Cómo les temen los dictadores a los periodistas que los critican. En un ataque más contra la libertad de prensa, Daniel Ortega, líder del régimen en Nicaragua, parece estar apretando más la tenaza contra quienes vienen denunciando sus atropellos. Un extraño allanamiento al medio Confidencial, el tercero que ha sufrido en su historia desde que Ortega llegó al poder, se une a intentos de utilizar la Rama Judicial para eliminar a la oposición del régimen y garantizar que en las elecciones de noviembre no haya sorpresas para el gobierno.
La Policía de Nicaragua allanó los estudios de grabación de Esta Semana y Esta Noche, dos programas de televisión, y la redacción de Confidencial. Lo mismo había ocurrido hace tres años, cuando el régimen confiscó todos los equipos del medio, así como el lugar donde se realizaba. Como dijo Carlos Fernando Chamorro, líder del grupo de medios, “la dictadura lanza un ataque frontal contra este medio de comunicación. Lo que estamos viendo el día de hoy no responde a ninguna ley, no podemos encontrar ninguna justificación racional. No está ocurriendo algo nuevo. No empezó hoy; empezó muchas décadas atrás”.
No fue el único ataque judicial. La hermana del director de Confidencial, Cristiana Chamorro, quien es una de las principales opositoras a Ortega y pretendía lanzarse a las elecciones presidenciales de noviembre, carga encima una acusación de lavado de activos. La presión internacional ha sido insuficiente ante un régimen cada vez más autoritario y afincado en el poder.
Jorge Canahuati, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), fue claro en el rechazo a lo ocurrido: “Esta grave afrenta contra la libertad de prensa en Nicaragua merece nuestro más profundo repudio. Porque es evidente que el gobierno de Daniel Ortega está empecinado en borrar del mapa a los medios de comunicación y periodistas independientes, así como a sus opositores políticos, para allanar su camino hacia las elecciones”. Lo propio dijo Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa: “No tenemos dudas de que el objetivo de esta nueva acción contra Confidencial es hacer desaparecer a la prensa independiente y a la oposición, de cara a las presidenciales de noviembre próximo”.
Nos unimos al rechazo. Utilizar a las autoridades con cualquier excusa para decomisar equipos envía un mensaje claro para aterrorizar y silenciar al periodismo crítico. También deja ver a un régimen nervioso. ¿Acaso Ortega teme perder el poder en las próximas elecciones? Cada vez que se censura a la prensa, los “hombres fuertes” demuestran que su autoritarismo se siente amenazado por la crítica. Eso solo redobla la fuerza de quienes siguen ejerciendo el periodismo de manera independiente.
Confidencial se comprometió a seguir informando. Chamorro dijo: “No van a callar a nuestros periodistas”. Sin embargo, es de esperar que Ortega y todo el aparato estatal sigan presionando. Son tiempos difíciles para la prensa libre y para todas las libertades en Nicaragua.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
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Cómo les temen los dictadores a los periodistas que los critican. En un ataque más contra la libertad de prensa, Daniel Ortega, líder del régimen en Nicaragua, parece estar apretando más la tenaza contra quienes vienen denunciando sus atropellos. Un extraño allanamiento al medio Confidencial, el tercero que ha sufrido en su historia desde que Ortega llegó al poder, se une a intentos de utilizar la Rama Judicial para eliminar a la oposición del régimen y garantizar que en las elecciones de noviembre no haya sorpresas para el gobierno.
La Policía de Nicaragua allanó los estudios de grabación de Esta Semana y Esta Noche, dos programas de televisión, y la redacción de Confidencial. Lo mismo había ocurrido hace tres años, cuando el régimen confiscó todos los equipos del medio, así como el lugar donde se realizaba. Como dijo Carlos Fernando Chamorro, líder del grupo de medios, “la dictadura lanza un ataque frontal contra este medio de comunicación. Lo que estamos viendo el día de hoy no responde a ninguna ley, no podemos encontrar ninguna justificación racional. No está ocurriendo algo nuevo. No empezó hoy; empezó muchas décadas atrás”.
No fue el único ataque judicial. La hermana del director de Confidencial, Cristiana Chamorro, quien es una de las principales opositoras a Ortega y pretendía lanzarse a las elecciones presidenciales de noviembre, carga encima una acusación de lavado de activos. La presión internacional ha sido insuficiente ante un régimen cada vez más autoritario y afincado en el poder.
Jorge Canahuati, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), fue claro en el rechazo a lo ocurrido: “Esta grave afrenta contra la libertad de prensa en Nicaragua merece nuestro más profundo repudio. Porque es evidente que el gobierno de Daniel Ortega está empecinado en borrar del mapa a los medios de comunicación y periodistas independientes, así como a sus opositores políticos, para allanar su camino hacia las elecciones”. Lo propio dijo Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa: “No tenemos dudas de que el objetivo de esta nueva acción contra Confidencial es hacer desaparecer a la prensa independiente y a la oposición, de cara a las presidenciales de noviembre próximo”.
Nos unimos al rechazo. Utilizar a las autoridades con cualquier excusa para decomisar equipos envía un mensaje claro para aterrorizar y silenciar al periodismo crítico. También deja ver a un régimen nervioso. ¿Acaso Ortega teme perder el poder en las próximas elecciones? Cada vez que se censura a la prensa, los “hombres fuertes” demuestran que su autoritarismo se siente amenazado por la crítica. Eso solo redobla la fuerza de quienes siguen ejerciendo el periodismo de manera independiente.
Confidencial se comprometió a seguir informando. Chamorro dijo: “No van a callar a nuestros periodistas”. Sin embargo, es de esperar que Ortega y todo el aparato estatal sigan presionando. Son tiempos difíciles para la prensa libre y para todas las libertades en Nicaragua.
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