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El 25 de mayo, dos días antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el diario The New York Times publicó un artículo sobre ciertos cables del Departamento de Estado que fueron desclasificados y que hablan de los vínculos de Álvaro Uribe Vélez con el narcotráfico.
Muchos salieron a criticar al periodista que escribió el artículo por no presentar los documentos y al diario por la fecha de su publicación, insinuando que estaban queriendo inmiscuirse en la elección presidencial. Falso.
Lo cierto es que fue el propio Departamento de Estado quien tomó la decisión de desclasificarlos en esa fecha y acá están los nueve cables publicados que describen casi una década de preocupaciones persistentes que tenían los diplomáticos estadounidenses con la proximidad de Uribe Vélez con narcotraficantes.
Empecemos. 28 de julio de 1988. El cable está firmado por el subjefe de la misión estadounidense (Deputy Chief of Mission) J. Phillip McLean y afirma que se le hizo una larga entrevista al congresista Uribe Vélez para que presentara documentación y explicaciones sobre sus vínculos con el Cartel de Medellín. (Ver National Security Archive DEA 21628).
Enero 24 de 1992. Siete meses después de la rendición de Pablo Escobar Gaviria, la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá recopiló una lista de políticos colombianos “sospechosos de tener vínculos con el narcotráfico”. En total la lista incluía 21 senadores, 13 representantes y cinco gobernadores departamentales.
La evidencia varía, según el cable, e incluye la aceptación de contribuciones oscuras y financiación de campañas por parte de la mafia, que la Embajada caracterizó como “narcopolíticos”.
Dice el cable: “Desde mayo de 1989, Uribe supuestamente ha estado involucrado en el tráfico de drogas. Los registros [eliminados] también afirman de manera menos concluyente que la familia de Uribe tiene extensas posesiones de tierras y negocios en Antioquia y hace negocios legítimos, como la ganadería, [eliminado] con narcos”. (Ver Secret Section Bogota 01116).
En esa lista lo acompañan ilustres nombres como el de Alberto Santofimio Botero, condenado posteriormente por sus relaciones con narcotraficantes y la muerte de Luis Carlos Galán. También está el señor Carlos Nader Simmonds, amigo cercano de Uribe Vélez, quién estuvo preso en Estados Unidos por narcotráfico y conspiración y, si eso no fuera suficiente, fue quien hace un par de años envió correos con amenazas al periodista Daniel Coronell y celebró con Pablo Escobar el asesinato de Luis Carlos Galán diciendo que era “más buen muerto que un hijueputa”. (Ver Descubriendo al verdugo).
No quedan dudas de que para esa gente hay buenos muertos.
Estos cables se complementan con un reporte del 5 de abril de 1990 del Federal Bureau of Investigation, FBI. El documento describe que el narcotraficante Pablo Escobar financió algunas campañas políticas de las elecciones celebradas el 11 de marzo de 1990, que se dieron en medio de una caótica situación de seguridad y orden público por el reciente asesinato de Galán.
Según el FBI “varios políticos de Antioquia ganaron asientos en el Senado (…) representando al Partido Liberal y sus campañas fueron financiadas por el grupo de Escobar”. (Ver 12H-MM-50238 FBI).
Blanco es, gallina lo pone y Uribe se lo come.
Posteriormente el 24 de abril de 1992 se da un nuevo cable con más información sobre la lista de los “narcopolíticos” y el 31 de julio se conoce otro en el que se detalla una conversación de un funcionario de la Embajada con Uribe Vélez sobre las reacciones negativas en Colombia a los sobrevuelos del gobierno americano en Medellín.
En esa reunión Uribe les informa que es posible que la mafia tome represalias con una campaña de bombardeos. Ese cable está firmado por el embajador de Estados Unidos, Morris Busby, y finaliza diciendo que la Embajada “sigue con dudas de las posibles conexiones de Uribe con el narcotráfico”. (Ver Confidential Bogota 11148).
Después se pone más interesante.
El 22 de febrero de 1993, otro cable dirigido al Departamento de Estado informó que el senador Luis Guillermo Vélez Trujillo, aliado político de Uribe Vélez, le informó a la Embajada que la familia Ochoa Vásquez, fundadores del conocido grupo de narcotraficantes, también había financiado la campaña política de Uribe ya que eran primos.
Vélez Trujillo dijo a la Embajada que los lazos familiares y financieros de Uribe Vélez con los Ochoa explicaban por qué Uribe y otros dos se habían reunido en secreto con la esposa de Pablo Escobar en diciembre de 1992.
Según el cable de la Embajada que describe el encuentro, esa reunión fue un esfuerzo infructuoso por negociar la rendición de Escobar a las autoridades colombianas. Agregó que Escobar, a través de los Ochoa, le exigió a Uribe que “devolviera los favores recibidos abriendo un canal de comunicación con el presidente del momento, César Gaviria”.
En otro contacto de la Embajada citado en ese cable, el exsenador del Partido Liberal Alejandro González “reiteró las acusaciones de [Luis Guillermo] Vélez de que Uribe temía por su vida porque no pudo cumplir con sus mentores del Cartel de Medellín”. (Ver Confidential 02870).
En ese momento, tanto Vélez Trujillo como Uribe eran senadores del Partido Liberal del departamento de Antioquia. Vélez fue, más tarde, miembro fundador del partido político pro-Uribe, el Partido de la U.
Por otra parte, existe un cable del 11 de marzo de 1993, que detalla el contacto de la Embajada con el “rico empresario César Villegas Arciniegas”, en ese momento asistente del candidato presidencial liberal (y futuro presidente) Ernesto Samper, en donde la Embajada comenta que Villegas y el senador Álvaro Uribe tienen enlaces con el narcotráfico. (Ver Confidential 03935).
Los rumores se debieron en parte a la evidencia de que Villegas Arciniegas, como director de planificación de la Administración de Aviación Civil, había otorgado licencias de operación a narcotraficantes conocidos. Uribe, que era entonces director de la Aerocivil, lo nombró en el puesto. (Ver Las licencias de Uribe).
Pero esto no es un caso aislado.
Es importante recordar, como se había establecido en el pasado en esta columna, que, en marzo de 1991, la Defense Intelligence Agency (DIA) de Estados Unidos elaboró un listado de 104 personas que estaban relacionadas, conectadas o trabajaban directamente para los carteles del narcotráfico, en especial el de Medellín.
El listado, que incluye a Pablo Escobar, establece que el “asociado 82, Álvaro Uribe Vélez, es un político colombiano, senador y dedicado a la colaboración con el Cartel de Medellín en los altos niveles del gobierno. Uribe fue vinculado a negocios que están conectados con actividades de narcotráfico en Estados Unidos. Su padre fue asesinado en Colombia por sus conexiones con narcotraficantes. Uribe ha trabajado para el Cartel de Medellín y es un amigo personal y cercano de Pablo Escobar Gaviria (…)”. (Ver Defense Intelligence Agency).
En una entrevista de 2009 con Gerardo Reyes de El Nuevo Herald, el exembajador de los Estados Unidos en Colombia Myles Frechette había dicho que le había preguntado a Uribe sobre este listado de la DIA, pero que no había quedado satisfecho con sus explicaciones, sobre todo las que tenían que ver con César Villegas. (Ver Decepción con Uribe).
Pero volvamos a los cables recientemente desclasificados. En marzo de 1995, otro cable de la Embajada firmado por Frechette, quien reemplazó a Busby como embajador de Estados Unidos, resumió la gama de denuncias que vinculaban a Uribe, entonces gobernador de Antioquia, con el tráfico de drogas.
Frechette escribió que Uribe, “como muchos políticos prominentes colombianos, era sospechoso de haber tenido una participación periférica con la industria del narcotráfico en Colombia”. (Ver Confidential 03714).
Según el informe de la Embajada de Estados Unidos, en 1992, en una reunión de su partido, Uribe intentó nombrar candidato para alcalde de Medellín a un miembro de una conocida familia de narcotraficantes. Como no tuvo éxito, propuso al tío de Pablo Escobar, también sin éxito. (Ver Bogota 3345).
Ahora bien, pese a todas las sospechas que las diferentes agencias de Estados Unidos han tenido de Uribe Vélez y sus vínculos con el narcotráfico por más de una década, finalmente logró poner dos veces al primo de Pablo Escobar Gaviria en el Senado, entre otras, y ser presidente durante ocho años, sin contar que nombró al presidente en 2010, llevó a su candidato a la segunda vuelta en el 2014, ganó el plebiscito con la campaña del No en 2016 y volverá a poner presidente en el 2018. Una historia de poder, o mejor, de narcopoder.