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El pasado 13 de agosto el expresidente Álvaro Uribe Vélez dio una entrevista al periodista Ricardo Ospina de Blu Radio en preparación a la indagatoria que tendrá que rendir el 8 de octubre. Entre los muchos elementos importantes que merecen análisis y revisión de sus declaraciones, vamos a centrarnos en uno histórico que es importante para entender la genealogía de este problema en Colombia.
El senador Uribe, para justificar su no presencia en la hacienda Guacharacas, que es lo que establece su relación y la de su hermano con el grupo paramilitar Los 12 Apóstoles, en el minuto 3:30 de la entrevista establece: “Dejé de ir a esa región desde el año 79, cuando le entregué a un sindicato controlado por las Farc una tierra de caña, La Mundial San Cipriano, que era en ese momento la mejor estancia panelera de Antioquia; el avalúo de las deudas laborales ascendía a $6 millones y la finca valía más de $20 millones. Preferí entregársela a un sindicato controlado por las Farc para no tener más problemas en esa región”. (Oír Audio).
Vamos por partes ya que la verdadera historia es bien diferente.
Según una crónica de Gustavo Gallo Machado, la finca La Mundial fue todo un emporio panelero que se ubicó en el municipio de Maceo, en el nordeste antioqueño. La historia se remonta a 1971, cuando se constituyó el Sindicato de Trabajadores Agrícolas (Sintraagrícola) justamente en la finca La Mundial, que hacía parte de la hacienda San Cipriano. La primera se dedicaba al cultivo de la caña de azúcar y a la panela, y la segunda, a la ganadería.
Más de 150 trabajadores se dedicaban día y noche a cortar caña, sacar guarapo y panela. Antonio Morales, uno de los trabajadores de la época dorada del Ingenio Panelero La Mundial, recuerda que aquello era un gran emporio económico, envidiado en toda la región debido a la cantidad de empleo y riqueza que se generaba. “Pero los trabajadores vivíamos en unas condiciones lamentables. No había turnos, la comida no era buena y se abusaba mucho”, dice. (Ver Solo quedan los recuerdos).
Ahí surgió el primer sindicato agrario del país. El primero. Y, según varios de los trabajadores, lo que pretendía Sintraagrícola era acabar con las intensas jornadas de trabajo y dotar a los campesinos de horas de descanso, vacaciones, salarios justos, buena alimentación y condiciones laborales adecuadas.
Pero se toparon nada más ni nada menos que con los Uribe.
En 1975 el joven Álvaro Uribe y su padre compraron la finca La Mundial con toda la producción panelera. Desde un inicio hubo choques entre los trabajadores y los nuevos propietarios, ya que la organización sindical hizo una firme defensa de los derechos adquiridos, mientras que los Uribe obligaron a planes de retiro voluntarios, para disminuir la carga laboral.
La situación se recrudeció rápidamente luego de persistentes conflictos con los trabajadores por el no pago de obligaciones laborales y muchos intentos por acabar con el sindicato al que acusaban de simpatizar con la guerrilla.
Eso llevó a que los Uribe les entregaran la hacienda por un año a los trabajadores para que la administraran y se pagaran sus prestaciones vencidas, pero al devolverla en 1978, Uribe Vélez exigió que se la entregaran sin trabajadores, cosa que era ilegal. Eso obligó a la familia Uribe a salir de la finca, el 4 de junio de 1979, dejándoles la producción a los trabajadores, pero conservando la propiedad.
El 24 de marzo de 1980 el presidente Julio César Turbay Ayala nombró a Álvaro Uribe Vélez en la dirección del departamento de la Aeronáutica Civil. Eso ocupó su atención por lo complicado del cargo y los altos intereses que tenían los narcotraficantes en conseguir licencias para sus aviones.
Pero sigamos con La Mundial, que es como seguir con la historia de Colombia.
El 30 de agosto de 1981 la sociedad Javier Suárez y Cía., que agrupó a 68 trabajadores de la finca agremiados en Sintraagrícola, se tomó la propiedad de La Mundial, cosa que molestó infinitamente a los Uribe. Aunque se puede considerar un abuso lo que pasó con la familia del expresidente, nunca hubo manos de las Farc en esa situación como aseguró el senador en su reciente entrevista de Blu Radio.
Todo lo contrario.
La sociedad final quedó en manos de 55 campesinos, quienes compraron la propiedad el 30 de diciembre de 1982 por $5 millones a los Uribe, negocio que se formalizó en escritura pública el 17 de mayo de 1985. En manos de los trabajadores la producción panelera lastimosamente tuvo muchas dificultades de orden administrativo y la finca se vino abajo.
Pero los Uribe no estaban tranquilos y este fue uno de los primeros casos en que los intereses de los paramilitares y de los Uribe parecieron alinearse por arte de magia.
Por esa época se iniciaron los señalamientos de que en La Mundial hacía presencia la guerrilla, refiriéndose a los trabajadores sindicales que se habían quedado con la propiedad. Como respuesta hubo una aterrizada en la zona de un primer grupo de autodefensas, el MAS o Muerte a Secuestradores, que incursionó en la finca a mediados de los 80 y mató al trabajador Alfonso Jiménez. Ahí empezó.
Estos asesinatos y hostigamientos a los trabajadores de La Mundial continuaron con la llegada de los paramilitares del Magdalena Medio a la zona y la victoria de Uribe en la Gobernación de Antioquia, donde creó el 18 de noviembre de 1996 la legalización de la Convivir El Cóndor, a través de la Resolución 42378 de ese año.
De acuerdo con investigaciones del Instituto Popular de Capacitación (IPC), retomadas del libro Colombia, nunca más: crímenes de lesa humanidad, “el 10 de noviembre de 1996, Darío Olarte Castaño, de 24 años de edad, campesino y socio de La Mundial, fue desaparecido por un grupo paramilitar.
Dos meses después, el 11 de febrero de 1997, los paramilitares al mando de alias Óscar asesinaron a cuatro campesinos: Gilberto Casas Betancur, Norberto Casas Arboleda, Argemiro Betancur Espinosa y Alcides Palacio Arboleda en una incursión a la finca La Mundial.
Todo, cuando Uribe era gobernador.
“La situación fue dura y hubo mucho miedo. Aquí llegaban hombres armados reclamando y diciendo que éramos guerrilleros. Pero la verdad es que somos campesinos haciendo valer el derecho al trabajo”, le dijo Antonio Morales al periodista Gustavo Gallo. (Ver Mucho miedo).
Otras dos haciendas muy cercanas a La Mundial, San Cipriano y Guacharacas, que también eran propiedad de Uribe Vélez, fueron tomadas frecuentemente como bases de operativos por parte de la Brigada 14 del Ejército que dieron lugar a numerosas denuncias por violaciones de los derechos humanos y connivencia con los paramilitares.
Según relatos de gente de la zona, el Ejército hostigaba permanentemente a los trabajadores de La Mundial, acusándolos de “haberle robado la finca al doctor Uribe Vélez”, y, según documentos de las organizaciones campesinas de Antioquia, fueron 12 el número de víctimas, entre ejecutados y desaparecidos que hubo de personas relacionadas con La Mundial entre 1985 y 1997.
Esto demuestra que, aunque el expresidente Álvaro Uribe insiste en modificar su propia historia en las entrevistas radiales, es su pasado familiar, empresarial y político el que escribe una parte importante de la historia del conflicto en Colombia donde se mezclan el narcotráfico, los paramilitares y la estigmatización como guerrilleros de todos aquellos que van en contra de sus intereses. Eso sigue pasando.
@yohirakerman, akermancolumnista@gmail.com