Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Arremeten los amigos del rector de la Universidad Externado de Colombia, doctor Juan Carlos Henao, en contra del doctor Eduardo Montealegre por haber enviado un derecho de petición a la universidad en donde sostiene, entre otros, que el Externado es de los externadistas y en donde señala que el consejo académico no ha sido renovado en los últimos 15 años y esto “ha generado un déficit democrático evidente en el gobierno de la institución”. “La elección de un nuevo rector, por un consejo directivo que no tiene ninguna legitimidad, su período se venció hace más de 15 años, es manifiestamente inconstitucional y viola el derecho fundamental a la participación democrática de todos los estamentos de la universidad”.
He hablado con muchos compañeros míos del Externado y de diferentes promociones y hoy excelentes profesionales en las diferentes áreas del derecho. Algunos ciertamente han trabajado con Montealegre, pero ven con preocupación lo que ha pasado en la universidad por años. Otros no lo han hecho y están igualmente inquietos por su alma máter.
No se trata, entonces, como dicen algunos, de vengancitas de mala muerte del doctor Montealegre en contra del rector Henao por no haberle dado un contrato de trabajo, como lo han hecho saber fuentes de la universidad queriéndolo aparecer como un ser mezquino.
El Externado tiene que renovarse y los cuestionamientos no son malos, pues fortalecen las instituciones. No hay que temerles a los cambios, a los debates, a las discusiones civilizadas.
Miles de externadistas queremos a la universidad, pero no entendemos por qué el consejo directivo está conformado por unas momias que no dejan pasar a las nuevas generaciones.
No es un tema en contra del rector, doctor Henao, a quien admiro y respeto, y mucho menos es un golpe de Estado.
Se trata de que la otrora universidad liberal y democrática, que fuera fundada precisamente bajo esos principios, abra sus canales de ascenso, en donde haya mayor participación de los estudiantes y los empleados, en donde el presupuesto se maneje de manera transparente y los cargos se asignen democráticamente y profesionalmente y no por amigocracia, dedocracia, nepotismo y favoritismos. ¡Así de fácil!
El Externado es una universidad excelente y de eso nadie tiene la menor duda, pero no puede seguir manejándose como una hacienda, ni mucho menos por un grupo de venerables decanos que han estado en el consejo directivo desde hace dos décadas o más.
¿Cuál es el miedo de renovar al consejo directivo? ¿Cuál es el miedo de abrir las cuentas y las finanzas? ¿Cuál es el miedo de permitir mayor participación de los estudiantes y empleados? ¿Acaso el doctor Henao morirá en el cargo como sus antecesores, los maestros Ricardo Hinestrosa Daza y Fernando Hinestrosa? ¿Acaso el debate no es propio de la academia?
En un ambiente universitario, este tipo de debates son totalmente válidos, útiles, y vigorizan. Las directivas del Externado tienen la palabra.
