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Centenas de muertos al día, personas que a diario penan por la preocupación de cómo pagar sus deudas, personas que no tienen cómo ponerse en cuarentena porque viven en la calle, muros que se erigen entre nosotros como cierto líder soñó alguna vez. La crisis actual del coronavirus ha puesto en evidencia las múltiples fallas de nuestro sistema, de nuestras instituciones y de la modalidad económica capitalista: en tiempos de crisis el Estado no ayuda y quien no tenga cómo sobrevivir simplemente se condena a morir de coronavirus o de hambre. Una crisis como esta muestra cómo el Gobierno no está armado ni preparado para afrontar tal situación, en parte por políticas corruptas, en parte porque en Colombia vivimos de la filosofía de que “aquí no se le regala nada a nadie”. Cuánto a que en este momento hasta el fan más ferviente del gobierno de Duque quisiera que le dieran un plazo para pagar el arriendo o una ayuda con el pago de los servicios públicos.
La crisis también ha puesto en evidencia la importancia de ciertas profesiones antes desdeñadas. El cine y la literatura han demostrado ser importantísimos: sin estos profesionales (me incluyo en esta lista) estaríamos en casa desesperados por el aburrimiento y sin incentivar nuestra capacidad reflexiva o nuestra creatividad. Aseadoras, cajeras y dependientes de supermercado, domiciliarios y técnicos han demostrado ser los ídolos en esta cuarentena, salvándonos de salir sin necesidad, dándonos superficies limpias sobre las cuales caminar y permitiéndonos también adquirir nuestros alimentos. Pero los verdaderos héroes de guerra, los aquiles y los héctores de esta batalla, son los médicos, que a diario se enfrentan con el temor del contagio y aun así se levantan para ir al frente y librar la batalla con el enemigo.
Desafortunadamente, ni siquiera los discípulos de Esculapio tienen la mínima garantía de seguridad, económica o de salud, tanto para ellos como para sus familias. La abogada Andrea Collazos, representante de la asociación Asociarte Global, entidad de médicos colombianos dedicada a formalizar garantías para su gremio, afirma lo siguiente: “Este es el momento de hacer un llamado a gritos al Gobierno Nacional, que después de varios años de pasos errados en la construcción de la Ley 100 de 1993 tiene como consecuencia EPS e IPS quebradas, un deficiente amparo al derecho que tienen las personas a acceder a un sistema de salud eficiente y condiciones laborales precarias para los médicos en Colombia”.
Los sistemas de salud en el mundo no dan abasto: mucho menos el nuestro. El Gobierno Nacional no está para ofrecer a los médicos como carne de cañón tal como lo está haciendo: turnos muy extendidos, sin garantías salariales y sin poder atender a los pacientes de manera satisfactoria. Además, no hay ninguna clase de garantía de seguridad para ellos y sus familias: al estar en contacto con el COVID-19, son los que más están expuestos al contagio, llevando el virus a casa y enfermando también a quienes viven con ellos.
El Gobierno está poniendo a los esculapios en primera fila sin darles ninguna garantía de supervivencia. Siendo las fichas más importantes en este juego, es una estrategia irresponsable y desmedida. Garanticemos la salud y la seguridad de los médicos: sin ellos no será posible librar la batalla y mucho menos ganar la guerra.
@valentinacocci4, valentinacoccia.elespectador@gmail.com