El muro de la vergüenza

Yohir Akerman
14 de julio de 2019 - 05:00 a. m.
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El 26 de julio de 2017 la hoy senadora por el Centro Democrático María del Rosario Guerra de la Espriella se comprometió en su campaña al Congreso de la República a luchar contra la corrupción y a crear “el muro de la vergüenza” en donde se exhibirían los rostros de los políticos vinculados a ese terrible flagelo. (Ver Trino de muro).

Crucial iniciativa que nos une y apoyamos desde estas páginas. Entonces le vamos a dar una manito a la senadora Guerra para exhibir el rostro de los corruptos, empezando con algunas de las personas que cuentan con un lugar honorífico y meritorio en esta cruzada.

Esta semana se conoció un grave fallo de la Contraloría General de la Nación por responsabilidad fiscal en contra del exgobernador de Sucre Julio César Guerra Tulena, tío de la senadora Guerra. 

El señor Guerra Tulena se hizo acreedor de su espacio en este muro de la vergüenza ya que fue encontrado responsable, junto a otros funcionarios, de la desaparición de $2.398 millones de pesos de recursos de la salud. (Ver Contraloría).

Una platica. 

Según la Contraloría, el exgobernador Guerra Tulena firmó, de su puño y letra, la autorización de los pagos a la Clínica de Rehabilitación Nuevos Amaneceres de Sucre, mediante resoluciones expedidas entre septiembre de 2014 y diciembre de 2015 por tratamientos médicos. (Ver Rúbricas).

La investigación determinó que nunca existió la atención que esta IPS aseguró haber realizado, y que lo que se logró, de manera fraudulenta, fue el pago de unos servicios y tratamientos a enfermos mentales que no fueron prestados y que fueron facturados con documentación adulterada. 

Pero vamos al detalle, que cada vez se solidifica más el espacio en este importante muro del tío de la senadora del Centro Democrático. 

Dos testimonios fueron claves para probar el montaje y la acción fraudulenta que se realizó en este denominado caso del cartel de los enfermos mentales.

El primero, el de la gerente del Hospital Regional Nuestra Señora de las Mercedes del municipio de Corozal, Eugenia Díaz Hernández, quien expidió certificaciones en donde afirma que esta IPS Clínica de Rehabilitación Nuevos Amaneceres de Sucre no prestó la atención inicial de urgencia, ni remitió para valoración o internación psiquiátrica a las personas que relacionó ante la Secretaría de Salud, como tampoco expidió las hojas de remisión, ni las supuestas órdenes de hospitalización que se adjuntaron a las facturas presentadas. (Ver Respuesta a solicitud).

El segundo testimonio es aún más impresionante y es del señor Gustavo Adolfo Zambrano Sanjuán, médico y cirujano especialista en psiquiatría de la Universidad Javeriana. 

Este doctor relató: “Yo firmé un contrato en el año 2013, de duración de seis meses, para ir dos fines de semana al mes a valorar a los pacientes hospitalizados en dicha institución. El contrato nunca se llevó a cabo, fui nada más una vez, estuve día y medio en Corozal y nunca más me volvieron a llamar, los intenté contactar y nunca me respondieron las llamadas, ni los correos que les envié”. 

Le preguntó la Contraloría: “¿Cuántos pacientes atendió?”, respondió: “Ninguno, porque no vi pacientes, nunca me llamaron, nunca fui, entonces no vi ningún paciente”. (Ver Entrevista).

Pues bien, el exgobernador Guerra Tulena autorizó el pago con los recursos públicos de más de $2.000 millones basado en facturas que supuestamente había presentado el médico Gustavo Zambrano con cientos de pacientes, como ocurrió con otros médicos. Solo en el año 2014, fueron presentadas 134 facturas por tratamientos avaluados en $1.435 millones y en 2015, 57 facturas por $720 millones. 

En esas cuentas de cobro aparece la historia clínica de ingreso de los pacientes, evolución médica y los tratamientos que dicen fueron realizados por el médico, pero en realidad todo fue falsificado y realizado de manera fraudulenta y criminal fabricando las facturas y usando el nombre y el prestigio del médico Zambrano y la Universidad Javeriana sin autorización, para no levantar sospechas. 

“No hospitalicé a ningún paciente porque no vi pacientes; como le dije, a mí me llevaron allá a conocer las instalaciones, no vi pacientes, entonces no, nunca di una orden de hospitalización (…) La firma no corresponde a la mía, firmo totalmente diferente, es un garabato que hicieron, intentando falsificar mi firma; el sello que utilizan las historias clínicas no corresponde al mío”. Además, agrega el doctor que están mal redactadas y que las facturas no usan los términos que un médico genuino usaría en esos casos. (Ver Firma).

Honorífico lugar el que se gana el tío Julio César en el muro de la senadora María del Rosario Guerra, sin dudas. 

Pero, tal y como ha sido documentado por medios y sentencias judiciales, hay más espacios que se han ganado otros miembros de la misma familia en el muro de la vergüenza. 

Mirémoslos rápidamente.

Uno de los hermanos de la importante senadora del Centro Democrático, Joselito Guerra de la Espriella, fue condenado a 90 meses de prisión por enriquecimiento ilícito, estafa y falsedad agravada en el escándalo que el país conoció como el Proceso 8.000. (Ver Alta pena).

Básicamente el señor Joselito recibió dineros del narcotráfico provenientes del Cartel de Cali. Así de claro y así de sencillo. Fuera de eso, Joselito fue el responsable de llevar a la Casa de Nariño a los hermanos Nule, hoy presos por corrupción, para reunirse con el expresidente Álvaro Uribe Vélez con el fin de hablar de proyectos de infraestructura. (Ver El encanto de los Nule por María Jimena Duzán).

No para ahí. 

Antonio, su otro hermano, fue acusado de tener vínculos con el paramilitarismo, beneficiarse de su aparato militar e incluso de ser un apoyo de la operación militar de las autodefensas ya que “en la finca de Guerra siempre permanecía una escuadra de las autodefensas bajo el mando de alias el Paisita”. (Ver Testigo acusa a senador Guerra).

En la sentencia que condena a 40 años al exsenador Álvaro García Romero por la masacre de Macayepo, hablan de varias reuniones de miembros de la familia Guerra con paramilitares. (Ver Única instancia 32805).

Pero hay más, ya que Antonio Guerra de la Espriella se entregó a las autoridades después de que la Corte Suprema de Justicia le ordenara medida de aseguramiento como presunto autor de los delitos de enriquecimiento ilícito, concierto para delinquir agravado, cohecho y tráfico de influencias por el caso de Odebrecht. (Ver Odebrecht).

Nada más ni nada menos. 

Para terminar, está el espacio en el muro del primo de la senadora Guerra de la Espriella, Miguel Alfonso de la Espriella Burgos conocido como Miguelito, condenado por constreñimiento al elector y concierto para delinquir en los inicios del escándalo conocido como la parapolítica. (Ver Compadre Miguel).

Todos estos hechos fueron realizados mientras Antonio, Joselito y Miguelito ocuparon, en diferentes momentos, sillas en el Congreso. Va bien el muro de la vergüenza, vergüenza, vergüenza. 

@yohirakerman 

akermancolumnista@gmail.com 

 

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