Se han bajado los estándares demasiado. Nos hemos acostumbrado a que nuestros dirigentes políticos nos mientan sobre una cantidad de factores, incluidos sus títulos o la forma en la que los consiguieron. Es tan común que mientan sobre sus hojas de vida y sus estudios académicos, que ya ni nos sorprendemos cuando son descubiertos en flagrancia.
Por eso acá les presentamos un top 10 de los casos más descarados de plagio en la política colombiana, en los que, pese a existir evidencia en su contra, no ha pasado nada y los infractores se han limitado a no dar explicaciones, molestarse cuando son cuestionados y seguir aspirando a las más altas dignidades del Estado, olvidando su compromiso con lo público.
Vamos de atrás para adelante.
El top 10 de este honroso listado va para tres, en ese momento, concejales de la bancada de Cambio Radical. En agosto de 2008, Carlos Fernando Galán, Orlando Castañeda y Henry Castro firmaron un proyecto de acuerdo sobre las vigencias futuras que se debatió en el Concejo de Bogotá. Hasta ahí todo bien. Pero una semana después se denunció que en dicho proyecto se reprodujeron apartes textuales de un libro sobre hacienda pública del exministro Juan Camilo Restrepo.
Según el relato del concejal Carlos Fernando Galán, el plagio fue responsabilidad de Castro, quien propuso añadirle al acuerdo algunos apartes sobre hacienda pública, para hacer más claro el tema, sin contarles que los lúcidos apartes no eran de él. El partido Cambio Radical nunca le quitó el aval a Castro y, en 2011, sin ninguna vergüenza, fue candidato a la Cámara, donde se quemó con casi 11.000 votos. Fue uno de los perdedores que hasta última hora estuvo pujando por una curul.
El siguiente en el escalafón, el noveno en este decoroso listado, va para Óscar Hernando Motta Valencia, quien fue director de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en la Alcaldía de Neiva en 2017. El pasado 23 de noviembre la Procuraduría Regional del Huila dejó en firme la destitución por 12 años a cargos públicos contra el señor Motta, ya que las autoridades competentes descubrieron que entregó diplomas falsos en los que señalaba que era ingeniero de sistemas, cuando solo tenía el grado de técnico.
Tras 4 años de proceso disciplinario, se determinó que Motta Vargas presentó en su momento un acta y diploma falsos de la Universidad Católica de Colombia, que lo acreditaban como ingeniero de sistemas. Según el fallo del ente de control, era “tan evidente” la falsedad de los documentos, que el diploma tenía errores de ortografía como “unibersidad” y “Neiba”, en vez de “universidad” y “Neiva”. ¡Qué grande!
Durante la audiencia de alegatos finales de este caso, la defensa de Motta presentó una apelación del fallo manifestando que el exfuncionario TIC fue diligente y está cursando la carrera de Ingeniería de Sistemas “para superar sus propósitos personales y remediar su falta”. Algo tarde.
El puesto 8 también está para chuparse los dedos.
En agosto de 2003, la Universidad Externado de Colombia tomó una decisión que causó revuelo político porque unos estudiantes fueron acusados de plagio. Aquellos jóvenes estaban iniciando sus carreras políticas y cursando un posgrado en la facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales.
Algunos de los implicados fueron Luis Fernando Velasco, en ese entonces representante a la Cámara; César Correal, alcalde de Villeta; Luis Fernando Cote, exalcalde de Bucaramanga, y Adela Maestre, entonces comisionada nacional de televisión.
Todo empezó cuando en el curso de Introducción a la Economía se pidió elaborar unos trabajos académicos. El profesor decidió hacer grupos de cinco estudiantes para elaborar los trabajos, y dos de ellos resultaron ser idénticos. La Universidad Externado tomó la decisión de cancelar la matrícula a los implicados en el caso, pese a que ocupaban diferentes cargos de elección popular. A la fecha el senador Luis Fernando Velasco sigue insistiendo en que todo fue un malentendido.
El top 7 va para el senador del Partido Liberal Julián Bedoya Pulgarín.
Es un caso sencillo, donde la Universidad de Medellín le anuló el título de abogado al congresista mediante la resolución 008 del 5 de abril de 2021. Todo parece indicar que utilizó su condición de congresista para lograr ventajas ante la universidad y obtener “irregular e inusualmente rápido” el título de abogado.
Tan buen abogado resultó Bedoya que presentó tres de los cinco exámenes preparatorios, requisito indispensable para graduarse de Derecho, el mismo día. Según consta en los registros, Bedoya presentó las pruebas de Penal, Civil II y Político el 23 de noviembre de 2018 con un nivel de éxito de 100%. Vaya, vaya, vaya.
De pronto tiene que volver a presentar el preparatorio de Penal y responder bien las preguntas sobre los delitos de fraude y plagio.
El puesto 6 en este importante listado va para el niño genio de este Gobierno, el actual ministro de Vivienda.
El 1° de septiembre de 2019, Noticias Uno publicó pruebas de una “copia sistemática sin cita de párrafos y tablas” en la tesis de posgrado con la que Jonathan Malagón obtuvo el título de doctor en Economía de la Universidad de Tilburg.
En dicha acusación, se cuestionaba en específico la autoría de cerca de 200 renglones y 30 gráficos que, decía el reportaje, eran “idénticos a otras tesis de maestría publicadas por otros autores antes de su tesis”.
Sin embargo, tras un estudio exhaustivo, la Universidad de Tilburg descartó quitarle el titulo a Malagón. Ahora bien, el Banco de la República, que había publicado un libro basado en la tesis del ministro, tuvo que agregar las enmiendas que la Universidad de Tilburg le pidió incluir luego de su investigación por plagio. A diferencia del texto que entregó a la universidad, el texto del Banco de la República sí identificaba a sus tres alumnos de entonces, actuales subalternos suyos, cuyo trabajo incluyó sin reconocer la autoría de ellos en el texto académico.
La mejor parte de la historia es que el periódico de los estudiantes de la Universidad de Tilburg también se preguntó cómo hizo el ministro Malagón para hacer sus tesis de maestría y doctorado y al tiempo trabajar para el gremio bancario de Colombia, a lo cual el joven ministro respondió que hizo su tesis desde la playa.
¡Chapó!
Entremos en el top 5, que es un caso para estudio científico.
El presidente Iván Duque, que no pierde una oportunidad para perder una oportunidad, nombró a Tito José Crissien Borrero como ministro de Ciencia a mediados de este año. Desde entonces los cuestionamientos en su contra no se hicieron esperar y la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales advirtió que el ministro Crissien realizó plagio en documentos académicos. Así de claro y así de sencillo.
Según la Academia, mientras Crissien fue rector de la Universidad de la Costa, la séptima del país que más produce artículos científicos, más de 20 artículos de la institución fueron retirados del repositorio internacional de publicaciones científicas por plagio, en especial en varios documentos en los que Crissien aparecía como coautor. ¿Qué pasó con ese escándalo? Nada, como suele suceder. Y el futuro de la ciencia en Colombia quedó en manos de alguien que necesita mirar el examen en el pupitre del lado para saber qué responder.
Y ya que vamos de bajada en el top, entremos a la cuarta posición, que se lo lleva la honorable presidente de la Cámara de Representantes,
El 30 de octubre, el periodista Juan Miguel Hernández, de El Espectador, publicó un reportaje en torno a las denuncias hechas por el portal Plagio S.O.S., que exponía que en los fragmentos del trabajo conjunto de grado de Jennifer Kristin Arias Falla y Leidy Lucía Largo que aparecen en internet hay copias sin cita de al menos tres fuentes distintas. La primera es presidenta de la Cámara y la segunda es la jefa de la oficina de control interno de la Presidencia de la Cámara de Representantes. Las que plagian juntas permanecen juntas.
Ante las denuncias de El Espectador y Plagio S.O.S., el presidente Iván Duque hizo lo que mejor sabe hacer en esas situaciones, y fue condecorar el 9 de noviembre a Jennifer Arias con la Estrella de la Policía. En el decreto firmado por Duque se refiere como “doctora” a la representante del Centro Democrático.
Muy seguramente le va a tocar cambiar el decreto, ya que, el 22 de noviembre, la Universidad Externado emitió una comunicación pública revelando el dictamen pericial y la investigación que desarrollaron en torno a la tesis de Jennifer Arias y Leidy Lucía Largo, concluyendo que hubo plagio.
El resultado de esto, seguramente, será que no va a pasar nada, como nunca pasa nada en este país. Y para casos en los que no pasa nada, vamos a una mención de honor, que es la medalla de bronce de este escalafón.
En 2006, el hijo menor del expresidente imputado Álvaro Uribe Vélez, el señor Jerónimo Uribe, fue descubierto por plagiar su tesis de Economía en la Universidad de los Andes. El decano de esa facultad en ese entonces era el hoy candidato presidencial Juan Carlos Echeverry, a quien le cayó todo el peso, no solo del gobierno para defender al primer niño, sino también del abogado Jaime Lombana, fiel escudero de los Uribe, quien evitó la expulsión de la Facultad de Economía y más aún enterró el escándalo en un cajón.
Como si no fuera suficiente, y tras de gordo hinchado, Jerónimo Uribe se dedicó a trinar en contra de su exdecano Juan Carlos Echeverry y de las cosas que decía en sus clases de la Universidad de los Andes. ¿Será que esos trinos sí son de su autoría o los escribió alguien más, como su tesis?
Finalmente, la medalla de oro la comparten, en el podio del primer lugar, en un empate técnico, los exalcaldes de Bogotá, precandidatos presidenciales y férreos contradictores Gustavo Petro y Enrique Peñalosa.
Como se ha denunciado en esta columna, a profundidad en ambos casos, Peñalosa y Petro han presumido en varios libros de su autoría y en páginas web oficiales sobre sus estudios, maestrías y múltiples doctorados.
En 2016 la Procuraduría investigó a los exalcaldes por presuntamente tomar posesión y ejercer el cargo de alcalde mayor de Bogotá utilizando datos inexactos, por relacionar en su hoja de vida títulos de maestría y doctorado que eran inexistentes. Se demostró que Peñalosa infló como un doctorado unos estudios de menor duración y complejidad en la Universidad de París; y a Petro se le señaló por decir que tenía título de magíster en la Javeriana y un Ph.D. en Bélgica. Falsos los dos.
Al final, la Procuraduría cerró la investigación contra ambos exalcaldes, señalando que para ejercer el cargo de alcalde no se requiere ningún requisito de estudio, sino solo ser ciudadano colombiano, tener más de 30 años y haber vivido en Bogotá mínimo tres años antes de la elección. No obstante, ambos exalcaldes terminaron diciendo la verdad cuando fueron confrontados en sus mentirosos estudios y tuvieron que hacer precisiones sobre sus hojas de vida. Pese a eso, ahora intentan ocupar el máximo cargo de Colombia. Una vergüenza.
Se han bajado los estándares demasiado. Nos hemos acostumbrado a que nuestros dirigentes políticos nos mientan sobre una cantidad de factores, incluidos sus títulos o la forma en la que los consiguieron. Es tan común que mientan sobre sus hojas de vida y sus estudios académicos, que ya ni nos sorprendemos cuando son descubiertos en flagrancia.
Por eso acá les presentamos un top 10 de los casos más descarados de plagio en la política colombiana, en los que, pese a existir evidencia en su contra, no ha pasado nada y los infractores se han limitado a no dar explicaciones, molestarse cuando son cuestionados y seguir aspirando a las más altas dignidades del Estado, olvidando su compromiso con lo público.
Vamos de atrás para adelante.
El top 10 de este honroso listado va para tres, en ese momento, concejales de la bancada de Cambio Radical. En agosto de 2008, Carlos Fernando Galán, Orlando Castañeda y Henry Castro firmaron un proyecto de acuerdo sobre las vigencias futuras que se debatió en el Concejo de Bogotá. Hasta ahí todo bien. Pero una semana después se denunció que en dicho proyecto se reprodujeron apartes textuales de un libro sobre hacienda pública del exministro Juan Camilo Restrepo.
Según el relato del concejal Carlos Fernando Galán, el plagio fue responsabilidad de Castro, quien propuso añadirle al acuerdo algunos apartes sobre hacienda pública, para hacer más claro el tema, sin contarles que los lúcidos apartes no eran de él. El partido Cambio Radical nunca le quitó el aval a Castro y, en 2011, sin ninguna vergüenza, fue candidato a la Cámara, donde se quemó con casi 11.000 votos. Fue uno de los perdedores que hasta última hora estuvo pujando por una curul.
El siguiente en el escalafón, el noveno en este decoroso listado, va para Óscar Hernando Motta Valencia, quien fue director de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en la Alcaldía de Neiva en 2017. El pasado 23 de noviembre la Procuraduría Regional del Huila dejó en firme la destitución por 12 años a cargos públicos contra el señor Motta, ya que las autoridades competentes descubrieron que entregó diplomas falsos en los que señalaba que era ingeniero de sistemas, cuando solo tenía el grado de técnico.
Tras 4 años de proceso disciplinario, se determinó que Motta Vargas presentó en su momento un acta y diploma falsos de la Universidad Católica de Colombia, que lo acreditaban como ingeniero de sistemas. Según el fallo del ente de control, era “tan evidente” la falsedad de los documentos, que el diploma tenía errores de ortografía como “unibersidad” y “Neiba”, en vez de “universidad” y “Neiva”. ¡Qué grande!
Durante la audiencia de alegatos finales de este caso, la defensa de Motta presentó una apelación del fallo manifestando que el exfuncionario TIC fue diligente y está cursando la carrera de Ingeniería de Sistemas “para superar sus propósitos personales y remediar su falta”. Algo tarde.
El puesto 8 también está para chuparse los dedos.
En agosto de 2003, la Universidad Externado de Colombia tomó una decisión que causó revuelo político porque unos estudiantes fueron acusados de plagio. Aquellos jóvenes estaban iniciando sus carreras políticas y cursando un posgrado en la facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales.
Algunos de los implicados fueron Luis Fernando Velasco, en ese entonces representante a la Cámara; César Correal, alcalde de Villeta; Luis Fernando Cote, exalcalde de Bucaramanga, y Adela Maestre, entonces comisionada nacional de televisión.
Todo empezó cuando en el curso de Introducción a la Economía se pidió elaborar unos trabajos académicos. El profesor decidió hacer grupos de cinco estudiantes para elaborar los trabajos, y dos de ellos resultaron ser idénticos. La Universidad Externado tomó la decisión de cancelar la matrícula a los implicados en el caso, pese a que ocupaban diferentes cargos de elección popular. A la fecha el senador Luis Fernando Velasco sigue insistiendo en que todo fue un malentendido.
El top 7 va para el senador del Partido Liberal Julián Bedoya Pulgarín.
Es un caso sencillo, donde la Universidad de Medellín le anuló el título de abogado al congresista mediante la resolución 008 del 5 de abril de 2021. Todo parece indicar que utilizó su condición de congresista para lograr ventajas ante la universidad y obtener “irregular e inusualmente rápido” el título de abogado.
Tan buen abogado resultó Bedoya que presentó tres de los cinco exámenes preparatorios, requisito indispensable para graduarse de Derecho, el mismo día. Según consta en los registros, Bedoya presentó las pruebas de Penal, Civil II y Político el 23 de noviembre de 2018 con un nivel de éxito de 100%. Vaya, vaya, vaya.
De pronto tiene que volver a presentar el preparatorio de Penal y responder bien las preguntas sobre los delitos de fraude y plagio.
El puesto 6 en este importante listado va para el niño genio de este Gobierno, el actual ministro de Vivienda.
El 1° de septiembre de 2019, Noticias Uno publicó pruebas de una “copia sistemática sin cita de párrafos y tablas” en la tesis de posgrado con la que Jonathan Malagón obtuvo el título de doctor en Economía de la Universidad de Tilburg.
En dicha acusación, se cuestionaba en específico la autoría de cerca de 200 renglones y 30 gráficos que, decía el reportaje, eran “idénticos a otras tesis de maestría publicadas por otros autores antes de su tesis”.
Sin embargo, tras un estudio exhaustivo, la Universidad de Tilburg descartó quitarle el titulo a Malagón. Ahora bien, el Banco de la República, que había publicado un libro basado en la tesis del ministro, tuvo que agregar las enmiendas que la Universidad de Tilburg le pidió incluir luego de su investigación por plagio. A diferencia del texto que entregó a la universidad, el texto del Banco de la República sí identificaba a sus tres alumnos de entonces, actuales subalternos suyos, cuyo trabajo incluyó sin reconocer la autoría de ellos en el texto académico.
La mejor parte de la historia es que el periódico de los estudiantes de la Universidad de Tilburg también se preguntó cómo hizo el ministro Malagón para hacer sus tesis de maestría y doctorado y al tiempo trabajar para el gremio bancario de Colombia, a lo cual el joven ministro respondió que hizo su tesis desde la playa.
¡Chapó!
Entremos en el top 5, que es un caso para estudio científico.
El presidente Iván Duque, que no pierde una oportunidad para perder una oportunidad, nombró a Tito José Crissien Borrero como ministro de Ciencia a mediados de este año. Desde entonces los cuestionamientos en su contra no se hicieron esperar y la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales advirtió que el ministro Crissien realizó plagio en documentos académicos. Así de claro y así de sencillo.
Según la Academia, mientras Crissien fue rector de la Universidad de la Costa, la séptima del país que más produce artículos científicos, más de 20 artículos de la institución fueron retirados del repositorio internacional de publicaciones científicas por plagio, en especial en varios documentos en los que Crissien aparecía como coautor. ¿Qué pasó con ese escándalo? Nada, como suele suceder. Y el futuro de la ciencia en Colombia quedó en manos de alguien que necesita mirar el examen en el pupitre del lado para saber qué responder.
Y ya que vamos de bajada en el top, entremos a la cuarta posición, que se lo lleva la honorable presidente de la Cámara de Representantes,
El 30 de octubre, el periodista Juan Miguel Hernández, de El Espectador, publicó un reportaje en torno a las denuncias hechas por el portal Plagio S.O.S., que exponía que en los fragmentos del trabajo conjunto de grado de Jennifer Kristin Arias Falla y Leidy Lucía Largo que aparecen en internet hay copias sin cita de al menos tres fuentes distintas. La primera es presidenta de la Cámara y la segunda es la jefa de la oficina de control interno de la Presidencia de la Cámara de Representantes. Las que plagian juntas permanecen juntas.
Ante las denuncias de El Espectador y Plagio S.O.S., el presidente Iván Duque hizo lo que mejor sabe hacer en esas situaciones, y fue condecorar el 9 de noviembre a Jennifer Arias con la Estrella de la Policía. En el decreto firmado por Duque se refiere como “doctora” a la representante del Centro Democrático.
Muy seguramente le va a tocar cambiar el decreto, ya que, el 22 de noviembre, la Universidad Externado emitió una comunicación pública revelando el dictamen pericial y la investigación que desarrollaron en torno a la tesis de Jennifer Arias y Leidy Lucía Largo, concluyendo que hubo plagio.
El resultado de esto, seguramente, será que no va a pasar nada, como nunca pasa nada en este país. Y para casos en los que no pasa nada, vamos a una mención de honor, que es la medalla de bronce de este escalafón.
En 2006, el hijo menor del expresidente imputado Álvaro Uribe Vélez, el señor Jerónimo Uribe, fue descubierto por plagiar su tesis de Economía en la Universidad de los Andes. El decano de esa facultad en ese entonces era el hoy candidato presidencial Juan Carlos Echeverry, a quien le cayó todo el peso, no solo del gobierno para defender al primer niño, sino también del abogado Jaime Lombana, fiel escudero de los Uribe, quien evitó la expulsión de la Facultad de Economía y más aún enterró el escándalo en un cajón.
Como si no fuera suficiente, y tras de gordo hinchado, Jerónimo Uribe se dedicó a trinar en contra de su exdecano Juan Carlos Echeverry y de las cosas que decía en sus clases de la Universidad de los Andes. ¿Será que esos trinos sí son de su autoría o los escribió alguien más, como su tesis?
Finalmente, la medalla de oro la comparten, en el podio del primer lugar, en un empate técnico, los exalcaldes de Bogotá, precandidatos presidenciales y férreos contradictores Gustavo Petro y Enrique Peñalosa.
Como se ha denunciado en esta columna, a profundidad en ambos casos, Peñalosa y Petro han presumido en varios libros de su autoría y en páginas web oficiales sobre sus estudios, maestrías y múltiples doctorados.
En 2016 la Procuraduría investigó a los exalcaldes por presuntamente tomar posesión y ejercer el cargo de alcalde mayor de Bogotá utilizando datos inexactos, por relacionar en su hoja de vida títulos de maestría y doctorado que eran inexistentes. Se demostró que Peñalosa infló como un doctorado unos estudios de menor duración y complejidad en la Universidad de París; y a Petro se le señaló por decir que tenía título de magíster en la Javeriana y un Ph.D. en Bélgica. Falsos los dos.
Al final, la Procuraduría cerró la investigación contra ambos exalcaldes, señalando que para ejercer el cargo de alcalde no se requiere ningún requisito de estudio, sino solo ser ciudadano colombiano, tener más de 30 años y haber vivido en Bogotá mínimo tres años antes de la elección. No obstante, ambos exalcaldes terminaron diciendo la verdad cuando fueron confrontados en sus mentirosos estudios y tuvieron que hacer precisiones sobre sus hojas de vida. Pese a eso, ahora intentan ocupar el máximo cargo de Colombia. Una vergüenza.