Publicidad

No rechacemos la ideología, abracémosla y refinémosla

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Tomás Molina
10 de noviembre de 2023 - 02:05 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Todo lo que hacemos en la política está guiado por una idea de lo mejor y lo peor. La vida política implica un conocimiento, o al menos una intuición, de lo que es bueno y malo para nosotros. Queremos tal rumbo político porque lo consideramos positivo; aborrecemos tal otro porque nos parece injusto.

Dicho conocimiento no es puramente técnico. Uno puede juzgar objetivamente, con las herramientas propias de las ciencias sociales, si una acción política arrojó tales o cuales resultados. Por ejemplo, un análisis nos puede mostrar si la alcaldía tapó los huecos al ritmo esperado o si un programa de alimentación mejoró la nutrición de los beneficiados.

Pero para juzgar la acción políticamente, es decir, de acuerdo con una idea de lo mejor, también hace falta un conocimiento del Bien, i. e., de lo conveniente, de lo justo. ¿Había que tapar tantos huecos? ¿No tendría que gastarse la plata en otros asuntos como el transporte público? ¿Había que alimentar a unos ciudadanos a costa del erario? ¿Es esa una función legítima del Estado?

Al resolver esas preguntas hago un juicio sobre lo mejor o peor para la sociedad. Si digo, por ejemplo, que el Estado debería alimentar a ciertas personas, estoy sentando una posición sobre lo justo e injusto. A pesar de que los resultados de la política sean susceptibles de ser medidos científicamente, al menos hasta cierto punto, los juicios que hacemos sobre ella no son científicos sino ideológicos, es decir, basados en un sistema de ideas sobre cómo deberíamos vivir.

Algunos, sin embargo, pretenden tener una mirada que no es ideológica sino estrictamente científica. Lo suyo no son interpretaciones, diálogos, argumentos, sino hechos irrefutables. Ellos tienen los pies firmes sobre la tierra, mientras los demás viven en las nebulosidades de la ideología.

Estas mismas personas quieren reemplazar la ideología con la técnica. Se llaman técnicos, no políticos. Pretenden construir sus programas de gobierno a partir de cuestiones puramente científicas. Sin embargo, esto no es posible. Aun el programa más “basado en la evidencia” se fundamenta en una idea de justicia que no pertenece al dominio de las ciencias naturales o sociales sino al de la ideología y la filosofía.

Buena parte de nuestra vida política está gobernada por los mecanismos impersonales de la racionalidad moderna. Los técnicos dictan órdenes desde los ministerios y departamentos administrativos. La Rama Judicial obedece a unos criterios de selección racionales, al menos formalmente. En el Banco de la República se toman decisiones que obedecen a tablas estadísticas y proyecciones basadas en cálculos estrictos.

Sin embargo, la racionalidad técnica del Estado inevitablemente requiere de ideologías. ¿Cómo más sabemos que tal o cual camino es bueno y que, por tanto, deberíamos usar la racionalidad para alcanzarlo? Sin valoraciones políticas e ideológicas, la racionalidad técnica ignora qué hacer. Sin ideología no hay siquiera una constitución para dictarnos las reglas fundamentales de nuestra comunidad política.

La ciencia es incapaz de decirnos qué es lo mejor; apenas puede indicarnos el mejor camino para hacer algo.

No hay que abolir la política sino buscar la manera de ejecutar los programas político-ideológicos con un método racional, con planes, con reglas claras.

No hay que abolir la política sino abrazar, refinar y criticar nuestras ideologías. Quizá no nos sobran sino que nos faltan más y mejores.

De la política no se escapa. De la ideología menos.

Tomás Molina

Por Tomás Molina

Politólogo, doctor en Filosofía y profesor.platom___
Conoce más

Temas recomendados:

 

humberto(4167)29 de diciembre de 2023 - 08:54 a. m.
Por supuesto que la ideologia es importante, pero una vez teniendo claro el camino sino se contratan buenos tecnicos, buenos ejecutores de nada sirve una buena ideologia, y eso es lo que esta pasando
Esteban(87915)08 de diciembre de 2023 - 12:55 p. m.
Excelente
Manuel(86216)07 de diciembre de 2023 - 04:08 p. m.
Completamente de acuerdo sobre la definición qué haces sobre ideología, aún así son ideas y un verdadero líder es el que logra materializarlas y esa ausencia de ejecución es de la que sufre el país.
Helkin(32850)23 de noviembre de 2023 - 11:36 p. m.
El problema esta con una ideología dogmática.
jorge(3766)11 de noviembre de 2023 - 04:17 p. m.
De acuerdo y de dónde vamos a sacar esos líderes que sean capaces de masificar una nueva ideología?
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.