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El pasado 13 de agosto el Juzgado Séptimo Penal del Circuito Especializado de Bogotá condenó a José Miguel Narváez Martínez a 30 años de prisión, como determinador responsable del delito de homicidio agravado del humorista Jaime Hernando Garzón Forero.
Aunque la sentencia no declaró delito de lesa humanidad el asesinato de Garzón, el documento sí fue implacable en establecer la responsabilidad de Narváez Martínez, y dejó un espacio de interpretación para determinar que existe un mando superior que puede estar involucrado en este horrible crimen.
El juzgado dijo: “En el caso bajo estudio está demostrado que la solicitud de dar muerte a Garzón Forero fue impartida a terceros ajenos a la organización de las autodefensas, descartándose línea de mando y/o relaciones de subordinación entre quien realizó el requerimiento y quienes lo ejecutaron, elementos que, como viene de verse, son inherentes a la figura dogmática de la estructura organizada de poder”. (Ver Sentencia página 52).
El juzgado agregó que “el acá procesado tenía el codominio del hecho, lo cual a la par implicaba acreditar: i) que las autodefensas estaban dirigidas por un órgano corporado, ii) que el procesado hacía parte de la cúpula de la organización criminal, iii) que este ostentaba voz y voto en las decisiones adoptadas en ese órgano superior, iv) que, en conjunto con Carlos Castaño, ordenó a los integrantes de la banda La Terraza dar muerte a Garzón Forero. (…) Frente a este tema, finalmente subrayar la presunta conjunción de aparatos de poder para llevar a cabo el crimen; el supuesto acuerdo entre altas esferas militares y las autodefensas para dar muerte a Garzón Forero. (Ver Página 53).
¿Qué querrá decir todo esto?
Pues que Narváez Martínez, fuera de ser parte de la entraña de los paramilitares, era parte del núcleo íntimo del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Vamos por partes. En el 2002 fue parte de la comisión de empalme en asuntos de seguridad del entonces electo presidente Uribe Vélez. Junto al empresario antioqueño Pedro Juan Moreno, fue designado por el gobierno para estructurar el Centro Nacional de Inteligencia, Cenit, que sería el nuevo organismo que centralizaría todas las informaciones de seguridad nacional y que dependería en forma exclusiva de Presidencia.
El Cenit era conocido como la Sala de Estrategia Nacional y estaba integrado por civiles, analistas y expertos en inteligencia y contrainteligencia con la colaboración de los organismos de inteligencia de Inglaterra, Japón, Israel y Estados Unidos. (Ver La inteligencia de Uribe).
No paró ahí.
Narváez Martínez se convirtió posteriormente en asesor del Ministerio de Defensa y finalmente pasó a ser subdirector del DAS, bajo la dirección del hoy preso Jorge Noguera Cotes. En junio de 2011, Noguera Cotes confirmó que el nombramiento de este oscuro personaje como subdirector del DAS fue por orden directa del entonces presidente Uribe. (Ver Orden de Álvaro Uribe).
Un hombre de confianza.
Gracias a esa relación, Narváez fue la piedra angular del escalofriante episodio de las “chuzadas”, ya que varios testigos de ese caso lo señalaron como la cabeza de la creación del G3, el grupo de inteligencia encargado para esas escuchas y dijeron, además, que era él quien escogía las víctimas del grupo en la administración Uribe, siempre siendo muy cuidadoso de no dejar evidencia por lo que todas las órdenes se transmitían verbalmente.
De pronto a todos estos aparatos de inteligencia que se crearon en la administración de Uribe, y en los que estaba relacionado Narváez Martínez, era a lo que realmente se refería José Obdulio Gaviria cuando habló en octubre de 2007 de la inteligencia superior del entonces presidente. (Ver Gobierno se escuda en “inteligencia superior”).
Pero sigue.
Seis declaraciones de líderes paramilitares desmovilizados confirmaron que, mientras servía como funcionario del gobierno de Uribe, Narváez Martínez siguió como puente, aliado y representante fiel del paramilitarismo.
De Castaño a Uribe.
El 27 de enero de 2009, el señor Juan Rodrigo García Fernández declaró ante la Fiscalía que buena parte de los actos delictivos cometidos por las autodefensas a órdenes de Carlos Castaño fueron orientados o sugeridos por Narváez Martínez.
Dijo el señor García Fernández que “en una ocasión Carlos Castaño pasó por la finca donde yo me encontraba y me dijo que iba a reunirse con el doctor Narváez quien venía de parte del ya entonces presidente Álvaro Uribe para concretar aspectos de la dinámica”. (Ver Declaración).
Pero la cercanía de Uribe con el asesinato de Garzón no para en Narváez Martínez. No. Según el expediente de ese caso, el departamento de inteligencia B-2 de la Brigada XIII del Ejército venía siguiendo a Garzón desde 1998 e interceptando sus comunicaciones de manera ilegal, con el propósito de corroborar la hipótesis de que Garzón era un miembro de la guerrilla.
Como lo he dicho antes, el temible director de ese grupo del Ejército era el coronel retirado Jorge Eliécer Plazas Acevedo, quien fue capturado en julio del 2014, después de estar 11 años prófugo cuando se escapó en 2003 de la Escuela de Artillería.
Plazas Acevedo fue la persona de confianza del general en retiro Rito Alejo del Río, condenado a 26 años de prisión por asesinato y conformación de grupos paramilitares durante su paso por la Brigada XVII del Ejército colombiano en el Urabá, cuando Álvaro Uribe Vélez era gobernador del departamento de Antioquia.
Del Río era otro hombre de confianza del expresidente Uribe desde la época en que fue nombrado comandante de la Brigada de Urabá, como el mismo expresidente lo confirmó en una carta el 8 de septiembre de 2013. (Ver Carta ¿Por qué Soy Paramilitar?).
Según la investigación de la Fiscalía, el expediente que se armó en contra de Garzón, por parte de la Brigada XVII del Ejército, fue entregado por Narváez Martínez por instrucciones de Plazas Acevedo y Del Río a los líderes paramilitares y con detalles importantes para su asesinato, como sus movimientos diarios, sus contactos y sus rutas de desplazamiento.
Para cerrar el círculo, el 12 de agosto de 2015 Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna, corroboró estos puntos ante la Fiscalía y agregó en el crimen de Garzón la participación del preso general Mauricio Santoyo Velasco, quien fue jefe de seguridad de Uribe, y, más aún, en la desviación de la posterior investigación. (Ver Audio que vincula a Santoyo).
Lastimosamente Del Río, Santoyo y Narváez todos fueron personas de confianza del expresidente Uribe en distintos momentos, y personajes vítales en sus actividades de inteligencia y relaciones con los paramilitares. Por eso se puede concluir que en este homicidio vamos de castaño a oscuro.
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