Berrionditas, por fin un líder político nos va a cumplir la promesa con la que nos vienen bananiando hace rato nuestros dirigentes: el fin del mundo. Gracias, Putin.
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Berrionditas, por fin un líder político nos va a cumplir la promesa con la que nos vienen bananiando hace rato nuestros dirigentes: el fin del mundo. Gracias, Putin.
El primer fin del mundo fallido lo profetizó el papa Clemente, que lo anunció para el año 90 de la era cristiana. No pasó nada y la Iglesia se negó a devolver la plata de las indulgencias.
En el 365 san Hilario de Poitiers lo pronosticó pa ese año quizque porque el emperador Constantino II era el Anticristo y traía el fin del mundo, pues Dios no estaba muy contento que digamos con los inquilinos de su Creación.
Un monje, Beato de Liébana, lo predijo pal 6 de abril de 793, lo que provocó una crisis económica la hijuemama porque la gente se endeudó en masa y colapsó a Datacrédito. Miles de fiadores enloquecieron.
Pal año 1000 muchos clérigos y místicos cristianos garantizaron el fin del mundo pero la gente no les creyó y lo tuvieron que reprogramar pal 2000 y reintegrar la plata de las boletas.
El anabaptista Thomas Müntzer aseguró que llegaría en 1525. Sus seguidores fueron asesinados y él murió bajo tortura y decapitado. El humor negro popular dijo que habían tenido un fin del mundo “personalizado”.
Un paréntesis: el anabaptismo pregona que uno debería de ser rebautizado cuando sea adulto y pueda descoger nombre y primer apellido y religión y sexo y equipo de fúrbol. Suscribimos.
Michael Stifel, monje y matemático, fue más lanzado y sentenció que el fin del mundo sería el 19 de octubre de 1533 a las 8 a.m. Muy atrevido poner hora exacta porque no es sino imaginar al pobre fin del mundo briegando a dentrar a Bogotá por la autopista Norte.
Otros lo anunciaron pa 1666, por el número de la bestia, y no faltó el iluminado que lo predijo pa 2025 con la implosión del reguetón y la candidatura de Viqui.
En 1736 el astrónomo William Whiston aseguró que un cometa colisionaría con la Tierra y que no quedaría en pie ni el Ministerio de la Igualdá.
La Gallina Profética lo fechó pa 1806, pero era un montaje: en Inglaterra una anónima gallina empezó a poner güevos que tenían grabada la frase: “Christ is coming” (Cristo está viniendo). Pues resultó ser un gracioso que la escribió en los güevos y los reinsertó en la pobre gumarra. ¡Infame!
El pastor Jacob Ackerman calculó el Armagedón pa 1934, pero al no ocurrir lo retrasó pa 1991 y luego lo pospuso pal 2009. Se le conoce como “el carpintero” de los profetas.
Otros chalaos siguieron dando lora con el fin del mundo, hasta que Charles Berlitz lo aseguró con pelos y señales pal 8 de mayo de 1999, y en Colombia le creímos: la secta Iglesia Stella Maris se preparó pa que un ovni los recogiera en la Sierra Nevada de Santa Marta y los salvara.
A esa cumbre subieron familias enteras cumpliendo las instrucciones que el pastor les había impartido: no llevar fiambres olorosos y solamente un talego que cupiera debajo del asiento. Con lo que no contaron los creyentes fue que el ovni era operado por Avianca.
Con el ahora sí fin del mundo dirigido por Putin surgen interrogantes: ¿Le daremos la razón a Petro del metro subterráneo? ¿Solamente los ricos tendrán refugios antiaéreos o el gobierno los hará de interés social?
¿Cuánto irá a costar la remodelación del búnker del presidente de Ecopetrol? ¿Con el fin del mundo prescribe el proceso de Uribe? ¿Antes del fatal hecho nos darán el premio Simón Bolívar?
Ñapa: ¿No irá siendo hora de que nos unamos uribistas, petristas, tibios y apolíticos en una marcha nacional contra los talibanes del ELN? Nos apuntamos de uán.
¡Ay, Gaza!