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Hoy vino a desayunar la congresista liberal Karina Espinosa pa que Tola y yo le ayudemos a cambiar las letras de las canciones machistas.
Muy genial tu idea Kari -dijo Tola sirviéndole una totumada de chocolate con patacón, queso costeño y yuca con suero-, nosotras también estamos mamadas de las canciones que pordebajean la mujer.
Mire esa que nos dedican a las madres: “¿Ves esa vieja escuálida y horrible?”, pudiendo decir: ¿Ves esa cucha espléndida y titina?
Las letras machistas vienen desde la niñez, tías: “Arroz con leche me quiero casar con una señorita de la capital, que sepa tejer, que sepa bordar, que sepa las tablas de multiplicar/ que sepa barrer, que sepa planchar…”.
¿Por qué “señorita”? ¿Por qué no una cincuentona trajinada? ¿Por qué tiene que barrer y planchar? Tejer y bordar vaya y venga, hasta bueno mientras una chismosea.
¿Y por qué de la capital? -dije yo-. Qué tienen las de Medellín que no tengamos las de Yolombó, Cañasgordas, Abejorral, Peque, Abriaquí, Anzá, Hoyorrico…
Otra cosa, Kari -dijo Tola pasándole una arepa e’güevo- ¿por qué una se tiene que saber las tablas de multiplicar? ¿Nosotras cuándo le preguntamos a un pretendiente la tabla del 13?
Tengo varias propuestas de cambio de letras machistas, tías: “Si no me querés te corto la cara con una cuchilla de esas de afeitar”, quedaría: Si no me querés te afeito el bigote.
Ole Kari, ¿y a vos por qué te dio la ventolera de censurar las canciones? -le dije. Ay tía, es que me dio mucha piedra esa canción +57 de Maluma y Karol Yi y otros seis irresponsables.
¿Y qué dice pues la berrionda canción, vos? Nosotras de reguetón pocón pocón porque la artritis y el lumbago ya no nos dan pa levantar el culantro y perriar.
Dice dizque: “Una mamacita desde los fourteen”. ¿Ustedes saben qué es furtín, tías?
¿Una marca de tenis? ¡Catorce!, estos sinvergüenzas sexualizan a las niñas de 14 años.
Pero Kari, Rodolfo canta hace siglos La colegiala -dije yo-. Es muy distinto, tía: mi sobrina Belky Romelia es colegiala y tiene 21… ha repetido dos terceros y tres quintos.
Otra cosa que dice +57: “Que ese culito suyo es mío con sello y firma”. Aquí hay dos problemáticas a resaltar, tías: “es mío”, como posesión heteropatriarcal, y “sello y firma” como apología de la tramitología.
Otra canción de reguetón para cambiar es esta, dizque La quemona: “Pa que hagamos cosas nuevas que no se hayan inventa’o/ Y que usted me dé tan duro como a violín presta’o”.
Pregunto: ¿por qué violín? ¿Uno presta el violín y le dan como a caja peruana?
Vamos a cambiar violín por carro, que prestar el pichirilo sí es choque fijo.
El reguetón Esclava dice: “Tiene las nalgas bien cachetonas como los dos cachetes de Kiko”. ¿Por qué denigrar de un personaje tan querido? -dijo Karina con desaliento.
Y Cuatro Babys de Maluma: “Estoy enamora’o de las cuatro/ Siempre las busco después de las cuatro/ A las cuatro les encanta en cuatro/ Y yo nunca fallo como el veinticuatro”.
¿Cuáles cuatro? No señor, sea fiel: una sola. ¿Y por qué irrespetar un día tan puro como la navidad? -dijo Karina con las pupilas brillantes de iracundia.
Así quedará: Estoy enamora’o de una/ Siempre la busco después de la una/ A esa una le encanta en una/ Y yo nunca fallo como el primero de mayo.
También debemos cambiar La Saporrita porque esa palabra matonea a las gorditas bajitas, quedaría: Siempre que yo voy a un baile me busco una de talla baja y contextura robusta.
Ñapa: El gobierno debería prohibir reuniones de más de tres reguetoneros.
Ñapita: Viqui se despidió del periodismo dando otro ejemplo de mal periodismo: regaló la chiva.
¡Gaza duele!