El COVID-19 ha servido para desnudar la realidad de cada sociedad, poniendo en evidencia fallas estructurales a las que tradicionalmente no se les prestó la atención suficiente y que ahora nos dejan ver las consecuencias de esa displicencia. Es una lástima que el Congreso no haya aprovechado esta coyuntura para asumir un rol protagónico que reivindicara su imagen ante el país; en sus manos está no solo el control de las medidas de emergencia adoptadas por el Ejecutivo, sino la posibilidad de expedir leyes que brinden soluciones permanentes a muchos de los problemas de los que ahora comenzamos a ser conscientes. Mientras la...
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