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Las interceptaciones telefónicas realizadas por las autoridades al ganadero Juan Guillermo Villegas Uribe, en las que oyeron las conversaciones del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez confabulando para manipular testigos, no han sido las primeras llamadas en las que han oído legalmente al empresario hablando de cometer delitos.
Como he explicado anteriormente en esta columna, a principios de 1998 el Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía inició una serie de interceptaciones telefónicas, también de manera legal, a un abonado que correspondía a un local comercial ubicado en Medellín y conocido como Lácteos El Paisa. (Ver Un vínculo innegable).
Este local era administrado por los hermanos Luis Alberto y Juan Guillermo Villegas Uribe, a quienes el CTI tenía entre ojos por una investigación de conformación de grupos armados al margen de la ley.
Ese Juan Guillermo Villegas Uribe es el mismo empresario y amigo del expresidente Uribe Vélez que, gracias a la Corte Suprema, ahora sabemos mantenía permanente comunicación con la familia del testigo Juan Guillermo Monsalve Pineda, a fin de controlar lo que este pudiera decir ante la Corte. (Ver Explosivas grabaciones).
Pero volvamos a 1998.
Gracias a las escuchas legales el CTI determinó que los hermanos Villegas Uribe coordinaban, desde Lácteos El Paisa, la consecución de armas y municiones ilegales y la provisión de recursos económicos a partir del cobro de cuotas a diversas personas del nordeste antioqueño. El dinero y las armas eran para sostener una célula paramilitar del Bloque Metro que inició como la Convivir El Cóndor, de la cual eran representantes legales. (Ver Memoria de la impunidad en Antioquia del IPC y la Corporación Jurídica Libertad).
Nada más ni nada menos.
Además de esas interceptaciones, la Fiscalía agregó al expediente de la investigación ciertos documentos que fueron obtenidos tras un allanamiento a la residencia de los Villegas Uribe el 4 de junio de 1998. Allí se encontró una hoja escrita con el puño y letra de los Villegas Uribe en la que se inventariaba un armamento y equipo de campaña.
En el listadito se lee que “Andrés tiene un equipo completo, 2 granadas, 1 changón con 23 cartuchos, 11 tiros de 38; Álvaro registra 1 revólver cl 38, 13 cartuchos cl 38, un equipo completo, granadas, 1 fusil AK-47, 3 proveedores para fusil AK-47, 1 metra, 30 cartuchos 9 mm, 1 radio Yaesu (error original), 2 cargadores; Tamayo tiene asignado 1 revolver 3.57 con 9 cartuchos, 1 radio Kenwood con 2 pilas y un cargador, 1 equipo de campaña con un camuflado, 1 hamaca, una carpa, 2 granadas de mano, 1 fusil AK-47 con 4 proveedores, 1 chaleco portaproveedores con 2 granadas”. (Ver Listado).
No estaban recogiendo café los hermanos Villegas Uribe.
Ahora bien, en ese allanamiento también se incautaron varias escrituras de propiedades ubicadas en el municipio de Maceo y negociadas con, nada más y nada menos, los hermanos Santiago y Álvaro Uribe Vélez.
Según las escrituras, el 24 de abril de 1984 el señor Luis Alberto Villegas Uribe le compró a la firma Inversiones Uribe Vélez Ltda. la hacienda La Manada, mientras que el 10 de julio de 1990, la esposa de Villegas Uribe, Gloria Elena Cano López, le compró al señor Santiago Uribe Vélez la hacienda El Desquite.
No es el único negocio que relaciona a los hermanos Villegas Uribe con los hermanos Uribe Vélez.
En julio de 1996, Ganados del Norte S.A., empresa controlada por otros dos polémicos hermanos, Pedro David y Juan Santiago Gallón Henao, este último en proceso de extradición por narcotráfico, le compró a Uribe Vélez Asociados Ltda. la mitad de la hacienda Guacharacas en el municipio de Yolombó. Como he dicho antes, la venta la realizó el señor Santiago Uribe Vélez con el gerente de Ganados del Norte, el señor Rodrigo Medina Vélez. (Ver Primos y hermanos).
Pues volvamos a la investigación del CTI a finales de los 90.
En desarrollo de las labores desplegadas por los agentes se recibió la declaración de un testigo identificado como Julio César Acosta Cortizo, excombatiente del Eln. Acosta Cortizo se había desvinculado de ese grupo subversivo por lo que fue utilizado por las autoridades, posteriormente, como guía de las tropas estatales y colaborador en actividades de inteligencia en contra de la guerrilla. (Ver Testigo).
El exguerrillero también funcionó en un bloque paramilitar con asiento en San José del Nus, razón por la cual describió ante las autoridades judiciales el modus operandi del grupo irregular contrainsurgente, la identidad de sus integrantes y su abierta relación con miembros de la fuerza pública que hacían presencia en la región.
En diligencia de declaración realizada el 19 de mayo de 1998 en Medellín, este testigo sostuvo lo siguiente: “[En] San José del Nus, allí hay un señor que financia grupos paramilitares, que operan en esa región, ese señor le compró la finca Guacharaca al gobernador de Antioquia, se llama Luis Guillermo, no me acuerdo el apellido, un hermano de él está vinculado con la misma organización, se llama Luis Alberto”. (Ver Fiscalía General de la Nación, carpeta Asociación Convivir El Cóndor, expediente N°26.680).
Es decir, la hacienda desde donde operaba ese grupo paramilitar fue de propiedad de los hermanos Gallón Henao, por un lado, y de los hermanos Uribe Vélez, por el otro. Pero también fue adquirida después por los hermanos Villegas Uribe. Una tierrita importante.
Pero no solo el testimonio del exguerrillero establece esto. Según la declaración del paramilitar Pablo Hernán Sierra García, alias Alberto Guerrero, excomandante del Bloque Cacique Pipintá, “el Bloque Metro de las Auc lo fundaron Álvaro Uribe y su hermano Santiago, en compañía del ganadero Santiago Gallón Henao, así como de los hermanos Luis Alberto y Juan Guillermo Villegas Uribe”. (Ver Bloque Metro).
Según Sierra, el grupo criminal se creó inicialmente para enfrentar a alias Juan Pablo, comandante del Bloque Bernardo López Arroyave, del Eln, quien había asaltado la hacienda Guacharacas, en ese momento propiedad de los Uribe Vélez, quemando su casa principal y robando cerca de 600 reses y varios caballos de paso fino.
Sierra asegura que, con el propósito de recuperar los animales robados, y con el apoyo de la Convivir El Cóndor que presidían los hermanos Villegas Uribe, se ordenaron dos masacres y asesinatos ejecutados por los miembros del grupo paramilitar que usó como base la propia hacienda Guacharacas.
De ese grupo tan selecto uno fue presidente de la República, los hermanos Gallón Henao han sido encontrados culpables por paramilitarismo y narcotráfico, el señor Santiago Uribe se encuentra investigado por la creación de grupos de autodefensas, Luis Alberto Villegas Uribe estuvo preso por concierto para delinquir y después asesinado por otro grupo paramilitar, y su hermano Juan Guillermo es ahora presentado como un empresario y ganadero, pero en realidad es una persona que ha estado vinculada al paramilitarismo desde finales de los 90 y ha ayudado al expresidente Uribe Vélez con la manipulación de testigos en su contra.