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Conocí a Samiha Al-Ahmad en 2011, en Jordania, cuando amainaban las protestas sociales. Allí también conocí a su hijo, Mahdi Saafin'in, entonces recién salido de prisión por haber participado en las marchas.
19 meses después Mahdi fue de nuevo detenido y torturado. Ahora Samiha habló con El Espectador para contarnos su mirada, como jordana y como madre, sobre las revueltas árabes en su país.
Después de las manifestaciones que comenzaron en 2011, ¿qué pasó en 2012 en Jordania?
Varios cambios gubernamentales, algunas reformas legales y poco más. No ha habido reformas relacionadas con lo que la gente realmente exige. Al contrario, hay nuevos aumentos en los precios y más privatizaciones. La única cosa que ha cambiado es el sentimiento de la gente, más miedo por el futuro y aumento de las demandas políticas.
¿Cuáles son las principales demandas de los jordanos?
Es un cúmulo de cosas: la más importante es la falta de libertad y el miedo de la clase media de caer en la pobreza. No sólo ha aumentado el precio de los combustibles, también el pan y el transporte, la vivienda.
¿Siente que la censura oficial ha ido en aumento?
Es absurdo hablar aquí de libertad de expresión. El último arresto de más de 300 personas en una manifestación no violenta lo muestra claramente. Hablando con un policía cercano a nuestra familia, él nos explicaba que las órdenes son actuar de la manera más fuerte posible contra las protestas.
Su hijo Mahdi ha sido detenido y torturado. ¿Cómo es la situación de derechos humanos en Jordania?
Aquí solo hay derechos humanos para los ricos y los corruptos. Mi hijo, junto con otros, fue detenido y torturado por pedir tres cosas: pan, libertad y justicia social. Uno de los torturados casi pierde el ojo derecho; no recibió atención médica porque mostró una pancarta que decía “Exigimos juicio a los corruptos”. Mi hijo fue arrestado y maltratado desde el comienzo. Le negaron tratamiento médico. Pero él me decía que estaba bien en comparación con los otros, que uno de ellos ni siquiera se podía sostener de pie.
Como madre, ¿cómo ve el futuro para sus hijos?
Nosotros esperaríamos vivir de manera digna en nuestro país. El futuro sería mejor si pudiéramos alcanzar el país que soñamos. Pero no lo conseguiremos si no seguimos luchando por ello. Eso es lo que hemos aprendido de la historia. Mi hijo estaba reclamando por ese futuro. Algunas madres creen que la solución es enviar los hijos fuera del país, pero yo creo que podemos hacer cosas aquí, que tenemos que hacer cosas aquí.
¿Cuál es la percepción general sobre el sistema judicial?
El policía que me impidió ver a mi hijo en prisión me dijo que mi hijo iría a juicio por “planear la destrucción del Estado”, ya que Mahdi llevaba una pancarta en una manifestación que decía “Pan, libertad y justicia social”. Me pregunto si una pancarta así puede destruir el Estado, si los problemas de nuestro país son pobreza, opresión e injusticia. Mi hijo será juzgado por terrorismo. Con esos hechos, usted puede juzgar la calidad de nuestro sistema judicial.
La credibilidad del rey Abdullah II de Jordania ha disminuido en la prensa internacional, ¿cuál es la percepción dentro de la sociedad jordana?
Durante las últimas manifestaciones, la gente llevó fotos del rey para pisotearlas, como una muestra de rabia. Hace dos años, en una manifestación de cien personas, sólo una gritó pidiendo la caída del régimen, mientras la mayoría pedía solo reformas. Ahora estos porcentajes han cambiado. Por primera vez la consigna “queremos la caída del régimen” se ha extendido a lo largo del país. Pero el sobrino del rey, el príncipe Hassan, insiste en que los manifestantes “son financiados por grupos extranjeros”.
Como madre, ¿qué le diría a la reina Rania si tuviera la posibilidad de hablar con ella sobre Mahdi?
La reina dijo hace tres años que nos teníamos que “enfocar en dotar a las nuevas generaciones con un alto nivel intelectual”. Yo le preguntaría si trabajaría por mantener dicho nivel intelectual o por mantener su poder sobre esta generación. Realmente es imposible tener un diálogo con ella, porque nosotros vivimos en mundos totalmente diferentes.