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Cartagena de Indias será la sede del próximo Congreso Mundial de la World Jurist Association, que preside el jurista español Javier Cremades. El evento se realiza cada dos años, en distintos lugares del planeta, y otorga el World Peace and Liberty Award, considerado como el premio Nobel del Derecho. Winston Churchill, Nelson Mandela y Felipe VI, entre otros, han recibido el galardón en el pasado.
La Asociación se mueve en torno unos ejes fundamentales establecidos, por sus fundadores: Una sociedad civilizada solo puede hacer uso de la ley para tomar sus decisiones, porque la otra opción es el uso de la fuerza; y sus juristas deben denunciar los focos de autocracia o despotismo que surjan en cualquier lugar del mundo. Ese es el marco de las deliberaciones del próximo Congreso.
La presentación del evento, que se realizará en febrero de 2021, se hizo la semana anterior en rueda de prensa realizada en Bogotá, en la sede de la Academia Colombiana de Jurisprudencia. Javier Cremades reiteró los compromisos de la Asociación y el Procurador Fernando Carrillo, en su condición de coordinador académico del evento, precisó sus características. También hicieron presencia el jurista español Diego Solana y los colombianos Gabriel y Ulises Fernández, miembros del Comité Organizador.
La realización del Congreso en Colombia coincide con los treinta años de la adopción de la Carta Política de 1991 y con el bicentenario de la de Cúcuta, que fue la primera constitución nacional de la historia colombiana. La comunidad jurídica nacional sabrá rememorar la importancia de este bicentenario, pero también aprovechar la coyuntura que se desprende del Congreso Mundial, para trabajar en la recuperación de valores, principios y normas de la Constitución del 91 que se nos han quedado escritas.
El derecho es un instrumento de regulación, pero también es un instrumento de cambio. El siglo XXI, por desgracia, lo ha asimilado mucho más como lo primero que como lo segundo. El derecho legislado viene desarrollando distintas normas constitucionales progresistas con normas legales restrictivas, que a la jurisprudencia constitucional le resultan exequibles. Eso es un despropósito jurídico que se hace necesario rectificar. En efecto, significa un agravio al Estado de Derecho.
Aparte de la garantía de los derechos, que ha funcionado principalmente a partir de la acción de tutela, las demás instituciones, constitucionalizadas por primera vez en la Carta del 91, han tenido desarrollos mínimos o, simplemente, no han tenido desarrollo alguno. En algunos casos los desarrollos, tanto en la ley, como en la jurisprudencia, van a contrapelo de las normas superiores. Eso ha ocurrido con Instituciones como la participación ciudadana, la autonomía territorial o la idea del pluralismo jurídico.
El Estado de Derecho se lesiona cuando es avasallado por las tiranías o amenazado por el terrorismo. Pero también cuando los gobiernos se controlan a sí mismos a través de sus mayorías parlamentarias o cuando los tribunales constitucionales toman decisiones privativas del Congreso. Tales imposturas llegaron de la mano del siglo XXI a nuestro hemisferio. El Congreso Mundial de Juristas puede ser una oportunidad feliz para que los colombianos analicen esa realidad y decidan tomar en serio su Constitución.
* Presidente, Academia Colombiana de Jurisprudencia.