EL PASADO 9 DE AGOSTO FALLECIÓ EN Francia el destacado etnólogo Michel Perrin, autor de más de una docena de libros, de decenas de ensayos y de varios filmes sobre diversos pueblos indígenas de América.
Su trayectoria académica reflejó su interés por el estudio de la antropología religiosa y de la antropología médica. Sus libros emblemáticos contemplaron temas como la mitología, el chamanismo y el sueño. Doctor en física, etnología y humanidades, Perrin vivió durante muchos años con los wayuus de Colombia y Venezuela, los kunas de Panamá y los huicholes de México. Discípulo aventajado de Claude Levi-Strauss, obtuvo en 1977 el premio Broquette Gorin de la Academia Francesa con su obra El camino de los indios muertos. Este libro, que versa sobre el conjunto mítico wayuu y sus concepciones de la enfermedad y la muerte, fue considerado un clásico poco después de su publicación y traducido a varias lenguas.
Michel Perrin consideraba que, para cumplir su tarea, el etnólogo navegaba entre el arte y la ciencia trazando itinerarios dentro de la infinita complejidad de los distintos modos de representar el mundo y modificarlo. El etnólogo, decía, escucha, transcribe y traduce, según las teorías que le sirven de andamiaje, lo que cree que los otros piensan. Se consideró a sí mismo un estructuralista no dogmático cuya tarea investigativa buscaba revelar no sólo la forma, sino también el sentido de una mitología. Un trabajo que merece una atención especial es su estudio Los practicantes del sueño (1992), en el que describe y analiza cómo los chamanes wayuus, a través de sus espíritus auxiliares, se comunican con el “mundo otro”, poblado de diversos seres y sus emisarios, quienes les ayudan a interpretar las claves oníricas. De acuerdo con este autor, los animales se encuentran entre esos emisarios.
En marzo de 1992, en uno de sus viajes a Colombia, fue objeto en Riohacha de un reconocimiento oficial a su producción etnográfica. Esa noche memorable contó historias acerca de las andanzas de Mara, el hijo wayuu que adoptó la célebre bailarina norteamericana Josephine Baker. Mencionó su familiaridad con el prestigioso jefe tradicional wayuu Isho Jayaliyuu, a quien consideró una especie de abuelo clasificado. Gratamente abrumado por el conocimiento y la valoración que se tenía de su obra, afirmó que no imaginaba que el mito Perrin fuese tan grande en el territorio guajiro.
La tarea académica de Perrin se extendió hasta Panamá, en donde estudió el arte de las “molas” como objeto vestimentario de múltiples usos y significados dentro de la tradición kuna. Adicionalmente realizó investigaciones entre los huicholes de México, estudiando el chamanismo, el consumo de peyote y el arte entre este pueblo “amerindio”. Se desempeñó como director del prestigioso CNRS de Francia y miembro del Laboratorio de Antropología Social. Ha fallecido a los 73 años de edad. Los wayuus dirían que su espíritu marcha con las almas de los indios muertos a través de la ardorosa Vía Láctea hacia las verdes praderas de Jepira. Él sabrá encontrarlas, pues nadie como él conoce el mítico camino.
wilderguerra@gmail.com
EL PASADO 9 DE AGOSTO FALLECIÓ EN Francia el destacado etnólogo Michel Perrin, autor de más de una docena de libros, de decenas de ensayos y de varios filmes sobre diversos pueblos indígenas de América.
Su trayectoria académica reflejó su interés por el estudio de la antropología religiosa y de la antropología médica. Sus libros emblemáticos contemplaron temas como la mitología, el chamanismo y el sueño. Doctor en física, etnología y humanidades, Perrin vivió durante muchos años con los wayuus de Colombia y Venezuela, los kunas de Panamá y los huicholes de México. Discípulo aventajado de Claude Levi-Strauss, obtuvo en 1977 el premio Broquette Gorin de la Academia Francesa con su obra El camino de los indios muertos. Este libro, que versa sobre el conjunto mítico wayuu y sus concepciones de la enfermedad y la muerte, fue considerado un clásico poco después de su publicación y traducido a varias lenguas.
Michel Perrin consideraba que, para cumplir su tarea, el etnólogo navegaba entre el arte y la ciencia trazando itinerarios dentro de la infinita complejidad de los distintos modos de representar el mundo y modificarlo. El etnólogo, decía, escucha, transcribe y traduce, según las teorías que le sirven de andamiaje, lo que cree que los otros piensan. Se consideró a sí mismo un estructuralista no dogmático cuya tarea investigativa buscaba revelar no sólo la forma, sino también el sentido de una mitología. Un trabajo que merece una atención especial es su estudio Los practicantes del sueño (1992), en el que describe y analiza cómo los chamanes wayuus, a través de sus espíritus auxiliares, se comunican con el “mundo otro”, poblado de diversos seres y sus emisarios, quienes les ayudan a interpretar las claves oníricas. De acuerdo con este autor, los animales se encuentran entre esos emisarios.
En marzo de 1992, en uno de sus viajes a Colombia, fue objeto en Riohacha de un reconocimiento oficial a su producción etnográfica. Esa noche memorable contó historias acerca de las andanzas de Mara, el hijo wayuu que adoptó la célebre bailarina norteamericana Josephine Baker. Mencionó su familiaridad con el prestigioso jefe tradicional wayuu Isho Jayaliyuu, a quien consideró una especie de abuelo clasificado. Gratamente abrumado por el conocimiento y la valoración que se tenía de su obra, afirmó que no imaginaba que el mito Perrin fuese tan grande en el territorio guajiro.
La tarea académica de Perrin se extendió hasta Panamá, en donde estudió el arte de las “molas” como objeto vestimentario de múltiples usos y significados dentro de la tradición kuna. Adicionalmente realizó investigaciones entre los huicholes de México, estudiando el chamanismo, el consumo de peyote y el arte entre este pueblo “amerindio”. Se desempeñó como director del prestigioso CNRS de Francia y miembro del Laboratorio de Antropología Social. Ha fallecido a los 73 años de edad. Los wayuus dirían que su espíritu marcha con las almas de los indios muertos a través de la ardorosa Vía Láctea hacia las verdes praderas de Jepira. Él sabrá encontrarlas, pues nadie como él conoce el mítico camino.
wilderguerra@gmail.com