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Un artículo reciente de Brookings (Kharas y Hamel, 2018) resalta una buena noticia para el mundo que vale la pena destacar y, como bien dicen los autores, ha pasado desapercibida. Por primera vez en la historia, la mayoría de la población no es pobre o vulnerable de caer en pobreza. Según sus cálculos, un poco más del 50 % de la población mundial (cerca de 3.800 millones de personas) viven en hogares con suficiente capacidad de gasto para considerarse clase media o clase alta y de estos cerca del 95 % son la clase media (3.600 millones de personas).
Según los autores, es destacable que estaríamos empezando una nueva era donde la clase media es la mayoría, con todas las implicaciones que esto tiene para la política pública y privada. La clase media exige nuevas y diferentes cosas de sus gobiernos y demanda bienes y servicios diferentes.
Es claro que estas cifras incluyen los sesgos globales y dejan de lado las diferencias entre países, pero sí nos ayuda a ver con optimismo lo que está pasando en el mundo en términos económicos, como lo muestra Steven Pinker en términos de conflicto, al decir que estamos viviendo los tiempos menos violentos de la historia de la humanidad. Las cosas buenas que pasan: estamos viviendo en la etapa menos violenta de la historia humanidad, con una clase media dominante por primera vez.
Los países que han dado este salto anticipado, al tener una clase media mayoritaria, han evidenciado que la manera en que se gobierna debe cambiar. La clase media se preocupa más por la calidad de los servicios públicos y el acceso a los servicios públicos ya no se agradece sino que se exige. Esta clase entiende de una manera diferente la política y por lo mismo ha sido la jalonadora de procesos de populismo de derecha e izquierda en algunos países. El sector privado también tiene que repensar la oferta de bienes y servicios para este mundo mayoritariamente de clase media.
@juanatellez -BBVA Reseach