El 25 de noviembre de 2004 se realizó la primera desmovilización oficial de los paramilitares en el municipio de Turbo, Antioquia. En esa ceremonia, el señor Ever Veloza, alias HH, excomandante del Bloque Calima, entregó su uniforme y sus armas ante el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo.
Para acompañar a alias HH en el importante evento, estuvieron varios líderes paramilitares como Salvatore Mancuso, alias Triple Cero, e Iván Roberto Duque Gaviria, alias Ernesto Báez.
Según Báez, Mancuso repentinamente desapareció y, cuando terminó la ceremonia, el comisionado Restrepo le preguntó: “¿Dónde está Salvatore?”, a lo que alguien contestó: “Aquí vino un señor, le dijo algo al oído, cambió de colores y salió”.
Báez contó esto en una audiencia libre el 2 de julio de 2014 que está radicada con el número 00311. En esta versión libre el paramilitar aseguró que se fueron con Restrepo a una casa de los paramilitares y, en el vestíbulo de la propiedad, estaba Mancuso en una poltrona agachado en una actitud que es descrita como de tristeza, angustia y desespero.
“Entonces, el doctor Luis Carlos llegó y le dijo, Salvatore qué pasó, qué ocurrió, y Mancuso le dijo, doctor, usted no se ha dado cuenta la noticia, acaba de aprobar la Corte Suprema de Justicia la extradición nuestra”. (Ver Sentencia Bloque Central Bolívar).
Según cuenta Báez, Restrepo respondió: “Salvatore, siéntese, cálmese, a usted qué le preocupa, usted sabe de la palabra del doctor Álvaro Uribe Vélez, el doctor Álvaro Uribe Vélez no los extraditará jamás, esa es su promesa, ese es el compromiso que tiene con ustedes. Esté tranquilo, al fin y al acabo la Corte Suprema no define finalmente su salida del país, la define el doctor Uribe Vélez, permítame un instante”. (Ver Página 139).
Dice Báez que el comisionado de Paz se retiró y regresó a los diez minutos y les dijo: “Acabo de hablar con el presidente (…) el señor presidente acaba de decirme que les transmita a ustedes que así sea la alta Corte Suprema la que haya tomado la determinación, él no los extraditará, ustedes hacen parte de un grupo de personas muy importantes para la paz del país”.
Luego de eso, Mancuso se paró, abrazó al comisionado y dejó derramar dos lágrimas.
Enternecedora escena, pero la promesa se rompió, eso sí, el expresidente Uribe logró sacar algo a cambio por su oferta.
Relata el paramilitar condenado que en medio de ese abrazo Mancuso le pidió a Restrepo que le llevara al presidente Uribe todo su agradecimiento, pero le dijo que había una cosa que le preocupaba y era que ese gobierno se acabaría en solo dos años y no podían garantizarle que el próximo presidente no los iba a extraditar.
“Esa fue la primera vez que escuché la palabra reelección”, señala Báez.
Según Báez, el doctor Restrepo le dijo a los paramilitares: “Vean, les voy a decir una cosa sinceramente: estén tranquilos, que como van las cosas y como se han planeado, el doctor Uribe Vélez será reelegido (…) desde luego ustedes tendrán que apoyarlo frente a estas expectativas de extradición y además saben que deben estar apoyando a un gobierno que les dé garantías”. (Ver Cita).
Un mes después empezaron los debates para aprobar la reelección.
En esa línea, Báez dijo que Mancuso expresó que la garantía debía materializarse en un compromiso escrito que lograra trascender la emotividad de la escena.
“Esa preocupación se trasladó a la mesa de negociaciones y resultó en una resolución de la que pocos tuvieron conocimiento. La resolución, gestionada por el entonces ministro del Interior de Álvaro Uribe, Sabas Pretelt, llenó de felicidad a alias Jorge 40 y a Salvatore Mancuso. Según Baéz, Mancuso fue el único que tomó una copia del documento. (Ver Página 140).
Baéz aseguró que Pretelt, al igual que Restrepo, pidieron de forma informal a los líderes de las autodefensas su colaboración para asegurar que Álvaro Uribe fuera reelegido en 2006.
Ahí está lo que sacaron de la situación.
Alias Ernesto Báez continuó la declaración y añadió que la cúpula paramilitar entendió que la reelección era una necesidad para asegurar los beneficios judiciales obtenidos durante los diálogos. “Es así como, desde las altas jerarquías de las Auc, se libró la directriz de apoyar a Álvaro Uribe en su intento por salir electo para un segundo periodo en las regiones donde ellos tenían influencia”. (Ver Cita).
Ciertamente dicho apoyo fue fundamental para la victoria de la reelección de las políticas de Uribe.
Estos diálogos entre Mancuso, Báez y Restrepo están relatados en la sentencia del Tribunal Superior de Bogotá en su Sala de Justicia y Paz en la que se condenó a 31 paramilitares del Bloque Central Bolívar el pasado 11 de agosto de 2017.
El Tribunal consideró importante el contexto y las audiencias de versión libre de Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, para consolidar su condena final por más de diez delitos entre los que se encuentran homicidio, tortura, desplazamiento, acceso carnal violento, prostitución forzada, esclavitud sexual, reclutamiento ilícito, secuestro y actos de terrorismo.
En el documento no sólo se habla de los acuerdos por encima, y por debajo, de la mesa del expresidente Uribe con el grupo paramilitar, sino también de otras alianzas de más miembros de la familia del expresidente, como su hermano Santiago Uribe con el grupo Los 12 Apóstoles, y su primo Mario Uribe con el Frente Cacique Pipintá. Pero esos son temas para otras columnas.
De lo que no queda duda es que los Uribe eran una familia ejemplar para los paramilitares.
El 25 de noviembre de 2004 se realizó la primera desmovilización oficial de los paramilitares en el municipio de Turbo, Antioquia. En esa ceremonia, el señor Ever Veloza, alias HH, excomandante del Bloque Calima, entregó su uniforme y sus armas ante el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo.
Para acompañar a alias HH en el importante evento, estuvieron varios líderes paramilitares como Salvatore Mancuso, alias Triple Cero, e Iván Roberto Duque Gaviria, alias Ernesto Báez.
Según Báez, Mancuso repentinamente desapareció y, cuando terminó la ceremonia, el comisionado Restrepo le preguntó: “¿Dónde está Salvatore?”, a lo que alguien contestó: “Aquí vino un señor, le dijo algo al oído, cambió de colores y salió”.
Báez contó esto en una audiencia libre el 2 de julio de 2014 que está radicada con el número 00311. En esta versión libre el paramilitar aseguró que se fueron con Restrepo a una casa de los paramilitares y, en el vestíbulo de la propiedad, estaba Mancuso en una poltrona agachado en una actitud que es descrita como de tristeza, angustia y desespero.
“Entonces, el doctor Luis Carlos llegó y le dijo, Salvatore qué pasó, qué ocurrió, y Mancuso le dijo, doctor, usted no se ha dado cuenta la noticia, acaba de aprobar la Corte Suprema de Justicia la extradición nuestra”. (Ver Sentencia Bloque Central Bolívar).
Según cuenta Báez, Restrepo respondió: “Salvatore, siéntese, cálmese, a usted qué le preocupa, usted sabe de la palabra del doctor Álvaro Uribe Vélez, el doctor Álvaro Uribe Vélez no los extraditará jamás, esa es su promesa, ese es el compromiso que tiene con ustedes. Esté tranquilo, al fin y al acabo la Corte Suprema no define finalmente su salida del país, la define el doctor Uribe Vélez, permítame un instante”. (Ver Página 139).
Dice Báez que el comisionado de Paz se retiró y regresó a los diez minutos y les dijo: “Acabo de hablar con el presidente (…) el señor presidente acaba de decirme que les transmita a ustedes que así sea la alta Corte Suprema la que haya tomado la determinación, él no los extraditará, ustedes hacen parte de un grupo de personas muy importantes para la paz del país”.
Luego de eso, Mancuso se paró, abrazó al comisionado y dejó derramar dos lágrimas.
Enternecedora escena, pero la promesa se rompió, eso sí, el expresidente Uribe logró sacar algo a cambio por su oferta.
Relata el paramilitar condenado que en medio de ese abrazo Mancuso le pidió a Restrepo que le llevara al presidente Uribe todo su agradecimiento, pero le dijo que había una cosa que le preocupaba y era que ese gobierno se acabaría en solo dos años y no podían garantizarle que el próximo presidente no los iba a extraditar.
“Esa fue la primera vez que escuché la palabra reelección”, señala Báez.
Según Báez, el doctor Restrepo le dijo a los paramilitares: “Vean, les voy a decir una cosa sinceramente: estén tranquilos, que como van las cosas y como se han planeado, el doctor Uribe Vélez será reelegido (…) desde luego ustedes tendrán que apoyarlo frente a estas expectativas de extradición y además saben que deben estar apoyando a un gobierno que les dé garantías”. (Ver Cita).
Un mes después empezaron los debates para aprobar la reelección.
En esa línea, Báez dijo que Mancuso expresó que la garantía debía materializarse en un compromiso escrito que lograra trascender la emotividad de la escena.
“Esa preocupación se trasladó a la mesa de negociaciones y resultó en una resolución de la que pocos tuvieron conocimiento. La resolución, gestionada por el entonces ministro del Interior de Álvaro Uribe, Sabas Pretelt, llenó de felicidad a alias Jorge 40 y a Salvatore Mancuso. Según Baéz, Mancuso fue el único que tomó una copia del documento. (Ver Página 140).
Baéz aseguró que Pretelt, al igual que Restrepo, pidieron de forma informal a los líderes de las autodefensas su colaboración para asegurar que Álvaro Uribe fuera reelegido en 2006.
Ahí está lo que sacaron de la situación.
Alias Ernesto Báez continuó la declaración y añadió que la cúpula paramilitar entendió que la reelección era una necesidad para asegurar los beneficios judiciales obtenidos durante los diálogos. “Es así como, desde las altas jerarquías de las Auc, se libró la directriz de apoyar a Álvaro Uribe en su intento por salir electo para un segundo periodo en las regiones donde ellos tenían influencia”. (Ver Cita).
Ciertamente dicho apoyo fue fundamental para la victoria de la reelección de las políticas de Uribe.
Estos diálogos entre Mancuso, Báez y Restrepo están relatados en la sentencia del Tribunal Superior de Bogotá en su Sala de Justicia y Paz en la que se condenó a 31 paramilitares del Bloque Central Bolívar el pasado 11 de agosto de 2017.
El Tribunal consideró importante el contexto y las audiencias de versión libre de Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, para consolidar su condena final por más de diez delitos entre los que se encuentran homicidio, tortura, desplazamiento, acceso carnal violento, prostitución forzada, esclavitud sexual, reclutamiento ilícito, secuestro y actos de terrorismo.
En el documento no sólo se habla de los acuerdos por encima, y por debajo, de la mesa del expresidente Uribe con el grupo paramilitar, sino también de otras alianzas de más miembros de la familia del expresidente, como su hermano Santiago Uribe con el grupo Los 12 Apóstoles, y su primo Mario Uribe con el Frente Cacique Pipintá. Pero esos son temas para otras columnas.
De lo que no queda duda es que los Uribe eran una familia ejemplar para los paramilitares.