Ahora que la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia confirmó la condena en contra del exsubdirector del DAS José Miguel Narváez Martínez por el asesinato del periodista Jaime Garzón, vale la pena recordar que en ese delito participaron agentes del Estado y miembros de las autodefensas, mancomunadamente.
Pero también es crucial subrayar que Narváez Martínez, fuera de ser parte de la entraña de los paramilitares, era parte del núcleo íntimo del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Recordemos, porque recordar es vivir.
En el 2002 fue parte de la comisión de empalme en asuntos de seguridad del entonces electo presidente Uribe Vélez. Uno de los asesinos de Jaime Garzón fue designado por el gobierno, junto al empresario antioqueño Pedro Juan Moreno, para estructurar el Centro Nacional de Inteligencia (Cenit), que sería el nuevo organismo que centralizaría todas las informaciones de seguridad nacional y que dependería en forma exclusiva de Presidencia.
Como se ha explicado en esta columna en el pasado, el Cenit era conocido como la Sala de Estrategia Nacional y estaba integrado por civiles, analistas y expertos en inteligencia y contrainteligencia con la colaboración de los organismos de inteligencia de Reino Unido, Japón, Israel y Estados Unidos.
Narváez continuó su estelar carrera bajo el ala de Uribe y posteriormente se convirtió en asesor del Ministerio de Defensa, antes de pasar a ser subdirector del DAS, bajo la dirección del hoy preso Jorge Noguera Cotes.
También es importante recordar que en junio de 2011, Noguera Cotes confirmó que el nombramiento como subdirector del DAS de este personaje -hoy condenado por el asesinato del periodista Jaime Garzón- fue por orden directa del entonces presidente Álvaro Uribe.
Como subdirector del DAS, Narváez creó el grupo de inteligencia llamado G3, que en la práctica funcionó como un brazo criminal del DAS para hacer seguimientos e interceptaciones ilegales contra opositores del gobierno de Uribe, defensores de derechos humanos, periodistas independientes y magistrados de las altas cortes.
Los integrantes del G3 fueron muy cuidadosos de no dejar huella ni documentación de sus acciones. Todas las órdenes se transmitían verbalmente. Sin embargo, también cometieron errores. (Ver Las tareas del G3)
Sigamos recordando.
En abril de 2009, la Fiscalía allanó la sede del DAS tras el rastro de las operaciones del G3. En el allanamiento, la Fiscalía encontró 103 carpetas que contenían información de seguimientos, operaciones de espionaje y montajes realizados por ese grupo.
Como he establecido aquí, uno de esos documentos indica que el abogado Rafael Nieto Loaiza habría estado involucrado en una operación de inteligencia y propaganda negra para crear un colectivo falso de abogados que tenía la misión de infiltrar y suplantar a organizaciones defensoras de derechos humanos. (Ver Núcleo de apoyo directo)
En el cuaderno 126, folio 179 del expediente de la Fiscalía Delegada 11 ante la Corte Suprema de Justicia, se describe que el núcleo de apoyo directo para el trabajo de ese colectivo serían los señores “José Miguel Narváez y Rafael Nieto Loaiza”.
Regulares compañías las del abogado Nieto Loaiza y peores las del señor Narváez.
Seis declaraciones de líderes paramilitares desmovilizados confirmaron que -mientras servía como funcionario del gobierno de Uribe- Narváez Martínez siguió como puente, aliado y fiel representante del paramilitarismo.
El 27 de enero de 2009, el señor Juan Rodrigo García Fernández declaró ante la Fiscalía que buena parte de los actos delictivos cometidos por las autodefensas a órdenes de Carlos Castaño fueron orientados o sugeridos por Narváez Martínez.
Dijo el señor García Fernández que “en una ocasión, Carlos Castaño pasó por la finca donde yo me encontraba y me dijo que iba a reunirse con el doctor Narváez, quien venía de parte del ya entonces presidente Álvaro Uribe para concretar aspectos de la dinámica”.
La cercanía de Narváez con el expresidente Uribe es cosa innegable. No se puede olvidar ahora que la Corte Suprema de Justicia ratificó su sentencia a 26 años de prisión por el horrible asesinato del periodista Jaime Garzón. Como tampoco se puede desconocer su cercana relación con personas importantes del gobierno actual y de la derecha colombiana.
Ahora que la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia confirmó la condena en contra del exsubdirector del DAS José Miguel Narváez Martínez por el asesinato del periodista Jaime Garzón, vale la pena recordar que en ese delito participaron agentes del Estado y miembros de las autodefensas, mancomunadamente.
Pero también es crucial subrayar que Narváez Martínez, fuera de ser parte de la entraña de los paramilitares, era parte del núcleo íntimo del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Recordemos, porque recordar es vivir.
En el 2002 fue parte de la comisión de empalme en asuntos de seguridad del entonces electo presidente Uribe Vélez. Uno de los asesinos de Jaime Garzón fue designado por el gobierno, junto al empresario antioqueño Pedro Juan Moreno, para estructurar el Centro Nacional de Inteligencia (Cenit), que sería el nuevo organismo que centralizaría todas las informaciones de seguridad nacional y que dependería en forma exclusiva de Presidencia.
Como se ha explicado en esta columna en el pasado, el Cenit era conocido como la Sala de Estrategia Nacional y estaba integrado por civiles, analistas y expertos en inteligencia y contrainteligencia con la colaboración de los organismos de inteligencia de Reino Unido, Japón, Israel y Estados Unidos.
Narváez continuó su estelar carrera bajo el ala de Uribe y posteriormente se convirtió en asesor del Ministerio de Defensa, antes de pasar a ser subdirector del DAS, bajo la dirección del hoy preso Jorge Noguera Cotes.
También es importante recordar que en junio de 2011, Noguera Cotes confirmó que el nombramiento como subdirector del DAS de este personaje -hoy condenado por el asesinato del periodista Jaime Garzón- fue por orden directa del entonces presidente Álvaro Uribe.
Como subdirector del DAS, Narváez creó el grupo de inteligencia llamado G3, que en la práctica funcionó como un brazo criminal del DAS para hacer seguimientos e interceptaciones ilegales contra opositores del gobierno de Uribe, defensores de derechos humanos, periodistas independientes y magistrados de las altas cortes.
Los integrantes del G3 fueron muy cuidadosos de no dejar huella ni documentación de sus acciones. Todas las órdenes se transmitían verbalmente. Sin embargo, también cometieron errores. (Ver Las tareas del G3)
Sigamos recordando.
En abril de 2009, la Fiscalía allanó la sede del DAS tras el rastro de las operaciones del G3. En el allanamiento, la Fiscalía encontró 103 carpetas que contenían información de seguimientos, operaciones de espionaje y montajes realizados por ese grupo.
Como he establecido aquí, uno de esos documentos indica que el abogado Rafael Nieto Loaiza habría estado involucrado en una operación de inteligencia y propaganda negra para crear un colectivo falso de abogados que tenía la misión de infiltrar y suplantar a organizaciones defensoras de derechos humanos. (Ver Núcleo de apoyo directo)
En el cuaderno 126, folio 179 del expediente de la Fiscalía Delegada 11 ante la Corte Suprema de Justicia, se describe que el núcleo de apoyo directo para el trabajo de ese colectivo serían los señores “José Miguel Narváez y Rafael Nieto Loaiza”.
Regulares compañías las del abogado Nieto Loaiza y peores las del señor Narváez.
Seis declaraciones de líderes paramilitares desmovilizados confirmaron que -mientras servía como funcionario del gobierno de Uribe- Narváez Martínez siguió como puente, aliado y fiel representante del paramilitarismo.
El 27 de enero de 2009, el señor Juan Rodrigo García Fernández declaró ante la Fiscalía que buena parte de los actos delictivos cometidos por las autodefensas a órdenes de Carlos Castaño fueron orientados o sugeridos por Narváez Martínez.
Dijo el señor García Fernández que “en una ocasión, Carlos Castaño pasó por la finca donde yo me encontraba y me dijo que iba a reunirse con el doctor Narváez, quien venía de parte del ya entonces presidente Álvaro Uribe para concretar aspectos de la dinámica”.
La cercanía de Narváez con el expresidente Uribe es cosa innegable. No se puede olvidar ahora que la Corte Suprema de Justicia ratificó su sentencia a 26 años de prisión por el horrible asesinato del periodista Jaime Garzón. Como tampoco se puede desconocer su cercana relación con personas importantes del gobierno actual y de la derecha colombiana.