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Hoy vino a desayunar Diego Cancino, político petrista señalao de acoso sesual por una mujer que le pidió trabajo, y le servimos lo que necesita pa que le merme el alebreste: tofu en una redución de alcanfor.
Ole Diego, contá pues tu versión –le dijo Tola manteniendo la distancia–, porque ella dice que la invitates a conversar del posible empleo y que le embutites vino y que pasates de Cancino a cansón.
Sí tías, yo la convidé a mi apartamento a comer y que habláramos de política... de la política del amor que expande por el universo nuestro enamorado presidente.
¿Y por qué no la citates por fuera? No me gustan los restaurantes, tías, porque a todo le echan mantequilla y cubos de gallina y las meseras me distraen. Y me gusta cocinar.
Ella cuenta que le pedites un piquito, ¿y qué te dijo? Se puso seria y me dijo que no, tías. Ole Diego, ¿y cuántos sinificaos tiene el monosílabo NO? Pues... uno. ¿Vites jiquerón? No es NO.
Vustedes los berriondos hombres parecen tener un problema de sordera, Diego –dije yo dándole una totumada de jugo de maracuyá en agua bendita–. Cuando les dicen no, oyen “hágale pues”.
Los hijuemadres hombres creen que si una mujer les acepta ir a su casa es porque tiene ganas de macho –dijo Tola–, y si llega maquillada y con escote o falda altica, téngase fino.
Y lo malo Diego es que te aprovechates de una mujer vulnerable cabeza de familia que te buscó pa conseguir un trabajo digno y te recibió licor y bailó con vos porque no te quería contrariar.
Qué problema con estos políticos machistas que usan su posición de poder pa conseguir lo que con su pinta y cultura general no logran conseguir. ¡Gas!
Y son quizque de izquierda... con razón don Caliche Marx, que se codió primero con los burgueses y después con los proletarios, y los conoció íntimamente, llegó a la triste conclusión de que todos los hombres son iguales.
Ajualá esa pobre muchacha cuando la vuelvan a invitar a la casa de algún dirigente se aparezca con la mamá... con “candelero”, como decíamos antes. ¿Te arrecordás Maruja?
Claro Tola, es que antes había más respeto: cuando uno le gustaba a un jayán el tipo primero te mandaba saludes con un amigo, después pedía la arrimada y seguía visita por la ventana.
Y cuando el pretendiente cogía confianza le recibían la visita en la sala, en muebles separaos y con la presencia de algún familiar adulto... eran charlas aburridoras pero seguras.
Ahora años el hombre respetaba a la mujer, inclusive después de la boda: no me vas a creer Maruja pero Ananías mi marido me vino a coger la mano como a los tres meses de casaos, que me encontró esculcándole el pantalón.
¿Y ahora qué camino vas a coger, Diego por Dios? –le dijo Tola con pesar–. Porque el nombramiento se te aguó, y pior sabiendo que la SAE tiene en su inventario fincas con yacuzi.
Ajualá esto te sirva pa reflesionar, Dieguín: esperá que la mujer tome la iniciativa y hacete el difícil... y si ninguna vieja te voltea a mirar y tenés mucha urgencia de aquello, pues recurrí a la autoayuda, ole.
Te armás tu cena romántica vos solito, tu botellita de vino que te va a rendir más, tu musiquita de Pablo y Silvio, te amacizás vos mismo con una asana de yoga... ¡y santo remedio! Tal como hizo Onán cuando lo acusaron de acosador.
Y que nunca se te olvide: ¡No es NO!
Ñapa: quizque a la convención del Partido Liberal la mayoría de los delegaos llegaron disfrazaos de liberales.
El día de Jalogüín, viendo a los pelaítos de la cuadra felices pidiendo confites, nos acordamos de los niños de Gaza.