quise probar la famosa morcilla de Burgos se le chocolatearon los ojos pensando en la agonía del pobre marranito.

Y yo le digo, viéndola güete con su ensalada de vegetales con chía germinada: Pero mija, las plantas también sienten, ¿acaso la alcachofa no tiene corazón? ¡Doble moral!

Ella me dice que tranquilo, que coma lo que quiera, que no me va a criticar… pero cuando pido costillas de cordero busca en su celular fotos de tiernos corderitos y me las muestra.

Visitamos una cuñada que tiene un hijo de siete años al que le encanta pescar, y el niño se ufanó de haber capturado un grupo de cangrejos, a lo que mi esposa animalista le dijo: ¿No te da pesar dejar cangrejitos huérfanos? Y Julio contestó sin pestañear: No, tía, yo no los separo… yo pesco toda la familia.

Cuando uno viaja en la tercera edad una maleta entera contiene los medicamentos y vitaminas, vendas e inhaladores, dando gracias que no toque cargar la pipeta de oxígeno o el triángulo de espuma antirreflujo.

Los viejitos deberíamos viajar con seguro médico, pues esa tranquilidad no te deja enfermar, salvo que seas paisa y te enfermes con tal de hacer el gasto… y si incluye UCI, mejor.

Uno de los placeres de viajar uno viejo es ir a misa, y ojalá en latín o idiomas que uno no entienda ni mu, y que toquen órgano y quemen incienso… y comulgar para catar las hostias.

Una misa inolvidable fue en una iglesia sencilla y hermosa en Castro Urdiales, al pie del mar Cantábrico, porque el cura tenía una voz muy bonita y actuaba el evangelio: Jesús habló a sus apóstoles (y aquí engolaba la voz a lo Enrique Rambal en El Mártir del Calvario): En verdad os digo…

Otra misa que nos llamó la atención fue en la parroquia de Santa Marta en Compostela porque no pidieron limosna… En las miles de misas de mi vida es la primera que no pasan el talego. Ese cura debería ser investigado.

“Uno viejo estorba” es un dicho que se manifiesta cuando en un paseo nos hospedamos en casas de amigos. Si algún amigo por educación te invita a quedarte en su hogar, no duermas más de dos noches… en la tercera empiezas a ser okupa.

Hablando de okupas (gente que se te mete a vivir en tu casa), es uno de los grandes males de España. Una amiga vivía en Barcelona y dejó su apartamento unos días solo y cuando volvió la llave no le abría pues ya estaba instalada una familia. A otros les “okupan” mientras salen a mercar.

Volvimos a Colombia, a nuestra camita con los hundidos que le conocemos, nuestra almohada que ya le sabemos el lado, nuestra cobija que huele a nosotros… y a la realidad del gobierno Petro y su procurador elegido con una unanimidad y felicidad maliciosas.

¡Ay, Gaza!

 

ERWIN(18151)Hace 23 minutos
Sigan disfrutando.Tenemos procurador ...jajajajaa.
carlos(23084)Hace 37 minutos
Una columna divertida, lástima se la tiró con el último comentario. Estupidez colectiva.
DONALDO(67774)Hace 1 hora
Parece que en Gaza no quedó piedra sobre piedra. ¡Ay, Líbano!, ten, Señor, a este otro mártir de Tu mano.
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