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Corleone: más allá de ‘El Padrino’

Weildler Guerra
04 de enero de 2025 - 05:05 a. m.
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“La historia contradice la romantización que el cine ha hecho de los mafiosos”: Weildler Guerra
“La historia contradice la romantización que el cine ha hecho de los mafiosos”: Weildler Guerra
Foto: Paramount.

La bella y pequeña ciudad de Corleone en Sicilia es muy diferente a la imagen rural que se plasma en las escenas del filme El Padrino, dirigido por Francis Ford Coppola en 1972. Es una localidad que pertenece al área metropolitana de Palermo y tiene diversos atractivos naturales, históricos y arquitectónicos que la hacen seductora para el visitante. Pese a ello, siempre estará presente en los locales comerciales y pequeños restaurantes ese empobrecedor y violento estereotipo de la cinematografía norteamericana. Una visita obligatoria es la del llamado Museo de la Legalidad, cuyas salas permiten un viaje estremecedor al legado sangriento de los años en que la mafia puso en jaque al propio Estado italiano. Imponerse sobre esta organización criminal tuvo un costo institucional y en vidas humanas de carácter descomunal.

Como la ha dicho Salvatore Lupo en su obra Historia de la mafia, en el caso siciliano se entiende por mafia “una organización que vincula a los facinerosos en una estructura antigua y consolidada cohesionada por el ritual del juramento, capaz de sobrevivir, de renovarse e incluso de fortalecerse”. De hecho, uno de sus rasgos más distintivos es su visionaria capacidad de emprendimiento. La mafia es autónoma por excelencia. Se alía con los políticos nacionales y regionales, pero jamás se convierte en su subalterna. No publica sus mensajes en periódicos, pero sus homicidios están llenos de nítidas y complejas señales. Estas son inteligibles para quienes conocen sus códigos tenebrosos y saben interpretarlos. Estas pueden ser un cuerpo con las manos metidas en los bolsillos o el billete de veinte dólares en la boca de un muerto. Escenas de ese tipo fueron registradas por la fotógrafa Letizia Battaglia, nacida en Palermo en 1935. Sus emblemáticas y dolorosas imágenes se encuentran en el Museo de la Legalidad de Corleone.

Los rostros de numerosos ciudadanos, víctimas de la llamada Cosa Nostra, se pueden ver en los espacios de este singular museo. Uno de ellos es el del periodista radial Peppino Impostato, asesinado en mayo de 1978 solo por ser crítico de las acciones de la mafia. Otras imágenes corresponden a sacerdotes, policías, jueces, magistrados acribillados o despedazados mediante poderosos explosivos. La idea de que la familia es intocable se contradice brutalmente con la del niño cuyo cuerpo fue disuelto en un barril con ácido solo por ser el hijo de un mafioso arrepentido que colaboraba con la justicia. Estos hechos de una depravación inconcebible contradicen la romantización que el cine ha hecho de los mafiosos con sus icónicos sombreros y sus trajes de rayas. Muchos de esos supuestos valores son solo parte de una fábula construida desde Hollywood.

El valor documental del Museo de la Legalidad es inconmensurable. Miles de documentos y testimonios recopilados por fiscales y jueces como Giovanni Falcone durante el llamado “maxiproceso” que juzgó y llevó a prisión entre 1986 y 1992 a centenares de miembros de esta organización criminal, se encuentran bajo su custodia. Al salir del museo uno puede preguntarse si los países o las regiones, más allá de la distancia geográfica, pueden tener un punzante parentesco. La experiencia dolorosa de Sicilia es familiar para los colombianos, aunque no tengamos un espacio que registre nuestra traumática experiencia.

El esfuerzo de la sociedad siciliana por recuperarse de sus heridas se hace manifiesto en las escuelas en donde los niños aprenden la cultura de la legalidad. Los estudiantes hacen ejercicios con los nombres de las víctimas de la mafia, aprenden de sus trayectorias vitales y luchan así contra el olvido. El llamado “árbol de Falcone” cerca de la casa del valiente juez asesinado por sus enemigos recibe miles de cartas de ciudadanos que honran su memoria.

El juez Falcone siempre vio en la mafia una creación humana falible y finita que podía ser derrotada. La mafia, afirmó, no es simplemente un grupo criminal, es una ideología que se alimenta de la debilidad de la sociedad.

wilderguerra@gmail.com

 

Álamo(88990)05 de enero de 2025 - 03:47 a. m.
¡Cabal y ubérrima debilidad por la sangre! Esa es la muestra de nuestra vileza... Desde "Guacharacas" a la "Costa Nostra"...
Maribel(27840)05 de enero de 2025 - 02:05 a. m.
El juez Falcone...La mafia, afirmó, no es simplemente un grupo criminal, es una ideología que se alimenta de la debilidad de la sociedad. Esto se debía grabar en piedra.
luis(46988)04 de enero de 2025 - 11:51 p. m.
Ahí vemos a Corleone Uribe.
Celyceron(11609)04 de enero de 2025 - 11:22 p. m.
Tal cual. Y aquí, haciendo apología del del delito. Muchos lucen camisetas de los capos y otros tantos venden la imagen del criminal sin tener idea de la sangre que derramó toda esta delincuencia. Triste verdad.
hernando(26249)04 de enero de 2025 - 08:16 p. m.
Mal multicultural: existe en USA, japon, india, africa, medio oriente, rusia, turquía, y casi toda America Latina. Varian las formas, pero la esencia es sociedades delictuosas basadas en silencio y violencia.
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