Noticias

Últimas Noticias

    Política

    Judicial

      Economía

      Mundo

      Bogotá

        Entretenimiento

        Deportes

        Colombia

        El Magazín Cultural

        Salud

          Ambiente

          Investigación

            Educación

              Ciencia

                Género y Diversidad

                Tecnología

                Actualidad

                  Reportajes

                    Historias visuales

                      Colecciones

                        Podcast

                          Cromos

                          Vea

                          Opinión

                          Opinión

                            Editorial

                              Columnistas

                                Caricaturistas

                                  Lectores

                                  Blogs

                                    Suscriptores

                                    Suscriptores

                                      Beneficios

                                        Tus artículos guardados

                                          Somos El Espectador

                                            Estilo de vida

                                            La Red Zoocial

                                            Gastronomía y Recetas

                                              La Huerta

                                                Moda e Industria

                                                  Tarot de Mavé

                                                    Autos

                                                      Juegos

                                                        Pasatiempos

                                                          Horóscopo

                                                            Música

                                                              Turismo

                                                                Marcas EE

                                                                Colombia + 20

                                                                BIBO

                                                                  Responsabilidad Social

                                                                  Justicia Inclusiva

                                                                    Desaparecidos

                                                                      EE Play

                                                                      EE play

                                                                        En Vivo

                                                                          La Pulla

                                                                            Documentales

                                                                              Opinión

                                                                                Las igualadas

                                                                                  Redacción al Desnudo

                                                                                    Colombia +20

                                                                                      Destacados

                                                                                        BIBO

                                                                                          La Red Zoocial

                                                                                            ZonaZ

                                                                                              Centro de Ayuda

                                                                                                Newsletters
                                                                                                Servicios

                                                                                                Servicios

                                                                                                  Empleos

                                                                                                    Descuentos

                                                                                                      Idiomas

                                                                                                      EE ADS

                                                                                                        Cursos y programas

                                                                                                          Más

                                                                                                          Blogs

                                                                                                            Especiales

                                                                                                              Descarga la App

                                                                                                                Edición Impresa

                                                                                                                  Suscripción

                                                                                                                    Eventos

                                                                                                                      Pauta con nosotros en EE

                                                                                                                        Pauta con nosotros en Cromos

                                                                                                                          Pauta con nosotros en Vea

                                                                                                                            Avisos judiciales

                                                                                                                              Preguntas Frecuentes

                                                                                                                                Contenido Patrocinado
                                                                                                                                06 de febrero de 2022 - 12:30 a. m.

                                                                                                                                “Los pájaros”

                                                                                                                                Hace 60 años se filmó la película Los pájaros, de Alfred Hitchcock, basada en un relato de la bella y atrevida británica Daphne du Maurier. Lo más poderoso de esta película es el modo gradual como se va instalando en el mundo una atmósfera de amenaza inexplicable, de bizarra alteración de las certezas y de las costumbres.

                                                                                                                                Se diría que sus autores advirtieron con nitidez el sabor de nuestra época y eso hace que la película sea tan eficaz y tan sugerente hoy como hace seis décadas. No es la sensación que producen las guerras, casi siempre intempestivas y explicables, donde los hombres son protagonistas, sino un clima que nace de las alteraciones de la naturaleza, el enrarecimiento de los climas y de los paisajes, la pérdida de las certidumbres, el desmoronamiento de lo que era firme, que nos convierte en seres pasivos y desconcertados.

                                                                                                                                “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, había dicho Marx en el siglo XIX. “El desierto está creciendo”, había escrito Nietzsche. Lo vivieron los artistas de los años 20 hace un siglo, no solo por las atrocidades de la guerra sino por el vasto sinsentido que ese conflicto pareció inocular en el cuerpo de la civilización, “la muerte del espíritu”, como la llamó Valery, “la agonía del sentido” que denunciaban dadaístas y surrealistas, la sospecha que empezaban a despertar esas grandes palabras: belleza, verdad, bien, inocencia, progreso.

                                                                                                                                La Segunda Guerra Mundial no fue menos corrosiva de la confianza de los seres humanos en su grandeza y su bondad natural. El pozo del existencialismo se empezó a cavar al día siguiente de las bombas atómicas y cuando entró la luz en los galpones de los campos de concentración; el abismo moral se hizo evidente y se siguió agravando con las décadas. Aprendimos a vivir en el polvorín de los arsenales nucleares, bajo la tensión helada de las superpotencias que habían ganado la guerra pero no la paz, en el carnaval del consumo que nos decretaron, en esta misteriosa aceleración de la historia hacia ninguna parte, en la lenta alteración del equilibrio planetario, obrada sin saberlo por todos los que se iban integrando a las inercias del confort.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Nunca una prédica más trivial espoleó a la humanidad hacia su ruina mediante espejismos más seductores. Como decía Estanislao Zuleta, la extrema racionalidad del detalle unida a la extrema irracionalidad del conjunto; la más desvelada adulación del confort humano para producir al cabo la realidad menos confortable. Eran esos los pálpitos y los presentimientos que desvelaban a Kafka, las quietudes mentales que atormentaban a Edward Hopper, las sospechas paranoicas que enloquecían a Philip K. Dick, ese paisaje apocalíptico que Hitchcock instala en Los pájaros.

                                                                                                                                Las supuestas verdades del siglo XX parecían verdades, las del siglo XXI ni siquiera necesitan parecerlo. Ya los pretextos que se esgrimen para las guerras pueden ser demostradamente falsos: las armas de destrucción masiva de Irak, la amenaza de Gadafi, el peligro afgano. Los recursos que se utilizan para combatir el mal son el mal: el cierre de las fronteras, la guerra contra las drogas, la fumigación de los cultivos ilícitos, las patentes sobre las semillas, las soluciones psiquiátricas, los seguros de salud, la información vendida como espectáculo, los medios transformados en tribunales, el orden social diseñado como una fábrica de monstruos que deben ser cazados sin fin por el orden social: políticos corruptos, depredadores sexuales, adictos a todos los venenos, y la política como espectáculo, el crimen como espectáculo, la vida como espectáculo, esa incansable piedra filosofal que convierte todas las cosas, el universo entero, en mercancía.

                                                                                                                                Es la creciente guerra de la cultura contra la naturaleza: urgimos a las semillas, destruimos el silencio, huimos de la lentitud, odiamos las maduraciones, envenenamos los manantiales, cuadriculamos lo inexplicable, solo queremos estar en otra parte, tememos la presencia, odiamos el esfuerzo, envilecemos el lenguaje, nos enchufamos para desconectarnos, perfeccionamos una sofisticada venda electrónica para no ver esas dos partes inseparables de dios que son la conciencia y el mundo. Y tratando de alcanzar una flor que haya sido hecha completamente por nosotros, destruiremos todas las flores.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                No debería extrañarnos que el aire se enrarezca, que los ríos se enfermen, que el clima se haga hostil, que lo que entra en los pulmones ya no venga a avivar la sangre y a oxigenar los tejidos sino a poner en discordia al cuerpo con el cuerpo. Por siglos hemos sido enemigos de la naturaleza y nos sorprende que la naturaleza empiece a tratarnos como enemigos.

                                                                                                                                Cada vez es más perceptible esto que nos mostró tan inquietante e inexplicablemente Hitchcock en su fábula: cómo todo aquello en lo que siempre pudimos confiar empieza a mostrarse hostil y peligroso, los climas, las aguas, los vientos, las lluvias, los rayos del sol; cómo desaparecen las abejas, cómo se enloquecen los tejidos, cómo sube el mar y se oscurece el aire.

                                                                                                                                Es como si los pájaros que volaban dulcemente alrededor de Francisco de Asís se fueran convirtiendo en ese amenazante litoral de chillidos y de graznidos, bajo el cual unos seres humanos se alejan por lo incierto, hacia lo impredecible.

                                                                                                                                Hace 60 años se filmó la película Los pájaros, de Alfred Hitchcock, basada en un relato de la bella y atrevida británica Daphne du Maurier. Lo más poderoso de esta película es el modo gradual como se va instalando en el mundo una atmósfera de amenaza inexplicable, de bizarra alteración de las certezas y de las costumbres.

                                                                                                                                Se diría que sus autores advirtieron con nitidez el sabor de nuestra época y eso hace que la película sea tan eficaz y tan sugerente hoy como hace seis décadas. No es la sensación que producen las guerras, casi siempre intempestivas y explicables, donde los hombres son protagonistas, sino un clima que nace de las alteraciones de la naturaleza, el enrarecimiento de los climas y de los paisajes, la pérdida de las certidumbres, el desmoronamiento de lo que era firme, que nos convierte en seres pasivos y desconcertados.

                                                                                                                                “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, había dicho Marx en el siglo XIX. “El desierto está creciendo”, había escrito Nietzsche. Lo vivieron los artistas de los años 20 hace un siglo, no solo por las atrocidades de la guerra sino por el vasto sinsentido que ese conflicto pareció inocular en el cuerpo de la civilización, “la muerte del espíritu”, como la llamó Valery, “la agonía del sentido” que denunciaban dadaístas y surrealistas, la sospecha que empezaban a despertar esas grandes palabras: belleza, verdad, bien, inocencia, progreso.

                                                                                                                                La Segunda Guerra Mundial no fue menos corrosiva de la confianza de los seres humanos en su grandeza y su bondad natural. El pozo del existencialismo se empezó a cavar al día siguiente de las bombas atómicas y cuando entró la luz en los galpones de los campos de concentración; el abismo moral se hizo evidente y se siguió agravando con las décadas. Aprendimos a vivir en el polvorín de los arsenales nucleares, bajo la tensión helada de las superpotencias que habían ganado la guerra pero no la paz, en el carnaval del consumo que nos decretaron, en esta misteriosa aceleración de la historia hacia ninguna parte, en la lenta alteración del equilibrio planetario, obrada sin saberlo por todos los que se iban integrando a las inercias del confort.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Nunca una prédica más trivial espoleó a la humanidad hacia su ruina mediante espejismos más seductores. Como decía Estanislao Zuleta, la extrema racionalidad del detalle unida a la extrema irracionalidad del conjunto; la más desvelada adulación del confort humano para producir al cabo la realidad menos confortable. Eran esos los pálpitos y los presentimientos que desvelaban a Kafka, las quietudes mentales que atormentaban a Edward Hopper, las sospechas paranoicas que enloquecían a Philip K. Dick, ese paisaje apocalíptico que Hitchcock instala en Los pájaros.

                                                                                                                                Las supuestas verdades del siglo XX parecían verdades, las del siglo XXI ni siquiera necesitan parecerlo. Ya los pretextos que se esgrimen para las guerras pueden ser demostradamente falsos: las armas de destrucción masiva de Irak, la amenaza de Gadafi, el peligro afgano. Los recursos que se utilizan para combatir el mal son el mal: el cierre de las fronteras, la guerra contra las drogas, la fumigación de los cultivos ilícitos, las patentes sobre las semillas, las soluciones psiquiátricas, los seguros de salud, la información vendida como espectáculo, los medios transformados en tribunales, el orden social diseñado como una fábrica de monstruos que deben ser cazados sin fin por el orden social: políticos corruptos, depredadores sexuales, adictos a todos los venenos, y la política como espectáculo, el crimen como espectáculo, la vida como espectáculo, esa incansable piedra filosofal que convierte todas las cosas, el universo entero, en mercancía.

                                                                                                                                Es la creciente guerra de la cultura contra la naturaleza: urgimos a las semillas, destruimos el silencio, huimos de la lentitud, odiamos las maduraciones, envenenamos los manantiales, cuadriculamos lo inexplicable, solo queremos estar en otra parte, tememos la presencia, odiamos el esfuerzo, envilecemos el lenguaje, nos enchufamos para desconectarnos, perfeccionamos una sofisticada venda electrónica para no ver esas dos partes inseparables de dios que son la conciencia y el mundo. Y tratando de alcanzar una flor que haya sido hecha completamente por nosotros, destruiremos todas las flores.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                No debería extrañarnos que el aire se enrarezca, que los ríos se enfermen, que el clima se haga hostil, que lo que entra en los pulmones ya no venga a avivar la sangre y a oxigenar los tejidos sino a poner en discordia al cuerpo con el cuerpo. Por siglos hemos sido enemigos de la naturaleza y nos sorprende que la naturaleza empiece a tratarnos como enemigos.

                                                                                                                                Cada vez es más perceptible esto que nos mostró tan inquietante e inexplicablemente Hitchcock en su fábula: cómo todo aquello en lo que siempre pudimos confiar empieza a mostrarse hostil y peligroso, los climas, las aguas, los vientos, las lluvias, los rayos del sol; cómo desaparecen las abejas, cómo se enloquecen los tejidos, cómo sube el mar y se oscurece el aire.

                                                                                                                                Es como si los pájaros que volaban dulcemente alrededor de Francisco de Asís se fueran convirtiendo en ese amenazante litoral de chillidos y de graznidos, bajo el cual unos seres humanos se alejan por lo incierto, hacia lo impredecible.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                Read more!
                                                                                                                                Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
                                                                                                                                Aceptar